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El ‘Aquarius’ pide a Europa un puerto seguro donde desembarcar a 141 rescatados

Los migrantes fueron rescatados el viernes en dos operaciones en aguas internacionales

En vídeo, el Aquarius pide a Europea un puerto seguro para desembarcar a los 141 inmigrantes (ATLAS)
Naiara Galarraga Gortázar
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NGO ship ‘Aquarius’ requests safe European port for 141 rescued migrants

El Aquarius, el primer barco que quedó en un limbo cuando Italia y Malta cerraron sus puertos a las ONG a principios de junio, está de nuevo en una situación similar. Este domingo pidió a los Gobiernos europeos que le asignen “un puerto seguro y lo más cercano posible, como dicta la ley” donde desembarcar a 141 migrantes que salvó en aguas internacionales el viernes. Libia, que coordinó los rescates, informó al barco de que “no puede ofrecerle un lugar seguro” y le ordenó que contactara a otros países, según informaron las ONG que lo operan.

Las 141 personas viajaban desde Libia rumbo a Italia en dos precarias pateras de madera localizadas a la deriva. Un total de 67 de ellos declararon ser menores que hacen la travesía sin compañía de adultos. Y otros seis niños viajan con al menos un progenitor, según los detalles ofrecidos por Médicos Sin Fronteras (MSF) y SOS Méditerranée, que operan el Aquarius. Más de dos tercios de migrantes a bordo proceden de Eritrea, de donde huyen muchísimos varones jóvenes para evitar el reclutamiento forzoso, y de Somalia, uno de los Estados más frágiles del mundo.

El barco humanitario, que afirma que ha mantenido puntualmente informados a los centros de coordinación marítima de Italia, Malta y Túnez y a las autoridades libias pertinentes desde que llegó a la zona de rescate y rastreo frente a Libia, contactó con Roma y con La Valeta para pedirles un puerto seguro. Los malteses respondieron con una negativa, los italianos con silencio. La tripulación mantiene un detallado cuaderno de bitácora público con sus gestiones.

El Aquarius es ahora mismo el único barco de una ONG en la zona donde se concentran las pateras que salen de Libia rumbo a Europa. Hace unos días tomó el relevo del Open Arms, que en julio y agosto ha hecho tres rescates que han culminado en España.

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El Gobierno de Pedro Sánchez es el único europeo que ha aceptado sin pegas migrantes salvados en alta mar desde que el ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, vetó los barcos de las ONG en sus puertos en un intento de forzar a sus socios de la UE a que acepten un reparto de los rescatados. Abrió sus puertas pese a que la constante llegada de pateras a las costas españolas la ha colocado como la gran puerta de entrada por mar a la UE.

Los migrantes rescatados han asegurado que, “antes de ser rescatados por el Aquarius, se cruzaron con cinco barcos que no les ofrecieron ayuda”, según relatan los humanitarios del barco. Añaden que “parece que está en juego incluso el principio de ayudar a quien está en peligro en el mar”, añaden. Precisamente para que ningún capitán que se tope con una patera tenga la más mínima duda o tentación, la ONU y diversas ONG (incluidas Human Rights Watch y Amnistía Internacional) coinciden en reclamar más medios de rescate frente a Libia, además de “un sistema claro y predecible de desembarco”.

El comisario de Inmigración, el griego Dimitris Avramopoulos, asegura que la Comisión Europea está trabajando “para ampliar la cooperación en las tareas de rastreo y rescate” y colabora también con “los Estados miembros, la OIM [Organización Internacional para las Migraciones] y Acnur para desarrollar un sistema de desembarco seguro y predecible, y mejorar la colaboración entre ambas orillas del Mediterráneo”.

Sánchez y la canciller alemana, Angela Merkel, se han reunido este fin de semana en Doñana para forjar un frente político con Francia y Portugal que plantee un reparto menos desigual de los inmigrantes y refugiados.

España ha recibido a los 630 rescatados por el Aquarius y a los socorridos por el Open Arms (primero 60, luego la náufraga camerunesa Josefa, localizada junto a los cadáveres de una mujer y un niño, y 87 que arribaron el jueves). Las dificultades para las ONG se multiplican incluso en España. Los desembarcos previos fueron en puertos más cercanos, en Barcelona, Mallorca y Valencia, y en esta ocasión el Open Arms ha quedado retenido en el puerto andaluz de Algeciras después de que Capitanía marítima le ordenara el viernes regresar sin darle motivo, una hora después de zarpar rumbo a Barcelona, explica una portavoz de la ONG. El resto de los barcos están confiscados cautelarmente o no tienen permiso para zarpar.

El Aquarius se queja de que en los últimos días los libios, cuyo centro de coordinación de rescates se encuentra en un barco italiano atracado en Trípoli, habían hecho caso omiso de su presencia estos días. Ese centro “no informó al Aquarius de barcos en peligro de los que tenían noticias, pese a que estábamos en la zona y habíamos ofrecido nuestra ayuda”, declaró Aloys Vimard, coordinador de Médicos Sin Fronteras (MSF) a bordo.

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Sobre la firma

Naiara Galarraga Gortázar
Es corresponsal de EL PAÍS en Brasil. Antes fue subjefa de la sección de Internacional, corresponsal de Migraciones, y enviada especial. Trabajó en las redacciones de Madrid, Bilbao y México. En un intervalo de su carrera en el diario, fue corresponsal en Jerusalén para Cuatro/CNN+. Es licenciada y máster en Periodismo (EL PAÍS/UAM).

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