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La Policía israelí acusa a Netanyahu en dos casos de corrupción y cohecho

Los investigadores recomiendan imputar por cohecho al primer ministro, quien anuncia que va seguir en el cargo

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, este domingo en Jerusalén.Vídeo: RONEN ZVULUN (REUTERS) / REUTERS-QUALITY
Juan Carlos Sanz

La brigada antifraude de la policía israelí acusó formalmente este martes de corrupción al primer ministro Benjamín Netanyahu, de 68 años. Los policías, que llevan cerca de dos años investigando al mandatario y a su entorno y que le han interrogado en seis ocasiones, recomiendan a la fiscalía que sea imputado por cohecho, al haberse embolsado un millón de shequels (unos 250.000 euros) en regalos multimillonarios, y por conflicto de intereses por sus tratos con el dueño de un grupo de medios de comunicación. Netanyahu, que parecía esperar el anuncio policial desde la semana pasada, negó haber sido sobornado y anunció que seguirá en el cargo.

“La policía concluyó que existen suficientes pruebas contra el primer ministro para inculparle por haber aceptado sobornos, por fraude y por abuso de confianza”, indicó un comunicado oficial de los servicios policiales. En Israel es habitual que los agentes hagan públicas sus conclusiones y sus recomendaciones de imputación antes de trasladarlas a la Fiscalía General y a la magistratura, que son quienes finalmente formulan las acusaciones y el procesamiento, si ha lugar. En un 60% de los casos, la justicia no sigue las propuestas de imputación policiales, según recordaba este martes la prensa israelí.

“Esas recomendaciones no tienen valor jurídico en ningún país democrático”, declaró Netanyahu en televisión. “Voy a seguir liderando Israel con responsabilidad y compromiso”, proclamó el primer ministro, quien durante el curso de las investigaciones e interrogatorios ha repetido como un mantra, que “no habrá nada, porque nunca hubo nada”, para dar a entender que las pesquisas tienen escasa consistencia.

Sin obligación de dimitir

La ministra de Justicia, Ayelet Shaked, aseguró que el primer ministro no está obligado legalmente a dimitir tras la acusación policial. El Tribunal Supremo israelí había rechazado el lunes una petición de partidarios del primer ministro para que se prohibiese a la policía recomendar imputaciones contra altos cargos, informa la agencia Efe. El alto tribunal dijo no haber hallado razones legales para “interferir en los actos policiales”. Netanyahu se encontraba reunido anoche con sus abogados para preparar su estrategia de defensa.

El Lahav 433, la unidad contra el crimen organizado de la policía de Israel equivalente al FBI, ha estrechado a lo largo de 2017 el cerco en torno a los dos casos de corrupción en los que involucra a Netanyahu, que se halla al frente del Gobierno desde 2009.

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La policía actúa en Israel con notable independencia. A causa de sus investigaciones, fue encarcelado durante cinco años el antiguo presidente del Estado hebreo Moshe Katsav, condenado en 2010 por violación y agresiones sexuales. Las pesquisas también contribuyeron a mantener entre rejas durante más de 14 meses al exjefe de Gobierno Ehud Olmert, declarado culpable de delitos de corrupción inmobiliaria por sentencia firme en 2016, y que tuvo que renunciar al cargo en 2009.

La sombra de tres escándalos en el poder

Los expedientes policiales en los que se considera sospechoso a Benjamín Netanyahu se cuentan de mil en mil. El llamado caso 1.000 está centrado en la entrega de regalos del magnate Arnon Milchan, como puros habanos Cohiba. El denominado caso 2.000 hace referencia a las componendas de Netanyahu con Noni Mozes, editor del Yedioth Ahronoth, el diario de mayor circulación, para que favoreciera sus intereses políticos. Existe un caso 3.000 por el cobro de comisiones en la adquisición para la Armada de submarinos a la compañía alemana Thyssen Krupp, en el que Netanyahu aún no ha sido involucrado.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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