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Se buscan mujeres y jóvenes para el nuevo Gobierno alemán

Las mujeres del partido de Merkel piden mayor presencia en el nuevo Gobierno alemán

La política de la CSU Ilse Aigner llega a  la sede de SPD, donde discuten la configuración del nuevo gobierno alemán, este viernes
La política de la CSU Ilse Aigner llega a la sede de SPD, donde discuten la configuración del nuevo gobierno alemán, este viernesJOHN MACDOUGALL (AFP)

Los grandes partidos alemanes llevan una semana encerrados pactando la letra pequeña del programa con el que la canciller, Angela Merkel, deberá gobernar Alemania los próximos cuatro años. Pero más allá de políticas concretas, en los despachos, en los pasillos del Bundestag y también en la prensa se multiplican las quinielas sobre el reparto de carteras en la próxima gran coalición alemana. Las mujeres del bloque conservador de la canciller piden paso en un Ejecutivo, al que además le salen canas.

La presidenta del grupo de Mujeres de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) ha defendido que en el próximo Gobierno alemán haya al menos un 50% de mujeres ministras. Esa fue una promesa que Merkel hizo en verano, en pleno fragor de la campaña electoral. “Algo por lo que merece la pena luchar”, dijo en agosto en una entrevista con jóvenes youtubers. Ahora, se lo ha recordado públicamente la presidenta del grupo de mujeres de la Unión.

“Si [Merkel] hace un anuncio como ese, está claro que lo hace con la idea de que va a ser posible, al menos entre la parte de la coalición que atañe a la CDU”, ha dicho Annette Widmann-Mauz, al Südwest Presse y al Märkische Oderzeitung. La agrupación a la que representa esta destacada política de la Unión, que suena como ministrable, reúne a unas 110.000 afiliadas del partido, según explica una portavoz en su sede de Berlín.

Krüger-Pöppelwiehe, jefa del grupo de mujeres de la Unión en Baja Sajonia, defiende en una entrevista con este diario que el problema en Alemania es la falta de una base legal que impulse la igualdad en la política. “Tenemos una buena canciller y muy buenas políticas, pero pocas en posiciones de mando”. Krüger-Pöppelwiehe defiende una ley para establecer la paridad en el Parlamento alemán, porque cree que solo así acabarán teniendo gobiernos en los que haya tantos hombres como mujeres. Cree además que debería implantarse una cuota en su partido, la CDU, porque “las medidas voluntarias no funcionan. Los hombres se resisten a perder el poder y por eso no les gustan las cuotas”. Respecto al Ejecutivo federal, cree que la paridad es un objetivo claro, pero que sería un error imponerla a través de cuotas.

En el actual Gobierno alemán hay 14 ministros, de los cuales seis son mujeres, además de la canciller. Eso representa un total del 42% de presencia femenina. Pero si quitamos los ministros que pertenecen al socio minoritario, el SPD, la proporción disminuye drásticamente. De los ocho ministros del bloque conservador de Merkel (CDU junto al partido aliado bávaro CSU) solo dos —sin contar a la canciller— son mujeres, es decir, un 25%.

Las cifras del Gobierno saliente se parecen además a la composición del nuevo Bundestag, donde no había habido una proporción tan baja de mujeres desde hace 19 años. En esta legislatura, las diputadas suman menos de un tercio del hemiciclo (30,7%), frente al 36,5% de la legislatura anterior.

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En las quinielas de ministerios que aspira a quedarse la CDU, se barajan el de varias mujeres, pero hay uno que suena estos días con especial fuerza. Es el de Annegret Kramp-Karrenbauer, la primera ministra de Sarre, también conocida como AKK, y a la que la prensa alemana considera potencial sucesora de la canciller.

La presión para incluir nuevos rostros no se reduce a las mujeres. Incorporar rostros más jóvenes en el nuevo Gabinete forma también parte del debate nacional. Entre Merkel, Schulz y Seehofer, los primeros espadas de los partidos que pactan estos días una nueva gran coalición suman 193 años. El ministro más joven de la Unión en el Gabinete saliente es el de salud, Hermann Gröhe, de 56 años.

La renovación generacional es precisamente uno de los puntos clave en el argumentario de las juventudes socialdemócratas, los poderosos Jusos que hacen campaña para tumbar el embrión de gran coalición en la consulta en la que las bases deberán decidir si la aprueban. De rechazarla, Merkel volvería a la casilla de salida en su búsqueda de un socio minoritario para formar Gobierno.

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