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EE UU quiere ponerle fecha de caducidad al TLC

El Gobierno de Trump lleva a la mesa de negociación una cláusula que convertiría el acuerdo en papel mojado en cinco años si no hay acuerdo previo

Ignacio Fariza
Wilbur Ross, secretario de Comercio de EE UU
Wilbur Ross, secretario de Comercio de EE UUYURI GRIPAS (REUTERS)

La Administración Trump ya ha puesto encima de la mesa de renegociación del TLC la primera de sus “bombas nucleares”, en palabras de un negociador mexicano. Washington quiere poner fecha de caducidad al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC): cinco años si los tres países firmantes (México, Canadá y los propios Estados Unidos) no acuerdan lo contrario durante ese periodo. La propuesta, confirmada por EL PAÍS, fue deslizada a última hora de la noche del miércoles por la delegación estadounidense y amenaza con dinamitar el mayor pacto comercial del mundo: ni México ni Canadá están dispuestas a pasar por el aro.

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Fuentes mexicanas cercanas a la negociación tildan la propuesta, una de las primeras que EE UU pone encima de la mesa, de “muy negativa”. "Es un pésimo principio que cada cinco años tengas que renegociar o, peor aún, que cada cinco años el acuerdo se dé por terminado", subrayan desde el Gobierno mexicano. "Poner, explícitamente, una cláusula de este tipo es claramente es contrario a lo que hacen los acuerdos comerciales. Si la única certidumbre es la terminación y solo por un voto se puede continuar o refrendar, estaríamos dándole a los inversionistas de los tres países muy malas indicaciones sobre el mantenimiento y longevidad de un acuerdo comercial", subrayó hace tres semanas el secretario de Economía mexicano, Ildefonso Guajardo.

En la Ciudad de México, el movimiento de Washington se interpreta como un intento más de tensar la cuerda, habida cuenta de que la cláusula es inaceptable para sus dos socios y para los empresarios. Algunos, incluso, lo ven como el principio del fin del tratado por parte de la Administración Trump. El peso mexicano cerró la sesión con una depreciación del 0,85% frente al dólar, lo que le convierte en la moneda emergente más golpeada este jueves.

Cuando a mediados de septiembre se filtró la intención del Ejecutivo de Trump de proponer una cláusula de terminación automática del TLC, el embajador canadiense en Washington, David MacNaughton, se mostró muy crítico. “Si todos los matrimonios tuviesen una cláusula de finalización a cinco años vista, nuestra tasa de divorcios sería endiabladamente más alta de lo que es ahora”. La mejor solución, prosiguió en un foro organizado por Politico, “sería tener buena voluntad y trabajar conjuntamente en los tiempos difíciles en vez de fijar una fecha arbitraria en la que, si hay desacuerdos en algún punto, se cancela el tratado”.

La terminación automática del tratado a cinco años no solo despierta rechazo fuera de EE UU. A mediados de agosto, cuando fue filtrada por el portal informativo Politico, ya suscitó un acalorado debate en el seno de la propia Administración republicana. Mientras el Departamento de Comercio, con Wilbur Ross al frente, la defiende como una forma de forzar a las partes a sentarse a la mesa cada lustro, sus homólogos de Agricultura y del Departamento de Estado critican duramente la propuesta. En el primer caso, por la inestabilidad e incertidumbre que supondría para el campo estadounidense, muy dependiente de las exportaciones a Canadá y, sobre todo, a México. En el segundo, por cuestiones puramente legales y de potencial daño sobre la relación bilateral con sus dos mayores socios comerciales, que ven con desconfianza todos los movimientos de las autoridades estadounidenses.

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Muchos acuerdos de libre comercio de nueva hornada prevén exámenes cada cierto tiempo para evaluar el grado de cumplimiento de lo pactado y, en la medida de lo posible, perfeccionarlos. Pero no estipulan cláusulas de terminación automáticas que, en la práctica, ponen fecha de caducidad al texto. Sí se utilizan para puntos muy específicos de estos tratados, como en la normativa antidumping, para obligar a las partes a sentarse a dialogar con una regularidad fijada de antemano.

“La cláusula de terminación esalentaría la inversión y dañaría las perspectivas de crecimiento en los tres países”, valoraba en un artículo reciente Jeffrey J. Schott, experto en economía internacional del Peterson Institute. "Puede tener valor cuando se usa en el contexto adecuado, (...) pero no en el TLC. Solo añadiría incertidumbre y minaría los esfuerzos de profundizar en las cadenas de valor regionales. Los funcionarios de comercio deberían abstenerse de proponer actualizaciones llenas de fanfarronería, que no traen ningún beneficio para la economía estadounidense”, alegaba Schott. Con la propuesta de este miércoles, las autoridades de su país han hecho caso omiso a sus recomendaciones. Más leña al fuego de una renegociación que cada día se complica más.

México sigue adelante con su plan B por si fracasan las negociaciones

México está identificando medidas arancelarias y mercados alternativos en previsión de que las negociaciones para la actualización del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC) pudiesen fracasar, ha subrayado este jueves el secretario de Hacienda y hombre fuerte del Gobierno mexicano en materia económica, José Antonio Meade.

"En ese trabajo estamos, en ese análisis hemos venido trabajando y perfeccionando, incluso para identificar no solamente sectores, sino empresas, que atenderían la necesidad de una contingencia en el caso de que no alcancemos una negociación que sea satisfactoria", dijo Meade en el Senado.

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Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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