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El SPD pide mejoras en el preacuerdo de gran coalición con Merkel

El ajustado resultado a favor de formar parte del Gobierno aumenta la presión sobre Schulz

El líder del Partido Socialdemócrata (SPD) alemán, Martin Schulz, asiste a una reunión del grupo parlamentario de su partido en Berlín, después de que el SPD diera luz verde a la apertura de negociaciones formales para una nueva gran coalición con el bloque conservador de la canciller, Angela Merkel.
El líder del Partido Socialdemócrata (SPD) alemán, Martin Schulz, asiste a una reunión del grupo parlamentario de su partido en Berlín, después de que el SPD diera luz verde a la apertura de negociaciones formales para una nueva gran coalición con el bloque conservador de la canciller, Angela Merkel. CLEMENS BILAN (EFE)

Las consecuencias del catártico congreso socialdemócrata celebrado el domingo en Bonn no se han hecho esperar. Martin Schulz, líder del SPD alemán logró que el congreso de su partido aprobara por la mínima su propuesta de reeditar una gran coalición con el bloque conservador de Angela Merkel. Pero, consciente de la marea de escepticismo que divide a los socialdemócratas, ha adelantado que "todos los temas", incluidos los que se consensuaron en un principio de acuerdo hace poco más de una semana "se van a volver a tratar". El bloque conservador de Merkel (CDU/CSU) ha advertido reiteradamente que no aceptan volver sobre lo ya negociado en maratonianas sesiones y plasmado en un documento de 28 páginas.

El principio de acuerdo logrado por los grandes partidos alemanes y la aprobación del mismo por los 642 delegados del SPD han supuesto una inyección de optimismo en la Unión Europea, que espera impaciente desde hace cuatro meses que Berlín forme Gobierno.

Pero las nuevas exigencias que el domingo por la noche quedaron incluidas en el texto votado en Bonn y a las que aludió Schulz el lunes, plantea nuevas incógnitas sobre el futuro de unas negociaciones que deberían culminar con la formación de un Gobierno en torno a Semana Santa. Un Ejecutivo en funciones gobierna en Alemania desde septiembre, cuando las elecciones provocaron una fragmentación del sistema político y complicaron la formación de gobierno.

El estrecho margen por el que triunfó el domingo en el partido socialdemócrata la propuesta de Schulz de aliarse con Merkel (56% de los votos) ha puesto en evidencia la fortaleza de las corrientes críticas del partido y la imposibilidad de obviar sus aspiraciones. Sobre todo, teniendo en cuenta que las bases del partido –unos 440.000 militantes- deberán aprobar el acuerdo de coalición final. "Ahora empiezan las negociaciones para formar un Gobierno [...]. Todos los temas que se trataron en la fase exploratoria se van a volver a tratar", advirtió Schulz el lunes ante la prensa.

"La Unión [el bloque de centro-derecha que encabeza Merkel] debe moverse, sino, al final no habrá coalición", declaró el vicepresidente del SPD, Ralf Stegner a la agencia alemana de noticias, Dpa. Horst Seehofer, al frente de la CSU, el partido hermanos de la CDU en Baviera, advirtió sin embargo que "si cada partido empieza ahora a sacar temas que deben ser renegociados, todo el proceso correrá peligro".

En concreto, varias delegaciones de grandes Estados ejercieron presión durante las horas previas al congreso de Bonn, para incluir en el acuerdo final que se produjesen mejoras en el preacuerdo ya negociado. Esas mejoras deberían producirse en los capítulos relativos al seguro de salud, los límites a la reunificación familiar de los refugiados y la reducción de la temporalidad laboral, como figura en el texto final aprobado en Bonn. En él se piden "progresos" en esos campos. Los tres asuntos fueron negociados sin embargo en la fase anterior, quedando descartadas las aspiraciones socialdemócratas.

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"Esas condiciones sirvieron de puente. Sin ellas, hubiera sido difícil ganar [en el congreso]", estimó el lunes Gesine Schwan, una veterana dirigente socialdemócrata. La antigua candidata presidencial cree también que el hecho de que Schulz esté sometido a una enorme presión por buena parte de su partido "es a la vez parte de su poder potencial en las negociaciones con la CDU", interpretó el lunes Schwan ante un grupo de periodistas extranjeros.

Hace alusión la socialdemócrata al escaso margen de maniobra con el que en realidad cuentan Merkel y Seehofer. Sin un acuerdo de gran coalición, la canciller se vería obligada a gobernar en minoría, una opción que hasta ahora ha descartado por considerarla fuente de inestabilidad, o convocar nuevas elecciones.

Reeditar con Schulz una alianza como la que ha gobernado en Alemania durante ocho de los últimos 12 años es la opción preferida de Merkel. La canciller, ganadora de las elecciones el pasado septiembre, se juega su cuarto mandato en estas negociaciones. Schulz, con la credibilidad mermada y al frente de un partido profundamente dividido y traumatizado por una imparable caída de sus votos, necesita también un acuerdo, que ejerce a la vez de seguro de vida política.

El domingo por la noche, tras conocerse que los delegados del SPD daban vía libre a su líder para negociar una gran coalición, Merkel aseguró estar preparada para unas negociaciones que preveía "intensas". "Tenemos mucho trabajo por delante por hacer", advirtió Merkel.

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