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Tribuna
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México: no hay seguridad sin prevención

Cualquiera que aspire a gobernar nuestro país debe priorizar los recursos y modificar la estrategia hacía la seguridad humana

Eunice Rendón

La inseguridad angustia a los mexicanos a lo ancho y largo del país. Con más de 25.000 homicidios dolosos, 2017 es considerado el año más violento en las últimas dos décadas. Preocupa la dispersión del crimen, la falta de estado de derecho, el involucramiento de menores cada vez más pequeños en el fenómeno delictivo, la corrupción, la victimización, la impunidad, un sistema penitenciario que no reinserta, la ausencia de capacidades locales en materia de seguridad, la descoordinación y la falta de visión integral del problema. Tras dos sexenios en los que la seguridad ha sido el talón de Aquiles y a pesar de un aumento de casi 20 veces en los presupuestos asignados a este tipo de tareas, que por cierto, bajo la justificación de ser asuntos de confidencialidad y riesgo, no se transparentan, no hay nada nuevo bajo el sol. Es el enfoque bélico el que se ha priorizado, poco se ha hecho por ir a las causas sociales y estructurales del crimen. Por ello, cualquiera que aspire a gobernar nuestro país y espere resultados diferentes y efectivos, debe priorizar los recursos y modificar la estrategia hacía la seguridad humana.

Entre las normativas y precampañas, poco han dicho los candidatos al respecto. Andrés Manuel López Obrador generó polémica con la amnistía para criminales, difícil de hacerse efectiva a largo plazo, como lo demuestran otras experiencias. También, propone reuniones diarias, un gabinete de seguridad, la Guardia Nacional, el mando único y confía en que la honestidad se transmitirá en automático del mandatario al resto de los funcionarios, aunque sabemos que se necesitan blindajes institucionales para lograr la transparencia y rendición de cuentas que nuestro país requiere. Propone apoyo a ninis, interesante enfoque poblacional en materia de prevención ya que es efectivamente considerando a estas y otras juventudes en riesgo como el problema disminuirá. Sin embargo, se debe ir más allá de lo asistencial y abonar en su inclusión, brindando alternativas económicas y sociales en la legalidad para aquellos que más acceso les ha faltado y más factores de riesgo presentan. Tanto López Obrador como Ricardo Anaya urgen a rearmar la Secretaría de Seguridad Pública. Más allá de la figura, lo importante es contar con un sistema de seguridad integral, con todos los pilares, recursos, responsabilidades y mando, bajo un mismo ente coordinador, lo que hoy no sucede. Pero tampoco debemos olvidar la burocrática estructura de la antigua SSP, así que pensar en mecanismos de eficiencia y ahorro, es deseable. Además, existe la urgencia de fortalecer las estrategias a nivel local, aumentado la corresponsabilidad con los Estados, hoy únicamente invierten en promedio entre el 4% y el 7% de sus presupuestos, dependiendo así, en gran medida de la federación y ahora también, de los militares.

Anaya propone una reingeniería del sistema de seguridad pública, el mando mixto y más inteligencia y uso de tecnología pero muy poco ha señalado, lo que desde la tarea preventiva y social está dispuesto a apostarle. Meade, a pesar de contar con una amplia trayectoria pública, al enarbolar al PRI y ser vocero del presidente, Enrique Peña Nieto en temas como la Ley de Seguridad Interior, es el que más difícil la tiene. Es interesante la propuesta de atacar al narcotráfico y crimen a partir de sus recursos, sin embargo, resulta fundamental conocer el detalle y el uso que se dará a lo incautado.

A pesar de que en sus plataformas mencionan la prevención, llama la atención la ausencia del tema en los discursos. Falta escuchar una perspectiva humana e integral de la seguridad. Una visión que entienda que la violencia y el delito son fenómenos multicausales. Disuadirlos mediante esquemas punitivos y de reacción es tan importante como trabajar las causas y prevenir los factores sociales que los promueven. Se trata de poner en marcha políticas incluyentes, alternativas productivas, de desarrollo social, educativo y urbano a la medida en los lugares y poblaciones que conjugan el mayor número de factores de riesgo, especialmente a nuestros jóvenes que son víctimas y victimarios de la violencia, siendo el homicidio la primera causa de muerte de 15 a 29 años. Para ello, herramientas como la Ecopred realizada por el Inegi para entender las dinámicas y causas de riesgo de nuestras juventudes, serán fundamentales. México se encuentra ávido de una política de seguridad diferente, integradora, incluyente, participativa, sin lugar a la improvisación. Para lograrla, mucho se tiene que cambiar, pero sobre todo, se debe entender que no habrá seguridad sin prevención.

Eunice Rendón es experta en seguridad y migración

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