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La oposición europeísta sostiene a Tsipras en la negociación del pacto

El primer ministro griego logra la luz verde de la Cámara

maría antonia sánchez-vallejo (enviada especial)
El primer ministro griego, Alexis Tsipras, en la reunión con su grupo parlamentario en Atenas.
El primer ministro griego, Alexis Tsipras, en la reunión con su grupo parlamentario en Atenas. PANTELIS SAITAS (EFE)

El Gobierno griego ha conseguido durante la madrugada de este sábado el visto bueno del Parlamento a la propuesta que había enviado a Bruselas la víspera, y que será discutida este fin de semana con los socios europeos. Con el apoyo de la oposición moderada, y menor resistencia de la esperada entre las filas de los dos partidos que forman la coalición de Gobierno, el primer ministro Tsipras logró la luz verde de la Cámara para transmitir a Bruselas un compromiso político firme. Las autoridades bancarias acordaron mantener el cierre de los bancos una semana más.

Inmediatamente después del referéndum del pasado domingo, los activos internautas griegos lanzaron en las redes sociales una campaña que, bajo la etiqueta #ExplainNotoJuncker (Explica el no a Juncker), pretendía traducir al presidente de la Comisión Europea, con imágenes de los estragos causados por la austeridad, el verdadero significado de la consulta. Cuando el jueves por la noche el Gobierno remitió a Bruselas su propuesta definitiva –poco más o menos, la misma que el 61,3% de los votantes rechazó en las urnas-, los tuiteros ajustaron el paso y, desde este viernes, la etiqueta #ExplainNotoTsipras (Explica el no a Tsipras) vehicula el estupor de la ciudadanía ante el rotundo no que acabó siendo un sin paliativos.

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Un sin paliativos, además, para los dos partidos del Gobierno, que precisaron de una difícil terapia de grupo –las tormentosas reuniones de sus respectivos grupos parlamentarios- para deglutir la contradicción de votar, a primeras horas de la madrugada de hoy, una propuesta desestimada el 26 de junio. Pero, con el cierre de los bancos prorrogado otra semana aunque haya acuerdo y con una liquidez mínima –el dinero podría acabarse el domingo, según algunas fuentes-, la opción que se les ofrecía no era entre el o el no, sino “entre una propuesta mala y otra catastrófica”, la salida del euro, como dijo Alexis Tsipras a su bancada la mañana del viernes buscando su apoyo.

Tsipras presentó a medianoche ante el pleno del Parlamento los principales puntos de la propuesta enviada la víspera a Bruselas. “Estamos llegando al final de una larga batalla, con la posibilidad, no certidumbre, de lograr un acuerdo viable que ponga fin a los debates sobre el Grexit y que vuelva a traer a Grecia inversiones”, explicó. “Hemos cometido errores en la negociación, yo el primero, pero hemos dado batalla con dignidad y entre iguales. Hemos de admitir que la propuesta contiene medidas difíciles, pero es mejor que el ultimátum que nos dieron [los socios] a finales de junio. Y sobre todo, por primera vez está sobre la mesa el debate sobre la reestructuración de la deuda”.

A continuación, el primer ministro intentó aclarar por qué convocó un referéndum para terminar presentando una propuesta a los acreedores tan similar a la que estos le hicieron antes de la votación: “[En el referéndum] nunca pedimos el no para salir del euro o romper las negociaciones, sino como un mandato para reforzar nuestra postura en las negociaciones (…) Nos dirigimos hacia un programa sólo europeo en el que el FMI podrá participar a nivel técnico. La troika, como la conocimos, ha muerto”.

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Antes de la votación, cinco destacados miembros de Syriza y cuatro diputados de ANEL habían mostrado su disconformidad

Al enviar la propuesta a la Cámara, el Gobierno de Alexis Tsipras pretendía lograr luz verde para negociar con los socios este fin de semana –el hipotético acuerdo final deberá someterse a votación en su día-, y también mostrar a estos la seriedad de su oferta y el compromiso político que la sustenta, determinante para asegurar a corto plazo la viabilidad del Ejecutivo. El apoyo seguro de los tres partidos proeuropeos de la oposición (conservadores, socialistas y el liberal To Potami), aquilatado en la reunión de líderes políticos del lunes, garantiza a Tsipras un resultado positivo, frente a cierta disidencia en Syriza y su socio de Gobierno, la derecha soberanista de Griegos Independientes (ANEL).

Antes de la votación, sólo cinco destacados miembros de Syriza –tres diputados y dos dirigentes- y cuatro diputados de ANEL habían mostrado su disconformidad. Varios grupos menores dentro de Syriza rechazaron la propuesta, mientras que el ministro de Energía, Panayotis Lafazanis –líder de la importante Plataforma de Izquierda, el bastión más radical del partido-, fue más explícito. “La propuesta no es compatible con nuestro programa; el no del pueblo no puede traducirse en un humillante”, dijo. Tanto Lafazanis como Panos Kamenos, líder de ANEL y titular de Defensa, no firmaron la lista de reformas enviada a Bruselas. Sin embargo, a última hora de la tarde medios locales especulaban con el voto favorable de la Plataforma de Izquierda.

Así las cosas, con el enemigo en casa y en manos, coyunturalmente, de la oposición, lo que este viernes se juzgaba en Atenas era más que una lista de reformas sobre la que, además, el Ejecutivo no tendrá la última palabra. La pregunta que todos se hacían es qué ha pasado por la cabeza de Tsipras para desdecirse. “Le entró un ataque de pánico, se asustó. Lo que hasta ahora había sido un juego en circunstancias muy peligrosas, con la bandera del populismo empujando al referéndum, demostró ser un camino hacia ninguna parte, sobre todo en esta situación de asfixia económica, por eso ha retrocedido. Es algo surrealista, sin duda, pero lo cierto es que Tsipras sale fortalecido, dentro y fuera de su partido. Obviamente esto no termina aquí, ni siquiera aunque haya acuerdo”, sostiene el periodista y analista Nikos Konstandaras, del diario conservador Kathimerini, muy crítico con el Gobierno.

Otro analista, Stavros Lygerós, subraya también el triunfo de Tsipras: “Empezó a gobernar –si se le puede llamar gobernar a estos cinco meses plagados de errores- como un activista, y se ha convertido en un dirigente. Al final no han sido tantas las diferencias internas en Syriza, y la gente no ve los errores de Tsipras, sino a un chico que ha hecho todo lo que ha podido. La política es una moneda, en una cara están las medidas, lo real, y en la otra los símbolos. El referéndum envió un mensaje al establishment europeo, y la reestructuración de la deuda, que hasta la consulta había sido un tabú, ya está encima de la mesa. Los europeos no han querido comprender que el antiguo sistema político ha muerto, y que Tsipras es la única fuerza representativa que hay en el país”.

Según un sondeo de la encuestadora Metron Analysis publicado este viernes en el semanario Parapolitika, el 45,6% de los griegos votaría hoy a Syriza si hubiera elecciones -10 puntos más que hace unas semanas-, mientras el 55% considera correcta la opción del no en el referéndum. El 84% defiende la permanencia de su país en el euro, frente al 12% de partidarios de la dracma. El resto de los partidos pierden varios puntos en apoyo.

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