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Trump dice que los colegios estarían seguros con profesores armados y con entrenamiento militar

El presidente también defiende incorporar más datos sobre salud mental de los compradores de armas y subir la edad mínima para adquirir rifles

Las notas de Trump durante la reunión este miércoles con los padres víctimas y supervivientes de tiroteos. En quinto lugar pone: "Os oigo".Foto: atlas | Vídeo: Carolyn Kaster

La receta de Donald Trump es clara: tener más armas es lo que evitaría matanzas como la de la semana pasada en una escuela de Florida. El presidente estadounidense defendió este jueves que un grupo de profesores, con un entrenamiento especial, pueda ir armado en los colegios y abogó por aumentar de 18 a 21 años la edad mínima para adquirir un rifle y analizar mejor el estado psicológico de los compradores de armas. Pero en su intento de tomar la iniciativa ante la epidemia de violencia armada en EE UU, Trump descarta medidas drásticas, como la prohibición de venta de determinados fusiles. Y cualquier reforma depende de la aprobación del Congreso.

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Lo ocurrido el 14 de febrero en la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas de Parkland (Florida) ha impactado a Trump. Tras la muerte de 17 personas a manos de Nikolas Cruz, un exestudiante de 19 años, el presidente ha decidido pasar a la acción. Las consecuencias son inciertas, sobre todo dado el carácter imprevisible de Trump y el rechazo hasta ahora de los republicanos, que son mayoría en el Capitolio, a cualquier restricción al derecho constitucional a portar armas, que consideran un principio sagrado.

Pero algo se mueve. Trump parece decidido a utilizar esta crisis para venderse como un gestor efectivo pese a su defensa de las armas y del lobby armamentístico. “Soy el mayor creyente en la Segunda Enmienda”, dijo este jueves sobre el artículo de la Constitución que avala el uso de fusiles. “Creo que estamos logrando muchos progresos”, agregó en una reunión sobre seguridad escolar con políticos.

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La violencia armada hace de EE UU una anomalía en el mundo desarrollado. Se calcula que cada día mueren 93 personas por disparos y que hay casi el mismo número de armas privadas que ciudadanos.

Inicialmente, tras el tiroteo de Florida, el republicano articuló un mensaje de condolencia sin mención alguna a un mayor control a las armas de fuego. Sus palabras fueron muy similares a las pronunciadas en noviembre tras la muerte de 26 personas en un tiroteo en una iglesia en Texas y en octubre tras la peor masacre por armas de fuego de la historia de EE UU cuando 58 personas fallecieron en un concierto en Las Vegas.

El martes, sin embargo, el guion cambió. Trump propuso por primera vez como mandatario imponer tímidas restricciones a la compraventa de armas. Tras pasar el fin de semana en Florida, incluida una visita a supervivientes del tiroteo en la escuela, firmó un memorando en que insta a su fiscal general a proponer una norma que prohíba la venta de piezas que convierten un rifle semiautomático en automático y lo hacen por tanto más letal, como una ametralladora. Ese trucaje se utilizó en la masacre de Las Vegas.

La última reforma es de 2007

El último cambio legal significativo en el control de armas en todo EE UU es de 2007, cuando se amplió la prohibición de venta a personas con trastornos y delincuentes. Las mayores restricciones en los últimos años las han impulsado los Estados. Entre 1994 y 2004 estuvo prohibida la venta de rifles semiautomáticos, como el AR-15.

En un primer momento, la muerte en 2012 de 20 niños y seis adultos en una escuela de Connecticut pareció un punto de inflexión en el enquistado debate sobre las armas. El entonces presidente, el demócrata Barack Obama, propuso extender el control de antecedentes, prohibir los rifles de asalto y limitar el número de balas. Pero no logró los votos suficientes en el Congreso. Tampoco cambió nada la matanza en 2016 de 49 personas en una discoteca de Orlando ni la muerte de otras 58 personas en Las Vegas en 2017.

El miércoles, Trump dio un paso más. Celebró en la Casa Blanca una reunión con supervivientes de tiroteos en escuelas, incluida la de Florida. Fue una “sesión de escucha” muy calculada y a la que no acudieron algunos de los estudiantes de Parkland que reclaman en manifestaciones prohibir el rifle militar AR-15 empuñado por Cruz y que estuvo vetado entre 1994 y 2004. Pero Trump decidió que todo el encuentro, de más de una hora, fuera retransmitido por televisión, lo que permitió verle respondiendo a padres que habían perdido a sus hijos en una emotiva catarsis colectiva.

“Estoy enfadado. No voy a volver a ver a mi hija nunca más. No está aquí. Esto ahora no va de leyes sobre armas. Arreglemos primero los colegios. Unámonos con el presidente y arreglemos los colegios”, dijo Andrew Pollack, padre de una de las 14 estudiantes asesinadas en Florida.

Fue en esa reunión donde Trump aprovechó la recomendación del padre de una superviviente de ese colegio para reclamar que haya profesores armados con el pretexto de que puedan neutralizar a un hipotético tirador en los minutos fatídicos en que tarda en llegar el personal de emergencia.

En cambio, el mandatario no respaldó en público las reclamaciones de varios asistentes de dificultar la venta de pistolas y rifles. “Me desperté con la noticia de que mi mejor amigo había muerto y no entiendo cómo yo aún puedo ir a una tienda a comprar un arma de guerra. Un rifle de asalto. ¿Cómo es tan fácil para mí comprar este tipo de arma? ¿Por qué no paramos esto después de Columbine [matanza de 1999]? ¿Después de Sandy Hook [en 2012]”, clamó entre lágrimas Samuel Zeif, alumno de 18 años de Parkland. “Defiendo la Segunda Enmienda, el derecho a defenderse, pero esas son armas de guerra, no para defenderse”, recalcó.

Trump ahondó este jueves en la idea de armar a los maestros, que quizá evite matanzas pero corre el riesgo de convertir las escuelas en espacios militarizados y bunkerizados. En una serie de mensajes en Twitter, aseguró que hasta un 20% de los profesores, con “experiencia militar o de entrenamiento especial”, podrían llevar consigo una pistola escondida para poder “disparar inmediatamente si un loco salvaje entrara a un colegio con malas intenciones”. “Los profesores altamente entrenados también supondrían una disuasión para los cobardes que hacen esto. Habría muchos más activos a un coste mucho menor que guardas [de seguridad]. Una zona escolar sin armas es un imán para gente mala. ¡Los ataques terminarían!”, escribió.

La propuesta, que incluiría una compensación extra para esos maestros, fue respaldada por la poderosa Asociación Nacional del Rifle, que no apoya elevar la edad mínima de compra de rifles. Sin embargo, la iniciativa fue censurada por grupos de padres y profesores. “Traer más armas a las escuelas no hace nada para proteger a nuestros alumnos y educadores de la violencia armada”, alegó la Asociación Nacional de Educación. La Federación Americana de Profesores lamentó la “carrera de armas” y los esfuerzos para “convertir las escuelas en fortines militarizados al armar a maestros”.

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