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“Los argentinos están teniendo más paciencia de la que imaginábamos”

El director del Programa Argentina 2030 defiende el gradualismo del Gobierno y asegura que la sociedad "no quiere volver atrás"

El 22 de octubre, Mauricio Macri se enfrenta a su primera gran prueba: las elecciones de medio término, que renuevan buena parte del Congreso. Su gran rival es Cristina Fernández de Kirchner, que se presenta a senadora en Buenos Aires. EL PAÍS presenta una serie de entrevistas a empresarios, activistas, intelectuales y artistas para analizar la situación del país

Eduardo Levy Yeyati, en la terraza de la Universidad di Tella.
Eduardo Levy Yeyati, en la terraza de la Universidad di Tella.Silvina Frydlewsky

El economista Eduardo Levy Yeyati (Buenos Aires, 1965) dirige el Programa Argentina 2030, de la Jefatura de Gabinete de Ministros, que busca trazar las líneas de desarrollo de Argentina a mediano y largo plazo. El decano de la escuela de Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella asegura que Mauricio Macri aprendió de los errores del pasado y cuenta con una paciencia inesperada de los argentinos para seguir haciendo reformas.

Pregunta. Argentina cayó muchas veces. ¿Por qué ahora va a ser diferente?

Respuesta. Porque el Gobierno de Mauricio Macri aprendió los fracasos del pasado. Por algo hoy sería impensable un gobierno neoliberal al estilo thatcherista en Argentina, ni se pone en tela de juicio la red de protección social elaborada en los 2000. Hay otro dato que me parece interesante y es que la población está teniendo más paciencia que la que todos imaginábamos. En agosto (en las primarias) la gente votó por un cambio que no tiene el tiempo ni la precisión como para evaluar, pero entiende que no quiere volver atrás y le está dando un poco más de tiempo al Gobierno. Y si hay algo que Argentina necesita para desarrollarse es tiempo.

“Macri aprendió de los fracasos de los 80, 90 y 2000”

P. ¿Cuánto tiempo para que se vea un cambio importante?

R. El cambio es gradual pero fijate que va a empezar a crecer lentamente el empleo, va a mejorar la infraestructura, va a haber algo de crecimiento económico, va a caer la inflación lentamente y eso va a retroalimentar esa paciencia para esperar la siguiente etapa. Israel en 1985 tardó 20 años para desarrollarse.

P. Si todo saliese según lo esperado, ¿qué Argentina se imagina en 2030?

R. Yo querría una sociedad más rica e igualitariamente rica. Que la riqueza que generemos a través de la tecnología, la inserción, la educación, el conocimiento revierta a mayor cantidad de población. Y cuando pienso en modelos de país que a uno le gustaría, pienso en países nórdicos, en Canadá, en Australia, con una riqueza bien distribuida. Si nosotros llegamos al 2030 con un ingreso per cápita más alto, con servicios públicos de calidad que es otra forma de riqueza que no medimos en el ingreso y que ambos estén bien distribuidos en la población sería un logro.

P. Hay economistas diciendo que al final lo de Macri no era tanto cambio y otros diciendo que hay un ajuste total.

"Necesitamos consensos que hoy en Argentina todavía no tenemos"

R. En un país como Argentina y con el nivel de pobreza, desigualdad, vulnerabilidad social que tenés no podés darte el lujo de ir demasiado rápido y dejar mucha gente afuera.

P. ¿Por qué es tan difícil cambiar Argentina?

R. Hay cuestiones culturales detrás. Los votantes reclaman satisfacción inmediata. Entonces, tenés líderes más cortoplacistas con muchas medidas que son pan para hoy y hambre para mañana y de ahí que surgen estos ciclos de crecimiento efímero y pasos para atrás. En los últimos años fue dramático porque fueron ciclos de dos años. Crecíamos en años electorales y caíamos en años postelectorales porque teníamos que hacer los ajustes asociados a este crecimiento extemporáneo y sin fundamento.

P. Ha vuelto a pasar con Macri

"Tenés líderes cortoplacistas con medidas que son pan para hoy y hambre para mañana"

R. No, vamos a crecer dos años seguidos.

P. En 2016 cayeron.

R. En 2015 había otro gobierno. Creciste a fuerza de profundizar desequilibrios, subir el déficit fiscal, apreciar la moneda, controles de todo tipo, cambiarios y financieros. Al año siguiente, en 2016, tenés que ajustar. La particularidad es que este año y el siguiente vamos a crecer. Y espero que crezcamos también en el 2019. Después, tenemos herencias negativas que nos va a costar resolver, como el deterioro de nuestro sistema educativo. Espero que los argentinos y los políticos tengamos la paciencia para esperarlo. Hay una extrema polarización ideológica. Necesitamos consensos que hoy en Argentina todavía no tenemos.

P. ¿Qué le pasó a Argentina en los últimos 40 años de deterioro?

“La particularidad es que este año y el siguiente vamos a crecer”

R. Se deterioró la inequidad. Tenemos un problema de pobreza estructural muy complicado. Poca movilidad social, mucha gente que nace pobre y a la cual le va a costar salir. Y ese es un problema gravísimo porque si no lo resolvemos nos condena a tener una sociedad dual: de clase media y pobres, sin interconexión. Claramente uno de los objetivos del Gobierno es eludir ese futuro de sociedad dual. Por eso es tan importante mejorar el sistema educativo y crearlos, insertarlos, ayudarlos y hay que crear empleos para ellos.

P. ¿Por qué ningún modelo funcionó?

R. Ensayamos la socialdemocracia con Alfonsín en los 80; el populismo de mercado "neoliberal" con Menem en los 90 y el populismo de Estado con Kirchner en los 2000. Ninguno de ellos nos dio resultado. La ventaja de este Gobierno es que de alguna forma aprendió de esas experiencias y tiene visiones promercado en algunas políticas pero no deja de tener un enfoque más contenedor de la situación social.

P. ¿Cómo definirías entonces al macrismo?

R. El desafío es avanzar con las reformas necesarias para cimentar el desarrollo a largo plazo, que de manera muy simplificada se resume con crecer 3% durante 20 años. Pero implica muchas más cosas. Implica crecer y generar empleo e inclusión. ¿Dónde vamos a crear empleo? Yo creo que la Argentina tiene mucho potencial en el sector turístico, en educación, salud y cuidados. Y también hay que duplicar las exportaciones y se puede construir sobre la base industrial existente.

P. ¿Es sostenible el déficit que tienen y Macri no ha bajado?

R. Los primeros dos años si nos enfocábamos en la política de reducción del déficit básicamente era dejar gente afuera. Y la verdad es que uno se tiene que preguntar quién prefiere que se queje: los economistas ortodoxos que quieren resolver todo de la noche a la mañana como si estuviéramos en medio de una crisis o una guerra, o la gente más vulnerable, que ha perdido el trabajo, que tiene problemas para llegar a fin de mes. Yo prefiero que se quejen los ortodoxos.

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