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El islamista más popular de Marruecos se niega a desaparecer

Abdelilá Benkirán lucha por seguir al mando del Partido Justicia y Desarrollo, aunque fue depuesto por el rey de la jefatura de Gobierno

Francisco Peregil
El líder de los islamistas del Partido Justicia y Desarrollo (PJD), Abdelilá Benkirán, se dirige a la prensa tras los primeros resultados preliminares, el viernes 7 de octubre.
El líder de los islamistas del Partido Justicia y Desarrollo (PJD), Abdelilá Benkirán, se dirige a la prensa tras los primeros resultados preliminares, el viernes 7 de octubre.FADEL SENNA (AFP)

La estrella del político con mayor carisma de Marruecos, el único capaz de convocar a 20.000 personas en un mitin, parecía haberse apagado en marzo. Ese mes, el rey Mohamed VI destituyó al islamista Abdelilá Benkirán como jefe del Gobierno en funciones y nombró en su lugar a Saadedín el Otmani, otro islamista del Partido Justicia y Desarrollo. Tras su cese, Benkirán no pronunció jamás ninguna crítica hacia el monarca. Entregó su acta de diputado, declaró que no renovaría su mandato como secretario general del partido y atenuó en gran medida sus comparecencias en público. El discreto El Otmani aceptó formar un Gobierno de coalición con otros cinco partidos -exigencia que Benkirán había rechazado durante medio año, tras ganar las elecciones- y la figura de Benkirán pareció diluirse en el olvido. Pero se trataba solo de un espejismo.

En realidad, Benkirán nunca perdió el contacto con las bases del partido. Y ahora, la principal formación islamista del país debe decidir si quiere que Benkirán siga al frente de ella, para lo cual es necesario una reforma de los estatutos internos. En este pulso interno del PJD Benkirán cuenta con las juventudes de partido, muy activos en las redes sociales, y con muchos miembros de la dirección. En su contra tiene al actual jefe de Gobierno, Saadedín el Otmani, y a los cinco ministros islamistas que integran el Gobierno de coalición junto a otros cinco partidos.

Esos cinco titulares de carteras acudieron el domingo 15 de octubre a la reunión de la comisión de régimen interno del PJD que debía decidir sobre la posible reforma del reglamento. Los ministros no tenían voto en esa comisión, aunque sí voz. Y se expresaron en contra de que Benkirán continúe al mando del partido. Esgrimieron, entre otras razones, que la permanencia de Benkirán a la cabeza del PJD envía un mensaje de confrontación hacia el Estado y el Palacio Real.

El debate, al que asistieron 60 personas de las cuales intervinieron 50, tuvo momentos muy álgidos. Finalmente, los partidarios de Benkirán ganaron por 22 votos contra 10. Días después, el ministro islamista de Derechos Humanos, Mustafá Ramid, un peso pesado del partido que no oculta sus opiniones homófobas, publicó una larga entrada en su página Facebook en donde acusaba a Benkirán de egocentrismo, de monopolizar la toma de decisiones y de criticar el trabajo de otros dirigentes.

Benkirán es para muchos militantes islamistas una víctima del poder asociado al Palacio Real

Ahora, un congreso nacional del PJD, que se celebrará entre el 9 y el 10 de diciembre, deberá confirmar la propuesta de reformar los estatutos para permitir que Benkirán opte a un tercer mandato en el partido. Algunos analistas consideran que el PJD se enfrenta al periodo más difícil de su existencia y que puede quedar letalmente fracturado. Otros creen, simplemente, que Benkirán arrasará. El anterior jefe de Gobierno es para muchos militantes la gran víctima del tahakoum [un concepto del árabe marroquí que designa a un poder paralelo en la sombra, un poder que no emana de las urnas]. Benkirán había denunciado la existencia del tahakoum durante la campaña con la que ganó las elecciones legislativas de hace un año. En realidad, cada vez que mencionaba la palabra tahakoum estaba apuntando hacia el Palacio Real.

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Abdelali Hamedine, miembro del secretariado general del PJD, cree que son varias las razones que impulsan a los militantes “y al pueblo” a apoyar a Benkirán. “Son los propios militantes los que han conseguido que Benkirán cambie de opinión y decida seguir al frente del PJD. La gente lo ve como la voz del pueblo, el hombre que se negó a pactar con partidos que apenas habían sido votados. Además, el Gobierno de coalición ha cometido errores muy importantes respecto a las protestas de Alhucemas, ha salido debilitado de esa crisis. Y eso ha hecho que Marruecos necesite un personaje como Benkirán”.

Hamedine cree que si Benkirán continúa al frente del partido será el primer defensor del Gobierno. “Benkirán puede darle estabilidad al país y a la monarquía, porque él siempre ha sido leal al rey. Él consiguió que mucha gente se interesase en la política y siguiera los debates del Congreso por televisión. Si se transforma en un electrón libre eso no será bueno ni para el Gobierno, ni para el país. Hay gente que podría caer en el extremismo”.

Desde fuera del PJD, no todo el mundo cree en las divisiones internas de los islamistas. David Goeury, politólogo francés residente en Marruecos y asociado al centro de análisis marroquí Tafra, cree que Benkirán trata de convertirse en jefe de la oposición aunque su partido presida el Gobierno. “Es una estrategia que el PJD tiene muy clara y se demostró el mismo día en que ganaron las legislativas, el 7 de octubre de 2016. Horas antes de que se conocieran los resultados oficiales que le dieron finalmente como vencedor, Benkirán ya hizo gravísimas acusaciones contra el entonces ministro del Interior [Mohamed Hassad, quien había sido propuesto en el cargo por el rey Mohamed VI]. Benkirán alertó sobre una posible manipulación del resultado de las elecciones por parte del ministro del Interior. Y tanto el primer ministro actual del PJD, Saadedín el Otmani, como los cinco ministros del PJD que están ahora en el Gobierno, estaban junto a Benkirán cuando hizo esas gravísimas acusaciones contra el ministro del Interior”.

Goeury afirma todos los dirigentes del PJD están unidos respecto a la estrategia a seguir en el largo plazo, desde Benkirán a Otmani, pasando por los cinco ministros islamistas. “Todos ellos”, concluye Goeury, “vienen a decir: ‘Nosotros hemos ganado las elecciones y estamos obligados a gobernar junto a otros cinco partidos. Pero, en realidad, somos la única oposición que existe en este país respecto al Majkzén [el poder del Palacio Real]".

A partir de ahora, la pelota está en el tejado del PJD y de Abdelilá Benkirán.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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