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Uruguay opta por el pragmatismo ante Jair Bolsonaro

Tabaré Vázquez se muestra más preocupado por la relación económica con Brasil que por las significativas diferencias ideológicas

El presidente uruguayo, Tabaré Vázquez.
El presidente uruguayo, Tabaré Vázquez.EFE
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El presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, está dispuesto a que el teléfono funcione con Jair Bolsonaro y por ello este lunes anunció que lo llamará para felicitarlo por su victoria, después de que el brasileño excluyera a su vecino de una ronda de contactos realizados la semana pasada y que incluyeron a los presidentes de Chile, Paraguay y Argentina. Vázquez también afirmó que asistirá a la toma de posesión del nuevo presidente brasileño si es invitado pero que "cuando se baila, se baila entre dos".

El pragmatismo es la vía elegida por el Gobierno uruguayo, dispuesto a tragarse los reparos de izquierda hacia Bolsonaro, algo que ya había evocado el propio Vázquez después de la primera vuelta electoral, cuando afirmó que le preocupaba más lo comercial que lo filosófico en caso de que el militar brasileño llegara a la presidencia.

Las primeras declaraciones del virtual ministro de Economía del gabinete de Bolsonaro, Paulo Guedes, afirmando que el Mercosur no será una prioridad, fueron recibidas también con prudencia: "Es precautorio esperar que los acontecimientos hablen por sí mismos y no por declaraciones que se hacen a veces fuera de contexto", añadió Vázquez.

En realidad, Mercosur lleva varios años estancado y Uruguay ha optado por algo que Guedes evocó como la política comercial a seguir por su país: la firma de tratados bilaterales por fuera del Mercado del Sur. Así, Uruguay firmó este año 2018 un acuerdo de libre comercio con Chile y avanza en una ambiciosa negociación con China. En cuanto al acuerdo con la Unión Europea, lleva ya tantos años en discusión que ha dejado de formar parte de los cálculos de lo posible y esperable por los gobiernos de la región.

Entenderse desde lo pragmático con Brasil será clave para Uruguay, ya que las exportaciones a ese país pesan más de 800 millones de dólares anuales, muy por debajo de lo que cabría esperar entre vecinos y socios, pero de gran importancia para la economía de un país de 3,4 millones de habitantes.

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En lo filosófico, el Gobierno de Uruguay tratará de ser evasivo porque difícilmente habrá un punto de encuentro: los votos de la coalición de izquierdas en el poder, el Frente Amplio (FA) , sirvieron este mes de octubre para aprobar una ley de protección de la población Trans; este mismo mes también el Gobierno chocó con los militares y a pesar de las tensiones aprobó en el parlamento una reforma de sus pensiones que, a muy largo plazo, termina con un régimen de privilegios establecido durante la dictadura. Todo esto se suma a la legalización de la marihuana, la despenalización del aborto dentro de las 12 semanas y el reconocimiento del matrimonio homosexual, entre otras reformas del Frente Amplio.Bolsonaro y el Gobierno de Uruguay son como el agua y el aceite.

Figuras destacadas del FA, como la vicepresidenta Lucía Topolansky o el expresidente José Mujica, han afirmado públicamente que la elección de Jair Bolsonaro no es una buena noticia para la democracia brasileña. Como partido, el Frente Amplio ha sido más beligerante que el Gobierno, un mensaje que tiene también una lectura interna. A un año de las presidenciales, previstas en octubre de 2019, la elección de Bolsonaro ha obligado a posicionarse a todos los precandidatos de los partidos antes de las internas, que en Uruguay se realizan por voto popular y obligatorio antes de las presidenciales.

Luis Lacalle Pou, candidato favorito del Partido Nacional (centro derecha), recibió la victoria de Bolsonaro con una cita de Palmerston: "Las naciones no tienen ni amigos permanentes, ni enemigos permanentes, tienen intereses permanentes". Desde el Partido Colorado (derecha), otro destacado político, Ernesto Talvi, expresó su deseo de que el nuevo Gobierno de Brasil tenga como prioridad "la integridad de las instituciones, el ejercicio de la tolerancia y el respeto por la dignidad humana". Y el dirigente del Partido Independiente, Pablo Mieres, rechazó las posturas antidemocráticas del presidente electo de Brasil, pero llamó a las autoridades uruguayas a mantener relaciones positivas para proteger los intereses nacionales.

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