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Daniel Ortega acepta negociar a petición de los empresarios

El presidente nicaragüense anuncia que se sentará con la oposición a partir de la semana que viene tras la fuerte presión patronal y de los representantes del Vaticano y de EE UU

Carlos S. Maldonado
Daniel Ortega y Rosario Murillo en una foto de archivo.
Daniel Ortega y Rosario Murillo en una foto de archivo. Alfredo Zuniga (AP)

Tras las peticiones formuladas por las grandes fortunas nicaragüenses el pasado fin de semana, el presidente del país centroamericano, Daniel Ortega, ha accedido este jueves por la noche a sentarse a negociar con la oposición para encontrar una salida a la crisis que sufre Nicaragua desde hace 10 meses, cuando estallaron las manifestaciones que exigen poner punto final a 12 años de Gobierno del exguerrillero. Ortega ha subrayado que están dadas las condiciones para una negociación, mientras que la opositora Alianza Cívica ha anunciado la conformación de un equipo negociador de cara al llamado “diálogo”. Entre los nombres clave en este diálogo destacan los de José Adán Aguerri, presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), y Mario Arana, recién nombrado dirigente de la Cámara de Comercio Americana de Nicaragua (Amcham), ambos representantes de dos de las principales agrupaciones empresariales. Todavía se desconoce quiénes negociarán por parte del Ejecutivo.

Fuentes cercanas a las negociaciones ––que solicitaron el anonimato para no entorpecer el proceso–– aseguraron a EL PAÍS que la decisión se tomó la tarde del sábado después de que Ortega recibiera a tres de los hombres más ricos de Nicaragua, que le pidieron una negociación “rápida, efectiva y creíble”: los empresarios Carlos Pellas, Ramiro Ortiz y Roberto Zamora, con fuertes intereses en el sector agropecuario, financiero y comercial del país y fortunas que, en los casos de Pellas y Ortiz, superan los 1.000 millones de dólares. Las mismas fuentes afirman que a la presión empresarial se ha sumado en las últimas horas una fuerte labor de cabildeo diplomático del representante del Vaticano en Managua, Stanislaw Waldemar Sommertag, y de la Embajada de Estados Unidos en Managua. El lunes, en un discurso pronunciado en Miami, Donald Trump afirmó que “las horas crepusculares del socialismo están llegando” a América Latina. También mencionó que el continente “será libre por primera vez” al caer, como las denominó, las “tiranías” de Venezuela, Nicaragua y Cuba.

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Las fuentes consultadas por este diario en la capital nicaragüense subrayan que los próximos días ambas partes se reunirán para “finiquitar” las condiciones de este diálogo y cursar una invitación a organismos internacionales como la Organización de Estados Americanos (OEA) o la Unión Europea -cuyos representantes han criticado con dureza la deriva autoritaria de Ortega y la brutal represión del régimen contra los manifestantes, que ha dejado 325 muertos- en calidad de observadores. Una de las principales recomendaciones de la CIDH -un órgano "principal y autónomo" de la OEA- para reanudar las negociaciones es la liberación, por parte del régimen de Ortega, de los detenidos en el marco de las manifestaciones. Son, en total, más de 600 personas consideradas “presos políticos”. Las fuentes consultadas aseguran que ese será uno de los primeros puntos a negociar con el Gobierno: “Siempre podemos levantarnos si este tipo de cosas no se resuelven”.

Ortega había expresado su interés de reanudar el diálogo lo antes posible, atento a la crisis venezolana y a lo que pudiera ocurrir este fin de semana en el país sudamericano -aliado del régimen de Managua-, cuando se espera que la oposición presione para que se permita el ingreso al país de la ayuda humanitaria ofrecida por Estados Unidos y rechazada por Nicolás Maduro. “Han sido días tensos”, afirman las fuentes consultadas. El presidente nicaragüense, cada vez más presionado por la esfera internacional y con su principal socio -Caracas- en una situación muy débil, necesita sentarse a negociar una salida a la crisis que dura ya 10 largos meses y que amenaza con hundir su ya de por sí frágil economía.

En las negociaciones, además de los presidentes de las dos principales cámaras empresariales, del lado opositor participarán el académico Carlos Tünnermann, el experto en derecho constitucional José Pallais y Juan Sebastián Chamorro, director ejecutivo de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), un centro de pensamiento ligado al sector privado que ha advertido de las graves consecuencias que tendría para el país una prolongación de crisis política. La Iglesia católica será “garante” de las negociaciones, un papel que ya ocupó en mayo, cuando comenzó el denominado "diálogo nacional", que fracasó un mes después por la intransigencia del régimen al no aceptar ni reformas políticas ni un adelanto electoral.

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Ambas partes discutirán en los próximos días los puntos a negociar en este nuevo intento de diálogo. Ortega, por lo pronto, ya ha impuesto una condición: que no sea televisada, como sí lo fue el diálogo de mayo, cuando un estudiante de 21 años -Lesther Alemán- le exigió su renuncia ante los ojos del mundo.

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Sobre la firma

Carlos S. Maldonado
Redactor de la edición América del diario EL PAÍS. Durante once años se encargó de la cobertura de Nicaragua, desde Managua. Ahora, en la redacción de Ciudad de México, cubre la actualidad de Centroamérica y temas de educación y medio ambiente.

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