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EE UU advierte a Pekín por sus maniobras en el mar de China meridional

El secretario de Defensa, James Mattis, presiona a China y reitera el compromiso de Washington con la región ante el temor de que Trump reviente la política hacia Asia de Obama

Presión a China y continuidad de la presencia de Estados Unidos en Asia-Pacífico. Este será el eje de la política de Defensa que mantendrá Washington en la región con mayor crecimiento económico del mundo. O así lo ha expuesto el jefe del Pentágono, James Mattis, para tranquilizar a los aliados en la zona, temerosos de que Donald Trump revierta el llamado giro hacia Asia de su predecesor, Barack Obama. Pero dado el comportamiento de esta Administración en sus primeros cinco meses, y la facilidad con que ha renegado de otros compromisos internacionales, las palabras del militar en el Diálogo Shangri-La en Singapur -el principal foro anual de seguridad en Asia- han sonado, sobre todo, huecas.

El jefe del Pentágono, Jim Mattis, este sábado en el Diálogo Shangri-La en Singapur
El jefe del Pentágono, Jim Mattis, este sábado en el Diálogo Shangri-La en SingapurAP

Frente a más de veinte delegados ministeriales y una docena de jefes de las Fuerzas de Defensa de más de 50 países, el secretario de Defensa arrojó por primera vez algo de luz sobre la postura de EE UU. hacia Asia-Pacífico. La primera economía mundial, advirtió, continuará “fortaleciendo sus capacidades militares en la región, de forma que la diplomacia pueda actuar desde una posición de fortaleza”. Un mensaje esperado por sus socios, entre ellos Corea del Sur, Japón, Australia, Filipinas o el propio anfitrión, Singapur, que insufla algo de oxígeno a una región sofocada por la amenaza norcoreana, la expansión de China en el mar de China Meridional y el aparente incremento del terrorismo yihadista en la zona.

Cinco días después de que Corea del Norte efectuara otra prueba de misil balístico, Mattis reiteró que la “era de la paciencia” con el régimen de Kim Jong-un “ha acabado”. Aseguró, no obstante, que EE UU. aboga por “extenuar todas las vías diplomáticas y económicas”, justo cuando el Consejo de Seguridad de la ONU acaba de expandir la sanciones contra Pyongyang.

Y si Trump, desde su cumbre de abril en Florida, no ha dejado de mostrarse obsequioso con China y el presidente Xi Jinping, Mattis mantuvo una retórica menos transigente hacia la segunda potencia económica del mundo. Aunque elogió el “renovado compromiso de China con trabajar con la comunidad internacional para la desnuclearización” de Corea del Norte, insistió en el llamamiento de Washington para que Pekín haga más por frenar a su vecino norcoreano. El conflicto, dijo, “no se puede resolver si no todos asumimos nuestras responsabilidades”.

“Creemos –agregó- que China acabará reconociendo a Corea del Norte como una responsabilidad estratégica, no como un activo”.

El trato a China fue especialmente tajante al abordar el mar de China Meridional, en el que el gigante asiático –que se atribuye cerca del 90 por ciento de sus aguas - mantiene disputas territoriales con Filipinas, Malasia, Vietnam, Brunéi y Taiwán. “No podemos y no aceptaremos cambios coercitivos y unilaterales del statu quo”, insistió Mattis.

El secretario de Defensa defendió que Estados Unidos no dejará de preservar la libertad de navegación en unas aguas por las que transita el 30 por ciento del volumen del comercio mundial. Precisamente, el 26 de mayo, apenas unos días antes de la celebración de este foro Estados Unidos envió por primera vez en la era Trump un buque de guerra a los alrededores de islas disputadas del mar de sur de China. Un gesto que, a juzgar por las palabras del general, EE.UU piensa repetir.

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Pero aunque quiso mostrarse categórico, Mattis no lo tuvo fácil a la hora de convencer a los presentes del compromiso de EE. UU. La retirada del pacto comercial TPP, una de las primeras medidas de Trump en la presidencia, ha dolido mucho entre los aliados de la región. La salida del acuerdo de París sobre cambio climático, o la reprimenda del presidente a sus aliados de la OTAN, solo han contribuido a reforzar la imagen de Washington como un socio demasiado volátil.

 "Me gustaría saber con claridad cuáles son las verdaderas intenciones de la nueva Administración", afirmó tras el discurso de Mattis el ministro de Defensa malasio, Hishammuddin Hussein.

Al secretario de Defensa solo le quedaba recurrir a ejercicios de malabares para tratar de dispersar, sin lograrlo plenamente, las dudas fundamentadas de sus socios sobre las repercusiones del “America First” en la región.

“Sé que ha habido muchas decepciones”, tuvo que reconocer el secretario de Defensa, en referencia al TPP. “Pero esto (el abandono del pacto comercial) no quiere decir no vayamos a involucrarnos en otras iniciativas bilaterales o multilaterales” .

El escepticismo de los socios quedó patente en la ronda de preguntas. Entre ellas, si Washington ha aparcado su retórica agresiva hacia Pekín para que China a cambio ofrezca más apoyo frente a Corea del Norte. “Hay mucho más que eso entre China y Estados Unidos. Que trabajemos con China por Corea del Norte no quiere decir que vayamos a abandonar nuestra defensa de la libertad de navegación”, respondió Mattis. “La competencia (entre los dos países) está llamada a ocurrir, pero el conflicto no es inevitable”, aseguró.

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