Teherán y Moscú acuerdan construir dos nuevos reactores nucleares
El combustible se producirá en Rusia y será almacenado en este país tras su uso en Irán
Irán y Rusia firmaron este martes un acuerdo para la construcción de dos nuevos reactores nucleares destinados a la central iraní de Bushehr, con opción a otros dos. El compromiso, que se produce en vísperas de que concluya el plazo para alcanzar una solución al contencioso por el programa atómico iraní, refuerza el mensaje de que Teherán mantiene su empeño de desarrollar la energía nuclear. Moscú, por su parte, se apresuró a aclarar que el pacto se ciñe al Tratado de No Proliferación y estará bajo el control del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA).
El contrato, suscrito por sendas filiales de las respectivas organizaciones nucleares, contó con la presencia de sus responsables, el iraní Ali Akbar Salehi y el ruso Serguei Kirienko, según informaron las agencias de noticias. De acuerdo con el protocolo firmado entre ambas instituciones, el combustible nuclear destinado a los nuevos reactores se producirá en Rusia y una vez usado, será igualmente devuelto a ese país para su almacenamiento, tal como se viene haciendo hasta ahora con el primer reactor de Bushehr.
Desde que en el verano de 2002 se descubriera el programa nuclear secreto de Irán, este país ha sido objeto de una enorme presión internacional para que aclare los objetivos del mismo. EE UU y sus aliados, en especial Israel, sospechan desde el principio que la República Islámica busca dotarse del arma atómica, algo que niegan con firmeza sus portavoces. La falta de explicación para algunos experimentos y las dificultades para verificar el carácter exclusivamente civil del proyecto llevaron a que se le impusiera un durísimo régimen de sanciones internacionales, cuyo levantamiento Teherán trata ahora con los cinco miembros del Consejo de Seguridad (EE UU, China, Rusia, Reino Unido y Francia) más Alemania.
En la recta final de esas negociaciones, que las partes han previsto concluir el próximo día 24, se ha filtrado que se contempla que Irán envíe a Rusia sus reservas de uranio enriquecido para producir combustible nuclear (al 5%) para así ampliar el tiempo que tardaría en poder fabricar una bomba atómica. Esa medida, entre otras, alejaría las sospechas sobre las intenciones iraníes. A pesar de contar con las cuartas reservas mundiales de petróleo y las segundas de gas, la República Islámica defiende el programa nuclear tanto por sus crecientes necesidades energéticas como vía de desarrollo científico.
El convenio sellado con Moscú contempla “la posibilidad de producir en Irán algunos elementos del combustible nuclear que será utilizado en los reactores”. Ese detalle podría ayudar a las autoridades iraníes a hacer más digeribles para consumo interno las previsibles concesiones que exigiría el acuerdo nuclear si finalmente llega a alcanzarse.
La central de Bushehr, en la orilla oriental del golfo Pérsico, nunca ha sido cuestionada por los informes del OIEA ni forma parte de las conversaciones con las grandes potencias. La planta, que tiene una capacidad de mil megavatios, la inició una compañía alemana en tiempos del sah, pero fue finalmente la empresa estatal rusa Atomstroïexport quien terminó de construirla en septiembre de 2013. Hace ya varios años que Teherán anunció su voluntad de aumentar la producción de electricidad de origen nuclear hasta los 20.000 megavatios y construir hasta diez centrales más.
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