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Piñera y Guillier enfrentan su postura sobre inmigración en el último debate en Chile

El candidato conservador llama a "establecer regulaciones" si la llegada de migrantes "pusiera en riesgo el desarrollo del país"

Rocío Montes
Sebastián Piñera (izquierda) y Alejandro Guillier, el pasado lunes en plató del debate.
Sebastián Piñera (izquierda) y Alejandro Guillier, el pasado lunes en plató del debate.I. A. (Reuters)

En un encuentro en el que los candidatos a la presidencia chilena prácticamente no mostraron acuerdos en ninguna materia, el conservador Sebastián Piñera y el centroizquierdista Alejandro Guillier chocaron el lunes por la noche en el último debate televisado de campaña en torno a una cuestión: la migratoria. A pocos días de la segunda vuelta del domingo, en la que los sondeos perfilan un empate técnico, Piñera se mostró mucho más duro frente a la llegada de extranjeros que su competidor, defensor de una postura abierta.

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Chile es el país latinoamericano en el que más ha aumentado el número de extranjeros en el periodo 2010-2015, según un informe de este año publicado de dos organismos de la ONU. Y el tema migratorio se ha convertido en un asunto sensible que ha estado presente como, nunca antes, en la campaña electoral. “Si en algún minuto la inmigración es excesiva, todos los países del mundo ponen regulaciones”, señaló Piñera cuando le preguntaron si prefería una política de puertas abiertas o una regulada a través de cuotas de ingresos.

El expresidente —que en primera vuelta triunfó por un margen menor a lo esperado, con un 36,6% de los votos frente al 22,7% de Guillier— subrayó: “En Chile hoy tenemos aproximadamente unos 500.000 inmigrantes, una cifra pequeña comparada con los ciudadanos chilenos que viven en Argentina o los migrantes en otros países del mundo”. Piñera, candidato de la coalición opositora Chile Vamos cree, sin embargo, que “si en algún momento la migración pusiera en riesgo el desarrollo" del país o "le causara daño, por supuesto habría que establecer regulaciones". "Queremos abrir las puertas a lo que le hace bien a Chile. A los que vienen a cumplir nuestras leyes, a trabajar, a colaborar en nuestro desarrollo, a integrarse a nuestra sociedad y, por supuesto, a formar una nueva vida. Pero le vamos a cerrar las puertas a los que vienen a causarnos daño. A los que vienen a traer delincuencia, narcotráfico, bandas organizadas y trata de personas".

Guillier, candidato de la Nueva Mayoría, la coalición de Gobierno de la todavía presidenta Michelle Bachelet, se mostró, por el contrario, a favor de una postura abierta hacia la inmigración. “Conviene ser empático. Por cada chileno que sale a estudiar o a trabajar entra un extranjero”, señaló el senador socialdemócrata, que en las últimas semanas ha conseguido el respaldo personal de algunos de los principales dirigentes del Frente Amplio de izquierda —entre ellos, el de su líder, Beatriz Sánchez—. El respaldo es importante: la formación izquierdista obtuvo el 20,27% de los sufragios. “En el mundo hay reciprocidad. Si le pones barreras a los extranjeros, se las van a poner a los chilenos. ¿Cuál es el sentido de complicarnos la existencia?”, se preguntó el candidato del centroizquierda durante el cara a cara.

Guillier señaló, además, que lo “ideal” es que los extranjeros ingresen en Chile con un visado de trabajo si se van a radicar en el país y no con un permiso de turista. Pero, a diferencia de lo que había señalado anteriormente, se mostró a favor de “regularizar” a los que ya viven en el país sin los permisos laborales necesarios. “No tienes más opción. No puedes hacer expulsiones masivas de gente. Si bien la inmigración en Chile ha sido desordenada, y eso es un problema que tenemos que resolver, está resultando para Chile la solución de muchos problemas”, agregó el candidato progresista.

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La ley de la dictadura

Chile tiene una Ley de Extranjería y Migraciones antigua: fue dictada en 1975 por la dictadura de Augusto Pinochet. Su mirada es restrictiva y buscaba, entre otros asuntos, impedir la llegada a Chile de partidarios de posiciones izquierdistas. En el país latinoamericano existe consenso en que la normativa se debe actualizar. De acuerdo con el informe Coyuntura económica en América Latina y el Caribe, de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Chile es el país en el que proporcionalmente más creció la inmigración en Latinoamérica: entre 2010 y 2015, la población de inmigrantes en Chile aumentó, en promedio, 4,9% por año, por encima de México, Brasil y Ecuador.

Una de las colonias con un mayor aumento en los últimos años es la proveniente de Haití. Según datos de la Policía de Investigaciones, que controla las llegadas al país, en 2016 entraron unas 48.000 personas de esa nacionalidad. Entre enero y junio de 2017 fueron 33.202.

En agosto pasado, la cancillería chilena informó de que solo en el último mes habían llegado 8.600 haitianos. Del total de extranjeros que viven en Chile, en cualquier caso, la mayoría proviene de Perú (35,8%), Bolivia (13,3%) y Colombia (11,4%).

El veto de los candidatos a extranjeros con antecedentes

El debate sobre la inmigración en Chile, que ha estado presente como nunca en los últimos años, también ha sido un punto crucial en la campaña presidencial y parlamentaria de 2017. José Antonio Kast, el candidato de la derecha conservadora, que obtuvo el 8% de los votos en la primera vuelta, defiende la necesidad de “rechazar la inmigración ilegal a todo evento”. Para ello, Kast ha propuesto el cierre de la frontera con Bolivia para mantener controlado el narcotráfico.

En el centroizquierda, el senador independiente Fulvio Rossi, que hizo una campaña contraria a la inmigración en el norte del país, aseguró incluso que había sido atacado con un puñal el pasado 15 de noviembre por un extranjero negro. La justicia chilena, sin embargo, todavía no ha encontrado evidencia sobre el autor de este ataque.

Ni Alejandro Guillier ni Sebastián Piñera quieren que entren en Chile extranjeros que tengan antecedentes penales. Según la última encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP), la delincuencia es la primera preocupación para los ciudadanos, aunque Chile es el país más pacífico de Latinoamérica, según el Institute for Economics & Peace. Las cifras oficiales de la Defensoría Nacional indican, sin embargo, que la tasa de incidencia de los extranjeros en el delito es menor que la de los propios chilenos. “La tasa de imputados por cada 100.000 habitantes entre los chilenos es de 2.300, mientras que entre los extranjeros disminuye a 1.216 personas”, señala un informe de la Defensoría Nacional con datos de 2015.

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Sobre la firma

Rocío Montes
Es jefa de información de EL PAÍS en Chile. Empezó a trabajar en 2011 como corresponsal en Santiago. Especializada en información política, es coautora del libro 'La historia oculta de la década socialista', sobre los gobiernos de Ricardo Lagos y Michelle Bachelet. La Academia Chilena de la Lengua la ha premiado por su buen uso del castellano.

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