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El Congreso brasileño vuelve a salvar a Temer e impide que sea juzgado por corrupción

El presidente se enfrentaba a su segunda denuncia por corrupción y solo la Cámara podía salvarle de acabar en el banquillo de Tribunal Supremo

Tom C. Avendaño

El Congreso brasileño ha paralizado, con 251 votos a favor y 172 en contra, la demanda por corrupción que el fiscal general había presentado contra el presidente del Gobierno, Michel Temer, y que podría haber sentado al mandatario en el banquillo del Tribunal Supremo.

El presidente brasileño Michel Temer en Brasilia el pasado septiembre
El presidente brasileño Michel Temer en Brasilia el pasado septiembreJOÉDSON ALVES (EFE)

Aunque en los pasillos de Brasilia casi nadie esperaba un resultado distinto, y aunque en las calles del país haya sido un día prácticamente normal, Temer se enfrentaba a un verdadero riesgo. Conseguir los 142 votos necesarios para que el Congreso no mande la denuncia al Supremo supone todo un ejercicio de desgaste político, pero fracasar en la hazaña suponía que su futuro salía de las manos de políticos y pasaba a las de sus mayores rivales: los jueces.

La votación debería haber sido, pues, tranquila. El único susto vino del propio Temer, que a las dos de la tarde, hora local, minutos antes de que comenzase la votación, fue ingresado por sorpresa en un hospital de Brasilia por un "crecimiento" en la próstata. Mientras los corrillos de Brasilia se barajaban frenéticamente todo tipo de posibilidades, Planalto emitió un comunicado al rato asegurando que el susto había pasado y que la sesión podía comenzar.

El principal problema es que, aunque Temer sea el primer presidente de la democracia brasileña en ser denunciado por corrupción en el ejercicio de su cargo, esta no es la primera denuncia a la que se enfrenta. Rodrigo Janot, quien fuera el fiscal general hasta septiembre, cuando llegó su jubilación, ya le había denunciado en mayo por haber recibido sobornos. Temer se entregó en cuerpo y alma a la proeza de hundir la demanda antes de que llegase al Tribunal Supremo. Hizo promesas, repartió prebendas a diputados, se reunió personalmente hasta con los políticos menos populares de Brasilia, persuadió a varios partidos de que retirasen a ciertos miembros del Congreso y los sustituyesen por otros más favorables a él… Trabajó hasta horas antes de la votación y logró el objetivo. La denuncia fue tumbada con 263 votos.

Pero Janot jugaba a otro juego y su objetivo no eran las sentencias, sino el desgaste de Temer, un presidente que solo llegó al poder tras el impeachment a Dilma Rousseff en agosto del año pasado y del que solo aprueba el 3% de la población (la cifra más baja de la actual democracia brasileña). El año y pico que lleva en la presidencia lo ha pasado gestionando las imparables y abultadas acusaciones de corrupción contra él y quienes conforman su Gobierno y negociando el rechazo que sus reformas económicas causaban entre la población. Días antes de su jubilación, le volvió a denunciar, esta vez por obstrucción a la justicia y por haber liderado una trama para delinquir. Otra vez el mismo pesado proceso. Otra vez, el país prácticamente paralizado políticamente. Otra vez promesas. Y otra vez el mismo resultado, solo que con un apoyo menor: la diferencia entre el sí y entonces fue de 36 votos. Esta vez fue de 17. El plan, a su manera, surte efecto.

Solo que la credibilidad de Temer no es el único coste. El diario O Globo calcula que esta nueva denuncia le ha supuesto a las arcas públicas brasileñas unos 3.000 millones de euros, entre lo que Temer ha dado luz verde para gastar y lo que ha dejado de ingresar con promesas de última hora como no privatizar uno de los aeropuertos de São Paulo.

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Sobre la firma

Tom C. Avendaño
Subdirector de la revista ICON. Publica en EL PAÍS desde 2010, cuando escribió, además de en el diario, en EL PAÍS SEMANAL o El Viajero, antes de formar parte del equipo fundador de ICON. Trabajó tres años en la redacción de EL PAÍS Brasil y, al volver a España, se incorporó a la sección de Cultura como responsable del área de Televisión.

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