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“La paz con las FARC no es el espejo ideal para atraer al ELN a la vía civil”

El colombiano Darío Villamizar, exguerrillero del M-19, considera necesario acelerar la puesta en marcha de los acuerdos de paz con la antigua guerrilla para animar a más excombatientes a soltar las armas

Darío Villamizar en la presentación de su libro en la sede social de Podemos en Madrid, La Morada.
Darío Villamizar en la presentación de su libro en la sede social de Podemos en Madrid, La Morada.Beatriz Herranz

Darío Villamizar (Bogotá, 1954) dejó las armas hace 27 años. Durante 14, este colombiano militó en la guerrilla Movimiento 19 de abril (M-19), hasta su desmovilización en 1990. A este mismo grupo armado perteneció el candidato en las presidenciales de este domingo, Gustavo Petro, de la plataforma Colombia Humana. Villamizar es ahora politólogo, escritor, asesor en reincorporación de excombatientes de la ONU, miembro del Latin American Studies Association (Lasa) y del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso).

El exguerrillero se muestra preocupado por los retrocesos que pueda haber en el desarrollo del proceso de paz entre las FARC —antiguas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, y ahora Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común— y el Gobierno de Juan Manuel Santos en caso de que llegue Iván Duque al poder, el candidato uribista que quiere modificar el acuerdo. El proceso de negociación con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), que califica de “lento”, es para él otro asunto fundamental. Villamizar viajó a Madrid y Barcelona la semana pasada para presentar su libro Las Guerrillas en Colombia. Una historia desde los orígenes hasta los confines (editorial Debate 2017).

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Pregunta. Iván Duque, candidato del Centro Democrático, se impuso en la primera vuelta de las elecciones celebradas este domingo con cerca del 40% de los votos, ¿en caso de que ganara habría un retroceso en lo ya logrado en el proceso de paz entre las FARC y el Gobierno colombiano?

Respuesta. Indudablemente. Duque lo que ha dicho es que lo va a reformar. ¿Qué significa eso? Todavía no sabemos, pero yo creo que el acuerdo entre Gobierno y FARC es un acuerdo bien tejido, en el que se demoraron en negociar aproximadamente cuatro años y medio, uno de los acuerdos más profundos en los procesos de culminación de conflictos políticos armados.

P. Gustavo Petro logró el 25% de los votos en la primera vuelta de las elecciones, ¿en caso de que ganara se podría avanzar?

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R. Sí, la idea es que el candidato Petro pueda profundizar y agilizar mucho la implementación del acuerdo que es lo que se necesita y lo que muchos están reclamando en este momento. Quienes hemos estado atentos al desarrollo de estos acuerdos creemos que a estas alturas, después de 18 meses, ya es hora de que se hubieran resuelto temas muy importantes como, por ejemplo, el de la reforma política, el de la reincorporación de los excombatientes.

P. ¿Si no avanza el proceso de paz los que han depuesto las armas podrían volver a ellas?

R. Sí, pero no como organización, sino individualmente, como ha venido ocurriendo, algunos exmiembros han regresado a actividades ilegales porque el Estado no les cumple. El General Alberto José Mejía Ferrero señaló que 1.200 excombatientes habían regresado a actividades ilegales y eso es bastante peligroso. 

El Obervatorio de Seguimiento al acuerdo determinó en enero que solo se ha avanzado en un 18,3% de lo suscrito en el acuerdo. Los expresidentes de España y de Uruguay, Felipe González y José Mujica forman parte de la comisión que revisa periódicamente cómo se está aplicando el documento resultado de los diálogos de La Habana. Las FARC había pedido entonces al presidente Santos que agilizara los procesos de reincorporación política, económica y social de los excombatientes, y la titulación de tierras para proyectos productivos.

P. El Gobierno ha intentado infructuosamente de momento seguir el mismo camino del diálogo con el ELN. Las actividades delictivas de miembros aislados de este grupo llevó a Ecuador a dejar de auspiciar las conversaciones de paz. ¿Cómo calificaría el proceso?

R. Yo diría que ha sido un proceso accidentado. Quizá haber reinstalado la mesa ahora en La Habana ayude mucho, hay mejores condiciones [que en Quito], Cuba ofrece garantías al ELN pero también ofrece garantías al Gobierno, hay más tranquilidad.

P. ¿Qué hace falta para que marche bien el proceso con el ELN?

R. La situación con las FARC no es el espejo ideal para atraer al ELN a la vía civil. La paz que hoy se está construyendo con las FARC es bastante precaria. Aunque el proceso con el ELN tiene su propia agenda hay temores de que con las FARC no esté marchando bien y eso afecta la negociación.

P. ¿Sirvió de algo haber militado en el M-19?

R. El M-19 fue una guerrilla que innovó en términos políticos, en primer lugar porque no era una guerrilla que se asumiera como marxista sino una más nacionalista, que colocó el norte de sus objetivos en la ampliación de la democracia, eso fue su gran contribución.

P. ¿De qué se arrepiente?

R. Hubo ‘operaciones militares’ complejas, difíciles, como la toma del Palacio de Justicia, donde murieron magistrados, políticos, guerrilleros y soldados. Eso no debió ocurrir. Pero son circunstancias que ocurren en un determinado momento, había una convicción de que debía hacerse. El paso del tiempo y la maduración de nosotros como individuos, pero también como organización, nos dice “mire eso no debió ocurrir”.

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