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Rumania elige a su presidente entre acusaciones de corrupción y espionaje

Miles de rumanos que viven en el extranjero denuncian colas de horas para poder votar

María R. Sahuquillo
Carteles de la campaña electoral a la presidencia rumana en Bucarest.
Carteles de la campaña electoral a la presidencia rumana en Bucarest.DANIEL MIHAILESCU (AFP)

Rumania elige este domingo a su presidente para los próximos cinco años. Con una campaña marcada por los escándalos de corrupción, las irregularidades con el voto de los rumanos de la diáspora --que tuvieron grandes dificultades para votar en la primera vuelta--, y las acusaciones personales entre los candidatos, el actual primer ministro, Victor Ponta, y el alcalde de Sibiu, Klaus Iohannis, se disputarán el cargo en la segunda vuelta. Ponta, socialdemócrata, es el favorito según los sondeos y ya obtuvo un 40% de los votos en la primera ronda electoral del pasado 2 de noviembre, frente al 30% de Iohannis (del Partido Liberal Nacional, conservador).

Los rumanos han comenzado a acudir a los 18.850 colegios electorales, que permanecerán abiertos hasta las nueve de la noche (las ocho en la España peninsular). A las cuatro de la tarde, cerca del 45% del alrededor de 18,3 millones de electores inscritos habían votado; esto significa 1,7 millones más que en la primra ronda a la misma hora, según informa la agencia France Presse.A pesar de que Ponta es el candidato favorito, según los sondeos, una amplia movilización --sobre todo de los jovenes,los votantes de las ciudades y lso rumanos de la diáspora-- podría inclinar la balanza hacia Iohannis.

Por eso todas las miradas están puestas en los más de 294 centros designados para votar en el extranjero. En ciudades como Londres, Paris, Munich,Turin o Madrid se han registrado colas kilométricas para poder pasar por las urnas, un problema que ya se repitió en la primera ronda. En Rumania, que tiene unos tres millones de ciudadanos viviendo en el extranjero, sobre todo en otros países europeos, el voto de la diáspora es fundamental.

En España, donde, según el INE hay alrededor de 800.000 rumanos el Gobierno rumano designó unos 15 centros para votar. A medio día de este domingo, alrededor de 25.000 ya lo habían hecho. Muchos tuvieron que esperar para hacerlo horas. En Coslada, una ciudad del este de Madrid en la que residen numerosos rumanos, Daniela Rosca explica que ha desistido después de estar esperando más de una hora. "Estoy enferma y no puedo estar tanto tiempo de pie. Esto es una verguenza. El Gobierno sabe que muchos de los que estamos fuera no votaremos por Ponta, por eso nos dificultan votar", dice esta empleada de hogar de 43 años, que acaba de dejar la cola, en la que a primer hora de la tarde aún aguardaba gente.

Cientos de rumanos hacen cola para poder votar este domingo en la Embajada de Rumania en París.
Cientos de rumanos hacen cola para poder votar este domingo en la Embajada de Rumania en París.GONZALO FUENTES (REUTERS)

Vlad Nicolescu, de 53 años, sí ha votado. "He esperado un poco y con este frío es incómodo, pero es buen momento para que nos unamos los rumanos", dice. Nicolescu, que trabaja en una tienda de repuestos, explica que su hermana también vive en el extranjero, en Francia, y que ha tenido que esperar horas para poder votar. En Paris las colas eran tan largas que, tras las denuncias de los ciudadanos, el nuevo ministro de Justicia --Teodor Melescanu, que sustituye al anterior, que tuvo que dimitir por las dificultades logísticas con el voto exterior de la primera vuelta-- aconsejó a los votantes que acudieran a Nancy, una localidad a unos 300 kilómetros, según informa la edición digital del diario Adevarul.

