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TIERRA DE LOCOS
Columna
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Ser un Macri

Un apellido puede ser una bendición o una condena. Pero pocas veces, como en el caso del presidente argentino, es una cosa y la otra y con tanta intensidad

Ernesto Tenembaum
Franco Macri, padre del presidente Mauricio Macri, en una foto de 2016.
Franco Macri, padre del presidente Mauricio Macri, en una foto de 2016.Telam

Un apellido puede ser, muchas veces, un trampolín, o una mochila pesada, una bendición o una condena. Pero pocas veces, como en el caso del presidente argentino Mauricio Macri, es una cosa y la otra y con tanta intensidad. Una demostración de eso ocurrió el martes cuando un influyente juez convocó a declarar a Franco y a Gianfranco Macri, como sospechosos de haber pagado sobornos para garantizar negocios de la familia. Franco es el padre del presidente y Gianfranco el hermano.

Los Macri son una de las familias más ricas de la Argentina. Han participado de negocios enormes en áreas como la construcción de obras públicas, la recolección de basura, la importación y venta de automóviles, la administración de ferrocarriles o de empresas de correo. Eso le permitió a Mauricio, el hijo de un inmigrante, formarse en un colegio exclusivo y codearse, desde pequeño, con la alcurnia, el poder y la riqueza. En los años noventa, el evento fashion que iniciaba cada año era la recepción a la jet set que los Macri ofrecían en su mansión ubicada en exclusivo balneario de Punta del Este. El dress code: asistir vestido de blanco

Pero esa bendición, se ha transformado en una piedra en el zapato desde que asumió la presidencia. Cuando aún no se había sentado en el sillón, el nombre de varios integrantes de su familia, entre ellos el suyo propio, aparecieron en los célebres Panama Papers. Unos meses después se conoció que sus familiares directos habían aprovechado un decreto firmado por el presidente para blanquear dinero no declarado. No se habían apagado los ecos de ese escándalo cuando se conoció que el Gobierno presidido por Mauricio había condonado una gigantesca deuda que el holding fundado por papá Franco tenía con el Estado.

Franco Macri llegó a la Argentina desde Italia junto a dos hermanos, Antonio y María Pía. El hijo de uno es intendente de un riquísimo distrito cercano a la Buenos Aires y está procesado por la utilización de dinero negro en la compra de un departamento en Miami. El hijo de la otra también está procesado por haber pagado sobornos. Por todo esto, desde que se dedica a la política, Macri ha intentado demostrar que no es un Macri. En sus campañas electorales el apellido no aparece: es, simplemente, Mauricio. Y por eso, sus adversarios, en algún momento han utilizado el eslogan: “Mauricio es Macri”.

El Gobierno argumenta que Mauricio Macri no está involucrado personalmente en ninguno de estos escándalos, que la impunidad se ha terminado en la Argentina gracias a que el presidente no interfiere en la actividad de los jueces, a tal punto que su papá y su hermano son citados a declarar.

Sea como fuere, ser Macri implicó pertenecer a una familia rica y poderosa casi como ninguna otra, y con valores morales un tanto heterodoxos, para decirlo sin faltarle el respeto a nadie.

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La ofensiva judicial sobre la familia Macri es parte de un fenómeno más amplio que afecta hoy a gran parte del poder político y económico de la Argentina. Esta nota se podría haber llamado Ser un Rocca, porque Paolo Rocca, hijo y heredero del principal holding industrial de la Argentina está procesado por haber pagado sobornos. El grupo Techint, que él encabeza, es investigado por temas similares en Brasil y en Italia. O se podría haber llamado Ser un Brito, porque Jorge Brito, titular del principal banco argentino, también está procesado. O, finalmente, Ser un Kirchner porque las megacausas de corrupción que afectan a Macri, Rocca y Brito refieren a hechos en los cuales, del otro lado del mostrador, estaban los Kirchner y sus funcionarios de confianza. De hecho, todos los integrantes vivos de la familia Kirchner tienen serios problemas en la Justicia y en pocas semanas se los verá sentados en el banquillo de los acusados.

Pese a tantos escándalos, las familias Macri y Kirchner, gracias a Mauricio y Cristina, son las que dominan la política argentina desde el 2003. Probablemente ese reinado se extienda hasta 2023, porque los candidatos más fuertes para la elección de octubre del año próximo, serán otra vez Mauricio y Cristina. La democracia argentina cumplió el martes 35 años. Ya hay varias generaciones que no recuerdan haber vivido bajo una dictadura. Nunca hubo tanta libertad durante tanto tiempo. Pero si uno mira lo que ocurre con su dirigencia, aparece su costado más vulnerable, su vergüenza más visible, su desafío más evidente.

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