Arabia Saudí detiene a una joven por salir a la calle sin ‘abaya’
Las mujeres tienen que cubrir su cuerpo con esa capa negra cuando están en público
Arabia Saudí ha detenido a una joven por osar salir a la calle sin la abaya, la capa negra con la que se espera que las mujeres cubran su cuerpo en público, y difundir su imagen con la cabeza descubierta a través de Twitter, según informan varios medios locales. En cualquier otro lugar del mundo, su chaquetón negro sobre un vestido estampado y botines de ante no llamarían la atención, pero en un país empeñado en uniformar a sus habitantes (a los hombres también se les presiona para vestir la túnica blanca), su gesto es un desafío sin precedentes.
“La policía ha detenido a una chica que se quitó la abaya en la calle Tahliya, cumpliendo un desafío que había lanzado en las redes sociales unos días antes”, ha anunciado este lunes el coronel Fawaz al Maiman, portavoz del cuerpo en Riad, citado por el diario Al Sharq. Según esta publicación, los agentes intervinieron después de que la policía religiosa presentara una queja al respecto. La muchacha, de unos veinte años, ha sido recluida en una cárcel de mujeres.
Tahliya es una céntrica vía de la capital saudí, donde se concentran algunas de las cafeterías y restaurantes de moda y que resulta muy popular entre los jóvenes saudíes. La foto que la joven colgó en Twitter es justo a la entrada de uno de esos cafés. Aunque el portavoz policial no ha revelado su nombre, varios medios electrónicos la han identificado como Malak al Shehri.
El incidente, calificado de “violación de las costumbres”, se produjo el mes pasado y desató la ira de los ultraconservadores islamistas
Al parecer el incidente, calificado de “violación de las costumbres”, se produjo el mes pasado y desató la ira de los ultraconservadores islamistas. Su obsesión con ocultar el cuerpo de las mujeres es tal que incluso las webs saudíes que han publicado la foto no se han atrevido a sacar la cara de la chica y la han cortado a la altura del cuello.
“La actuación de esta mujer viola las leyes en vigor en el país”, ha subrayado Al Maiman antes de pedir que se “respeten las enseñanzas del islam”.
De acuerdo con varias activistas locales, no hay ninguna ley en Arabia Saudí que obligue a las mujeres a cubrirse con la abaya. Es una costumbre mantenida gracias a la presión social de los más conservadores, que usan el islam como coartada. Por la misma razón, el Reino del Desierto sigue siendo el único país del mundo que prohíbe conducir a las mujeres. Necesitan el permiso del hombre que tenga su tutela (padre o marido) para casarse, trabajar o viajar. Pero la educación y los nuevos medios de comunicación están haciendo que las nuevas generaciones (la mitad de la población tiene menos de 25 años) desafíen un sistema que ven como anacrónico.
De hecho, cada vez más jóvenes dejan caer las abayas sobre los hombros descubriendo su cabello. La tendencia es especialmente visible en Yeddah, en la costa del mar Rojo. Pero también en otras ciudades más pequeñas como Jizan, donde el diario Saudi Gazette informaba de una controversia tras difundirse un vídeo en el que se ve a varias alumnas de secundaria sin abaya a las puertas de su instituto.
La familia real se encuentra atrapada en sus propias contradicciones. Por un lado, el hijo del rey y hombre fuerte del reino, el príncipe Mohamed, ha anunciado un ambicioso proyecto de modernización del país que, si bien centrado en la economía, implica importantes reformas sociales. Por otro, basa su legitimidad en un pacto con el establecimiento religioso que limita hasta dónde puede llevar las reformas.
A falta de foros para ello, los jóvenes han convertido las redes sociales en una plaza pública
La propia detención de Al Shehri pone de relieve esa tensión. Los vigilantes de la moral, miembros de la ominosa Comisión para la Promoción de la Virtud y la Prevención del Vicio, tuvieron que recurrir a la policía, ya que desde el pasado abril las autoridades han puesto coto a sus prerrogativas y les impiden actuar por su cuenta. Pero la mentalidad general sigue siendo sumamente conservadora y la ausencia de debate impide que quienes discrepan puedan expresarse abiertamente.
A falta de foros para ello, los jóvenes han convertido las redes sociales en una plaza pública. Ahí fue donde Al Shehri lanzó su desafío y dónde los ultras la han atacado pidiendo un castigo ejemplar. Pero también donde una etiqueta en árabe y en inglés pide su libertad.
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