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La Eurocámara carga contra la opacidad en la elección del ‘número dos’ de Juncker

La comisión de Presupuestos investigará el nombramiento del alemán Martin Selmayr

Álvaro Sánchez
El nuevo secretario general de la Comisión Europea, Martin Selmayr.
El nuevo secretario general de la Comisión Europea, Martin Selmayr.OLIVIER HOSLET (EFE)

Las primeras dos semanas de Martin Selmayr en su nuevo trabajo están siendo de todo menos plácidas. El flamante secretario general de la Comisión Europea lidia con las sospechas que rodean su ascenso a los mandos de la maquinaria burocrática de la UE, un mastodonte de 32.000 funcionarios. La opacidad del rápido proceso que ha llevado al alemán desde su puesto de jefe de gabinete del presidente Juncker a su nuevo cargo ha sido duramente criticada este lunes en la Eurocámara. De las palabras se pasará a los hechos: el Parlamento Europeo ha anunciado la apertura de una investigación por parte de la comisión de Presupuestos para determinar si hubo alguna irregularidad.

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En el examen ante los europarlamentarios, el comisario de Recursos Humanos, Günther Oettinger, ha defendido el nombramiento de su compatriota como el funcionario comunitario de más alto rango en dos vertientes: el procedimiento cumple con el reglamento y Selmayr era el más apto para asumir la posición de número dos de Juncker. "Tiene experiencia en cargos clave. Es un excelente jurista. Tiene un gran talento comunicador. Tiene actitud. Está cualificado perfectamente", alabó. La Comisión insiste en que su vertiginosa escalada —fue nombrado vice secretario general y solo segundos después secretario general tras la retirada de su antecesor— responde a criterios objetivos, y no ha sido el pago a los servicios prestados a Juncker como jefe de gabinete.

Su alegato no ha convencido a los eurodiputados. La designación de Selmayr ha dado pie a una cascada de descalificaciones desde casi todos los grupos políticos. Escandaloso. Fraudulento. Arbitrario. La bancada popular, la formación a la que pertenece Selmayr, fue la más suave. Lamentaron que la mera celebración del debate daña a la UE por alimentar el discurso contra las élites que se nutre del mito de los eurócratas que toman decisiones a puerta cerrada, pero se sumaron al clamor de que es necesaria más transparencia. Los socialistas compartieron el diagnóstico: creen que en tiempos del Brexit, dar la sensación de que los cargos se entregan a dedo solo contribuye al descrédito del proyecto europeo. Desde filas liberales pidieron una rectificación. "Esto destruye la credibilidad de la UE como abanderada de la transparencia y la rendición de cuentas".

La personalidad de Selmayr (Bonn,1970), acompañada de una aureola de poder en la sombra por su condición de inseparable del presidente Juncker en los últimos tiempos, ha contribuido a agrandar la polémica. Hasta hace pocos días solo era conocido en la burbuja de Bruselas, donde es considerado brillante y a la vez controvertido. Los miembros de la Cámara más eurófobos aprovecharon el discutible procedimiento de su elección para atacar sin contemplaciones. "El burócrata favorito de Juncker se ha convertido ahora en el burócrata más poderoso del mundo. Menos mal que nos vamos de la Unión Europea", soltó el eurodiputado del UKIP Nigel Farage.

Los parlamentarios acusaron a Oettinger de despreciar sus argumentos y criticaron la ausencia de Juncker para dar explicaciones. También se refirieron al creciente poder alemán en el seno de la UE, donde junto al nombramiento de Selmayr y la posible presidencia del BCE, están en manos germanas sillas clave como los secretarios generales del Servicio Exterior y el Parlamento, y las jefaturas del BEI, el Mecanismo de rescate, y la Junta de resolución de bancos. En medio del aluvión de reproches, el comisario Oettinger entró al trapo: indicó que por población, Alemania tiene una representatividad inferior a la que le correspondería en el Parlamento o en el colegio de comisarios, donde cada país tiene uno independientemente de su número de habitantes. Y contraatacó afirmando que la nominación de Selmayr para el cargo ha sido más democrática y transparente que la de un ministro en cualquier Gobierno de un país de la UE.

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Sobre la firma

Álvaro Sánchez
Redactor de Economía. Ha sido corresponsal de EL PAÍS en Bruselas y colaborador de la Cadena SER en la capital comunitaria. Antes pasó por el diario mexicano El Mundo y medios locales como el Diario de Cádiz. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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