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El polémico presidente del Parlamento de Brasil, a un paso de su destitución

El Consejo de Ética pide su reprobación tras asegurar que posee cuentas sospechosas en Suiza

El polémico Eduardo Cunha aguantó hasta donde pudo. Pero ni todas las artimañas políticas del todopoderoso líder del Parlamento brasileño pudieron frenar la aprobación, este martes, de un informe del Consejo de Ética que pide su destitución. Culminan así ocho meses de discusión, el proceso más largo de una comisión contra un parlamentario. Ahora, la decisión pasa al pleno de la Cámara, aún sin fecha prevista. Si la mayoría simple confirma este parecer, Cunha, que impulsó el proceso de destitución presidencial (impeachment) contra Dilma Rousseff, dejará de ser diputado, como mínimo, durante ocho años.

Eduardo Cunha, el pasado 19 de mayo en Brasilia.
Eduardo Cunha, el pasado 19 de mayo en Brasilia.FERNANDO BIZERRA JR (EFE)
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La decisión del Consejo de Ética representa una enorme derrota política para Eduardo Cunha, aliado del presidente interino, Michel Temer, y que responde por múltiples acusaciones de corrupción en el caso Petrobras. Aunque está apartado de la presidencia del Parlamento desde el mes pasado, por una decisión del Tribunal Supremo Federal, Cunha, un auténtico experto en crear alianzas políticas, todavía tenía poder sobre más de 200 diputados (del total de 513) de varios partidos.

El Consejo de Ética analizaba una "quiebra del decoro parlamentario" por mentir en la Comisión de Investigación sobre Petrobras. Negó tener dinero en el exterior pero, poco después, el banco suizo Julius Baer informó a las autoridades de que él y sus familiares eran beneficiarios de cuentas en la entidad. La defensa asegura que él no es el titular, sino un especie de usufructuario.

La sesión del Consejo de Ética este martes era imprevisible. Los aliados de Cunha contaban con 10 votos seguros, la mitad del total. Los que pedían la destitución daban por seguros nueve. El voto decisivo correspondía a Tia Eron, una diputada poco conocida del Partido Republicano Brasileño, una incógnita. Sobre ella pesaba tal presión que, la semana pasada, en la votación inicial, desapareció. Este martes, sin embargo, llegó pronto y pidió la palabra para hacer un discurso enigmático: "Son nueve meses de proceso. Ustedes, hombres, no entienden lo que es dar a luz.. Por eso me llaman, para resolver el problema que los hombres aquí no fueron capaces de resolver". Votó contra Cunha, y, tras otro voto sorpresa, Cunha fue derrotado por 11 a 9. 

El exlíder del Parlamento sostiene que es “inocente de la acusación” de mentir y que el proceso es "parcial", y asegura que recurrirá. Pero su situación no para de empeorar. El lunes por la noche cayó sobre él una nueva acusación vinculada al caso Petrobras, esta vez de la Fiscalía en el Estado de Paraná, que le acusa de recibir 1,5 millones de dólares para permitir la explotación de petróleo en la costa de Benín (África) y pide la devolución de 5,8 millones de dólares. A la mujer de Cunha, Cláudia Cruz, acusada de lavado de dinero, le exigen que devuelva  1,3 millones. Por ahora, la Justicia de Paraná ha ordenado el bloqueo de los bienes de la pareja.

Y aún hay más. En los próximos dos días se harán públicas, previsiblemente, más acusaciones contra Cunha. El juez Teori Zavascki, que analiza el Caso Petrobras en el Tribunal Supremo Federal, ha levantado el secreto de sumario de la confesión de un ejecutivo y ha dado cinco días a Cunha para defenderse.

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La respuesta de Cunha puede ser una bomba. Según la prensa brasileña, ya ha insinuado que, si se siente abandonado, puede implicar en el escándalo a nombres de todas las siglas. Un riesgo no solo para los partidos, ya manchados por muchas denuncias, sino también para el Gobierno interino de Michel Temer, que se tambalea a cada nuevo paso del caso Petrobras.

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