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Una plaza contra el olvido en Bélgica para el libertador del Congo

Bruselas cede a las presiones de las asociaciones y da por primera vez a una plaza el nombre del líder anticolonialista Patrice Lumumba, asesinado en 1961 a los 35 años con ayuda de agentes belgas

El alcalde inaugura la plaza con el nombre de Lumumba en Bruselas, el sábado 30 de junio.
El alcalde inaugura la plaza con el nombre de Lumumba en Bruselas, el sábado 30 de junio.NICOLAS MAETERLINCK (AFP)

"Hay un chico nuevo en la ciudad", dice feliz Philip Buyck. Durante los últimos 13 años, este filólogo belga, dueño de una inmensa biblioteca sobre la colonización del Congo, ha colocado en numerosas ocasiones en una plaza de Matongé —el barrio africano de Bruselas— una placa con el nombre de Patrice Lumumba. Héroe de la independencia de dicho país, fue asesinado en circunstancias poco claras en 1961, cuando solo contaba 35 años y hacía unos meses que había dejado su breve cargo como jefe del primer gobierno independiente del Congo.

Junto a varias organizaciones, Buyck no ha cejado desde entonces en su empeño por conseguir que Lumumba tuviera un reconocimiento en el callejero, al que el Ayuntamiento se oponía repetidamente. El asunto pasó a convertirse en una especie de juego del gato y el ratón: colocaban la falsa placa en la plaza. Y tiempo después las autoridades la retiraban, no siempre con celeridad: en una ocasión llegó a durar más de cuatro meses.

El líder independentista, en cuyo asesinato participaron agentes belgas, tiene para sus seguidores un lugar en el olimpo de los inmortales

La persecución policial se puede dar por zanjada. Bélgica ha tardado más de medio siglo en preocuparse por lanzar gestos con los que restañar una de las heridas más profundas de su historia. Desde hace dos semanas, por primera vez en Bruselas, Patrice Lumumba tiene su propia plaza de manera oficial. El Ayuntamiento socialista aprobó darle su nombre por unanimidad, y fijó la simbólica fecha del 30 de junio, día del 58 aniversario de la independencia del Congo, para inaugurarla justo a la entrada del barrio. Buyck agradece los honores, pero desconfía de su sinceridad. "En unos meses son las elecciones municipales. Quieren atraer a los votantes africanos".

Philip Buyck en la biblioteca Lumumba de Bruselas.
Philip Buyck en la biblioteca Lumumba de Bruselas.Delmi Álvarez

La ceremonia empezó pasado el mediodía de la jornada más calurosa del año hasta la fecha, con el termómetro marcando casi 30 grados. Una orquesta de nueve hombres, cuatro de origen africano y cinco europeo, tocan trompetas y tambores abriendo una procesión de apenas medio centenar de personas en la que se mezclan congoleños de nacimiento u origen y defensores de reparar las injusticias del pasado colonial. Jeroen Robbe, flamenco de 30 años, ha venido de Gante solo para la ocasión. Lleva una camiseta con una foto de Lumumba y la fecha incompleta de su muerte. En lugar del año de fallecimiento, aparece el símbolo del infinito (∞). El líder independentista, en cuyo asesinato participaron agentes belgas, tiene para sus seguidores un lugar en el olimpo de los inmortales. "Bélgica ha hecho mucho daño durante la colonización. Aquí se quiere olvidar esa época de la historia, pero hay que recordar lo que ocurrió", afirma el joven.

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Lo que ocurrió, a grandes rasgos, fue la muerte de varios millones de congoleños —su número exacto es objeto de discusión entre historiadores— bajo el mandato del rey Leopoldo II, entre 1885 y 1908. Las causas fueron las mutilaciones, ejecuciones, enfermedades y desnutrición que sufrieron mientras realizaban trabajos forzados para entregar las cuotas de caucho que se les exigían.

Pero la marcha de aquel fin de semana de finales de junio no tuvo tintes fúnebres, sino festivos. Cuatro hombres empujaban un carro con ruedas con una escultura de Lumumba. Hubo bailes. Turistas tomando fotos. Tráfico cortado. Y por fin la plaza, donde casi medio millar de personas concentradas escucharon solemnes discursos que celebran la recién reparada injusticia histórica. 

Descorrida la cortinilla por el alcalde Philippe Close, el rectángulo de fondo azul y letras blancas con el nombre de la plaza se convierte de inmediato en reclamo fotográfico. Para Roland Lumumba, de 60 años, es algo más. Es uno de los cinco hijos del dirigente africano, del que no guarda ningún recuerdo porque fue asesinado cuando él tenía solo tres años. "Es un día histórico. Hemos reconocido el valor del combate de Lumumba después de tantos años. Espero que marque el comienzo de una nueva relación entre el Congo y Bélgica", dice en la plaza de su padre. 

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Sobre la firma

Álvaro Sánchez
Redactor de Economía. Ha sido corresponsal de EL PAÍS en Bruselas y colaborador de la Cadena SER en la capital comunitaria. Antes pasó por el diario mexicano El Mundo y medios locales como el Diario de Cádiz. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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