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En ciudades como Munich, Viena o Londres algunos rumanos han pasado la noche a las puertas de las embajadas o consulados, según informa la prensa local. Algunos llevaban cepillos de dientes, en un gesto simbólico, que pretendía decir que no se sabía aún cuando podrían volver a casa después de votar. En Bucarest, se están produciendo algunas manifestaciones en apoyo a los rumanos en la diáspora y el todavía presidente Traian Basescu ha hecho un llamamiento para que las urnas permanezcan abiertas hasta las doce de la noche en estas, las séptimas elecciones desde la llegada de la democracia al país.

Con su lema “orgullosos de ser rumanos” –que alude también de manera indirecta, y así lo ha dejado caer, al hecho de que su principal opositor provenga de la minoría germánica-- el socialdemócrata Ponta, de 42 años, aspira a ser el presidente más joven de la historia de Rumania y uno de los más jóvenes de la UE. Con su llegada a la presidencia lograría para el PSD (excomunistas) una cota de poder importantísima. Los socialdemócratas, señala Laura Stefan, analista del laboratorio de ideas Expert Forum, acaparan ya mayoría en el Parlamento y en gran parte de las cámaras regionales. La presidencia sería la puntilla. La victoria supondría, además, otro tanto para Ponta; en este caso muy simbólico: sucedería en el cargo a su archienemigo, el conservador Traian Basescu –presidente durante una década—, con el que ha mantenido desencuentros extremadamente serios. Tanto, que hace dos años, el socialdemócrata impulsó un referéndum para suspenderle.

Ponta es favorito en los sondeos. Su victoria daría un poder muy extenso a los socialdemócratas. Mayoría ya en el Gobierno y parlamentos regionales

Mientras, la victoria de Iohannis, miembro de la minoría germana del país, señala Stefan desde Bucarest, supondría una grieta en el avance de los socialdemócratas, pero sobre todo un giro del país hacia una postura radicalmente opuesta y muy crítica a Rusia y a los negocios de Rumania con Moscú. La analista señala que aunque ambos candidatos son pro-Unión Europea, Ponta mantiene una postura algo más de perfil que el conservador Ponta respecto a las sanciones a Rusia por la crisis ucrania.

Andrei Muraru, expresidente del Instituto para el Estudio de los Crímenes del Comunismo y asesor del PNL de Iohannis afirma, sin embargo, que el alcalde de Sibiu tiene todavía una baza importante para proclamarse vencedor el domingo: el aumento de los rumanos que acudan a las urnas. "La participación en en la primera vuelta fue del 53%. Pero siempre, desde 1990, ha sido más alta en la segunda. Si la participación se acerca al 60%, y sobre todo teniendo en consideración que alrededor de un 3% de los votos procederán de los rumanos en la diáspora [que se estima que votarán, como en la primera vuelta por Iohannis], creo que Ponta puede tener un verdadero problema ", dice.

Pero con sondeos o sin ellos, la campaña ha estado marcada claramente, afirma el analista político Claudiu Munteanu, por una carencia de propuestas concretas y una escasísima agenda. Aunque el Gobierno –que lidera Ponta como primer ministro-- sí ha anunciado, en plena campaña, una subida de unos 15 euros en el salario mínimo; hasta alcanzar los 220.

Poco se ha hablado, no obstante, de impulsar el presupuesto para educación o Sanidad, a pesar del estado muy deficiente del sistema de salud al que Rumania dedica solo un 4% de su PIB a Sanidad (Francia, por ejemplo aporta un 12%). El país registra la tasa de mortalidad del país es de 9 por cada mil niños, la más elevada de la UE.

Tampoco se han registrado propuestas concretas sobre el avance en la lucha contra la corrupción, que sigue lastrando al país. De hecho, los escándalos han salpicado a ambos candidatos. Hace unas semanas se conocía que destacados miembros del PSD –también el suegro de Ponta y otros familiares-- habían cobrado comisiones durante años por contratos con empresas relacionadas con el sistema educativo. Mientras, los socialdemócratas acusaban a Iohannis –al que sus opositores denominan “el alemán”-- de corrupción y también de malas prácticas.

