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Un puente para unir más a África

Tras 40 años de obstáculos, Senegal y Gambia estrechan lazos con un viaducto. La obra acerca el sueño de un corredor Dakar-Lagos que conecte 11 países

José Naranjo
Inauguración del puente sobre el río Gambia.
Inauguración del puente sobre el río Gambia.EMILIE IOB (AFP)

Senegal se encuentra partido en dos por otro país llamado Gambia, una de esas herencias absurdas del colonialismo. Ambas naciones, que comparten lenguas, etnias y estrechos vínculos familiares, han mantenido desde siempre una turbulenta relación de vecindad llena de desconfianza. Sin embargo, esos tiempos han quedado atrás. Los presidentes de ambos países, Macky Sall y Adama Barrow, han inaugurado este lunes con gran pompa el puente Senegambia, el primer viaducto que cruza el río Gambia y que facilitará la comunicación entre el norte y el sur de Senegal. También supone acercar el sueño de un corredor terrestre que una a las principales ciudades de África occidental entre Dakar y Lagos a través de 11 países.

No ha sido fácil. La idea de construir este puente nació hace más de 40 años, pero las complejas relaciones diplomáticas entre ambos países, sobre todo debido al conflicto independentista de Casamance, lo frenaron una y otra vez. Ya en los años ochenta ambos países trataron de unirse en una federación que no prosperó por los recelos de Banjul a ser absorbido por Dakar. Después, los rebeldes del sur de Senegal que se alzaron en armas en 1982 encontraron a su mejor aliado en la figura del dictador gambiano Yahya Jammeh, quien estuvo en el poder entre 1994 y 2017. Todo ello puso palos en las ruedas del proyecto.

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La obra, realizada en cuatro años por el grupo de empresas hispanolibanés Corsan/Arezki, ha costado unos 75 millones de euros y ha sido financiado por el Banco Africano de Desarrollo (BAD) y el Banco Mundial. “Todas las grandes obras residen primero en nuestros sueños. Y esta es una de ellas”, dijo Sall durante el acto inaugural, en el que tuvo palabras de elogio para su homólogo gambiano. “Hoy acaban cientos de años de dificultades de circulación para senegaleses y gambianos”, dijo Barrow.

Este puente también contribuye a salvar uno de los grandes obstáculos del proyecto de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao) de construir un corredor terrestre entre Dakar y Lagos y que, a su vez, forma parte de la Autopista Transafricana que desarrolla Naciones Unidas y la Unión Africana. El continente avanza cada vez más rápido hacia una mayor integración con iniciativas como la creación de la Zona de Libre Comercio Continental, un gigantesco mercado único sin barreras aduaneras al que se han sumado en 2018 casi todos los países africanos y que debe ser impulsado este año.

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La mejora de las infraestructuras terrestres es parte indisoluble de este proceso de integración regional, de manera especial en una zona que depende excesivamente del transporte por carretera para sus intercambios comerciales y, por tanto, para su seguridad alimentaria, según el Banco Mundial.

Un kilómetro de largo

Hasta ahora, llegar por carretera desde Dakar hasta Ziguinchor, en el sur del país, era una odisea que implicaba rodear toda Gambia en un viaje de hasta doce horas o cruzar el río mediante unas barcazas o el ferri de Banjul. Ahora el mismo viaje será de unas ocho horas y sin escalas, al menos para vehículos ligeros, pues el viaducto no se abrirá a camiones hasta el mes de julio. Por ello son los habitantes de las regiones sureñas los que han recibido con más satisfacción esta nueva infraestructura que mide casi un kilómetro de largo, 20 metros de alto y 12 de ancho y que cuenta con dos carriles de peaje. Las tarifas serán fijadas por ambos países y gestionadas por Gambia.

“Estoy más que contento”, asegura Papis Diedhiou, conductor de una ONG que hace el trayecto entre Dakar y Kolda una o dos veces al mes. “Este puente me va a facilitar la vida, en lugar de tardar un día entero, me va a ahorrar cansancio, tiempo y combustible. ¡Ya tengo ganas de cruzarlo!”, añade. La inauguración del puente también ilustra las excelentes relaciones que mantienen ambos países tras el derrocamiento del dictador gambiano Yahya Jammeh hace dos años. Desde los primeros días, Macky Sall se convirtió en el mejor aliado de Adama Barrow y fue Senegal quien más tropas aportó a la coalición militar de la Cedeao que forzó la salida de Jammeh después de que este perdiera las elecciones y se negara a dejar el poder en enero de 2017. En el periodo de incertidumbre posterior, Barrow se refugió en Dakar y llegó a tomar posesión de su cargo como nuevo presidente de Gambia en esta ciudad.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

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