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Sin rastro de las 200 niñas raptadas

La ONU teme que muchas de las estudiantes nigerianas secuestradas hace un año por Boko Haram hayan sido asesinadas en las últimas semanas

reuters-liveFoto: reuters_live
José Naranjo

La noche del 14 al 15 de abril de 2014, miembros de Boko Haram entraron en el Instituto de Chibok, al noreste de Nigeria, y secuestraron a 276 jóvenes estudiantes que se preparaban para los exámenes finales. Medio centenar de ellas logró escapar de sus captores días después. El resto, algo más de 200, continúa en paradero desconocido. El alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra'ad al Hussein, cree que muchas de ellas podrían haber sido asesinadas en las últimas semanas, tanto en Bama, donde se encontraron decenas de cadáveres arrojados en pozos, como en otras localidades liberadas hace poco del control de los terroristas. “Algunos padres han perdido la esperanza de recuperarlas con vida. Incluso si algunas pueden regresar un día, ya no serán nunca las mismas”, asegura Ahmadu Jirgi, un funcionario local que está en contacto con las familias.

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Se calcula que Boko Haram ha secuestrado a unas 2.000 mujeres de todas las edades en los últimos años, pero el caso de las niñas conmocionó al mundo por ser masivo y por la edad de las víctimas. Sobre las 23.30 de la noche, las estudiantes, que se alojaban en los dormitorios del instituto, empezaron a escuchar disparos. Poco después, los terroristas llegaban al centro que estaba custodiado por un solo vigilante y las fueron subiendo en camiones. Como no tenían suficientes vehículos, muchas tuvieron que caminar durante 15 kilómetros a punta de fusil en dirección hacia el bosque de Sambisa, donde Boko Haram cuenta con campamentos.

Según el relato de una docena de jóvenes que lograron escapar, recogido en un informe elaborado por Human Rights Watch, las adolescentes han sufrido distintos tipos de abusos durante su cautiverio: trabajos forzados, violaciones. Muchas de las niñas secuestradas en Chibok eran cristianas y fueron obligadas a convertirse al islam. Pero, tal y como ya advirtió en un vídeo Abubakar Shekau, el líder de Boko Haram, el destino de la mayoría era el matrimonio forzoso, tanto en los países próximos, Camerún o Chad, como con los propios terroristas, a quienes incluso eran obligadas a acompañar como cocineras o porteadoras en sus ataques a pueblos.

Las adolescentes han sido violadas y obligadas
a trabajos forzados

“Nadie sabe a ciencia cierta dónde están. El Gobierno dijo que estaban en Gwoza, pero cuando esta ciudad fue tomada por el Ejército allí no estaban. El rumor de que algunas fueron asesinadas en Bama ha caído como una bomba entre las familias, pero no sabemos nada a ciencia cierta”, explica Jirgi.

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Hace un mes, el entonces presidente de Nigeria Goodluck Jonathan aseguró a la cadena African Independent Television que las niñas seguían vivas con el único argumento de que “cuando los terroristas matan, muestran los cadáveres para intimidar a la gente. Así que están vivas”.

Sin embargo, el 6 de abril, el alto comisionado de la ONU para los Derechos aseguraba al periódico nigeriano This Day que “en las últimas semanas nos llegan cada vez más noticias y pruebas de masacres y creemos que entre las víctimas se podrían encontrar las niñas de Chibok”. De momento no hay una sola certeza.

En un pueblo liberado se hallaron
decenas de cadáveres sin identificar

El anuncio de la posible muerte de las niñas está relacionado con los recientes éxitos en la lucha contra Boko Haram. Hace un año era un grupo que parecía imparable, en pleno proceso de expansión de su califato islámico. Pueblo a pueblo, ciudad tras ciudad, los terroristas habían logrado consolidar su presencia en una amplia zona de límites difusos en el noreste del país, de la que había logrado expulsar al Ejército nigeriano. Sin embargo, hoy en día el grupo está en plena retirada tras la intervención en el conflicto de Níger, Chad y Camerún y la recuperación de unas 60 localidades por parte del Ejército nigeriano. Los terroristas queman casas y asesinan a ciudadanos cada vez que son expulsados de un pueblo. Y Shekau ya advirtió de que matarían a las niñas. “Es la única manera de que los combatientes vuelvan a verlas en el Paraíso”, dijo.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

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