El conservador ha sido acusado de poseer seis viviendas en Sibiu, que habría comprado cuando todavía era catedrático de Física en la Universidad (un puesto que no se caracteriza por un sueldo elevado). Además, está pendiente de una sentencia judicial por las denuncias de incompatibilidad de su cargo de alcalde y el de presidente de la empresa municipal de aguas, que llegó a ejercer durante un par de años. Iohannis se arriesga a ser inhabilitado, lo que le impediría ser presidente en caso de proclamarse vencedor.

Sin embargo, uno de los momentos más sonados de la campaña fue cuando el actual presidente, Traian Basescu, acusó al primer ministro Ponta de ser un espía encubierto del Servicio de Inteligencia Exterior (SIE) entre 1997 y 2001. Basescu aseguró que eso explicaría la maniobra de Ponta, que en 2013 decidió introducir un artículo en la legislación que marca que se mantendrá en secreto la identidad de todos los agentes que abandonen los servicios de Inteligencia. El primer ministro negó las acusaciones de Basescu.

Los últimos datos económicos del país podrían contribuir a la victoria de Ponta. El viernes, último día de la campaña, se hicieron públicos las cifras que muestran que la economía ha crecido un 3,1% en los primeros nueve meses del año. Ponta también tiene el apoyo de la Iglesia ortodoxa rumana (el 86,4% de los rumanos son ortodoxos), que ha llegado incluso a hacer campaña por el Primer Ministro.

Diáspora sin voto

Miles de rumanos de la diáspora tuvieron, el pasado 2 de noviembre, problemas graves para depositar sus votos. La escasez de centros habilitados para ello y de personal para supervisar las urnas provocaron largas colas en ciudades de Estados Unidos, Reino Unido o Francia; donde algunos finalmente no pudieron votar. El escándalo con lo ocurrido con el voto exterior ha desencadenado la dimisión del ministro de Asuntos Exteriores rumano, Titus corlatean.

El viernes por la noche, miles de rumanos salieron a la calle en Bucarest y otras ciudades de Rumania, como Cluj (en el noroeste), para protestar por lo ocurrido y solidarizarse con los rumanos en el exterior. Con pancartas con lemas como "Solidaridad con la diáspora", "Vota con la cabeza, no con el estómado" o "Nos importa", protestaban contra el Gobierno del primer ministro Victor Ponta, candidato favorito, según los sondeos, en las elecciones del domingo donde se disputará la presidencia con Klaus Iohannis.

Se calcula que unos cuatro millones de rumanos viven en extranjero, la mayoría en países de Europa occidental (en España hay registrados alrededor de 800.000 según el INE). Unos 160.000 votaron en la primera vuelta de las elecciones, celebradas el pasado dos de noviembre, a las que concurrieron 14 candidatos. El 46% apostó por el conservador de la minoría alemana Klaus Iohannis, frente al 15,8% que votó por Victor Ponta, socialdemócrata y actual Primer Ministro.

El voto de los rumanos de la diáspora puede ser clave en las elecciones del domingo. En las elecciones de 2009, Traian Basescu ganó la presidencia en un segundo mandato por un margen de unos 70.000 votos en la segunda vuelta, sobre todo de rumanos en el extranjero. De ahí las duras críticas de los partidos de oposición al PSD de Ponta. Su Gobierno ya ha prometido reforzar y ampliar los centros de votación para el domingo.

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Sobre la firma

María R. Sahuquillo
Es jefa de la delegación de Bruselas. Antes, en Moscú, desde donde se ocupó de Rusia, Ucrania, Bielorrusia y el resto del espacio post-soviético. Sigue pendiente de la guerra en Ucrania, que ha cubierto desde el inicio. Ha desarrollado casi toda su carrera en EL PAÍS. Además de temas internacionales está especializada en igualdad y sanidad.

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