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La Justicia excluye de las elecciones a los dos grandes opositores en Senegal

La decisión facilita la reelección del presidente Macky Sall para un segundo mandato

José Naranjo
Partidarios de los principales candidatos de la oposición se manifiestan contra el presidente Sall, el pasado día 11 en Dakar.
Partidarios de los principales candidatos de la oposición se manifiestan contra el presidente Sall, el pasado día 11 en Dakar. SEYLLOU (AFP)

El Tribunal Constitucional de Senegal ha excluido este lunes de la carrera presidencial a Karim Wade y Khalifa Sall, los dos principales rivales del actual presidente, Macky Sall, y ha limitado a cinco el total de candidatos para las elecciones previstas para el próximo 24 de febrero. La decisión del alto tribunal obedece a que ambos aspirantes fueron condenados en distintos casos de corrupción y perdieron su derecho al voto durante el tiempo que dura su condena. Esta decisión facilita una posible reelección de Macky Sall para un segundo mandato, a falta de saber cómo se reorganiza la oposición de cara a estos comicios.

Los dos candidatos excluidos aún tienen 48 horas para recurrir la decisión del Tribunal Constitucional, pero sus opciones de estar en las papeletas el próximo 24 de febrero han quedado muy reducidas. Organismos internacionales y asociaciones de defensa de los Derechos Humanos como el Tribunal de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao) y Amnistía Internacional han advertido recientemente de la arbitrariedad de la Justicia senegalesa y de su utilización política para despejar el camino al actual presidente en las próximas elecciones.

Khalifa Sall, ex alcalde de Dakar, diputado nacional y ex miembro del Partido Socialista Senegalés, fue condenado a cinco años de prisión el pasado 2018 por malversación de fondos públicos en un juicio muy polémico que su defensa calificó en todo momento de proceso político. El Tribunal de la Cedeao hizo público un informe el pasado mes de junio en el que aseguraba que los derechos del procesado no habían respetados, en concreto su presunción de inocencia, y que el juicio no había sido justo.

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Por su parte, Karim Wade, hijo del ex presidente Abdoulaye Wade, fue condenado a seis años de cárcel en 2015 por corrupción y enriquecimiento ilícito. Tras ser indultado por el Gobierno senegalés un año más tarde, fijó su residencia en Qatar. Sin embargo, pese a haber sido designado candidato por el principal grupo de oposición, el Partido Democrático Senegalés (PDS), el indulto no supuso la recuperación de su derecho a formar parte del censo electoral y, dado que no puede votar, tampoco puede ser elegido, según establece una reforma constitucional recientemente aprobada por el Gobierno senegalés.

Con un crecimiento económico superior al 5% anual y un bien definido plan para lograr la emergencia, Senegal es una de las democracias más sólidas y estables de África occidental. Sin embargo, la sombra de la tentación totalitaria del actual presidente denunciada por la oposición senegalesa amenaza con alterar la estabilidad del país, al menos durante la próxima campaña. El pasado 15 de agosto, Amnistía Internacional aseguraba que “Senegal debe acabar de inmediato con las maniobras de intimidación y hostigamiento dirigidas contra los líderes de la oposición, así como con las medidas de represión contra los disidentes, acciones que se han incrementado durante la campaña por las elecciones presidenciales de 2019”.

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Así las cosas, Macky Sall parte como claro favorito en las elecciones del próximo mes de febrero, en las que podría renovar al frente de la Jefatura de Estado hasta el año 2024. En la última cita electoral que vivió Senegal, las legislativas de 2017, Benno Bokk Yaakar, la coalición que lidera el actual presidente, obtuvo una amplísima mayoría de 125 diputados de un total de 165 en unos comicios calificados de fraude por la oposición y plagados de problemas logísticos. Sin embargo, hay otros cuatro candidatos en liza que podrían representar una amenaza si alguno de ellos consigue recabar el apoyo de los candidatos de la oposición excluidos de la carrera.

El aspirante más sólido es Ousmane Sonko, de 44 años, el único que representa un verdadero cambio generacional. Su contundencia a la hora de criticar al régimen de Macky Sall, al que acusa de corrupción y mal uso del dinero público, en concreto en la gestión de contratos relativos al petróleo y gas recién descubierto, y su conexión con la diáspora y la juventud urbana inquietan al poder. Presidente de un pequeño y joven partido llamado Patriotas de Senegal por el Trabajo, la Ética y la Fraternidad (PASTEF), su gran debilidad es la carencia de una estructura política sólida.

Los otros tres aspirantes en liza son El Hadji Issa Sall, presidente del islamista Parti de l’Unité et du Rassemblement (PUR), que fue la revelación de las últimas legislativas al conseguir entrar en el Parlamento con tres diputados, el disidente del PDS Madické Niang y, por último, el varias veces candidato y ex primer ministro Idrissa Seck.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

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