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Los escollos de la independencia unilateral de una futura Palestina

El nuevo Estado tendría problemas de acceso a recursos sin pactar con Israel

Patricia R. Blanco
El presidente palesitno, Mahmud Abbas, reza por los muertos en Gaza, el pasado lunes, en una rueda de prensa en Ramala.
El presidente palesitno, Mahmud Abbas, reza por los muertos en Gaza, el pasado lunes, en una rueda de prensa en Ramala.ABBAS MOMANI (AFP)

La creación unilateral de un Estado palestino planteada el pasado martes por el presidente Mahmud Abbas es “difícilmente viable” sin un acuerdo con Israel. “Que nadie diga que no se puede resolver el conflicto y que no es posible la solución de dos Estados, pero con la negociación de las dos partes”, sostiene Gadi Baltiansky, director general de la Iniciativa de Ginebra por la Paz, una organización formada por palestinos e israelíes que ha diseñado un plan para la solución de dos Estados. Pero sin un pacto previo con Israel la creación de un país independiente chocaría con muchas trabas, aunque contara con un amplio apoyo internacional.

“Israel declaró la independencia [en 1948] con cierta legitimidad pero sin pedir permiso. Los palestinos podrían hacer lo mismo, pero no lo hacen porque inmediatamente deben hacerse cargo de todos los aspectos que conlleva gestionar un Estado y todavía no pueden”, defiende el escritor y crítico israelí Yoram Meltser. Uno de los principales problemas que una Palestina independiente debería solventar, según Meltser, es el acceso al agua y la producción de electricidad, que “Israel proporciona ahora en parte a los palestinos”.

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Además de los recursos naturales y la energía, la independencia unilateral palestina no podría resolver la creación de un corredor entre Gaza y Cisjordania. Según Shlomo Avineri, profesor de ciencias políticas de la Universidad Hebrea de Jerusalén, Israel no tendría la obligación de garantizar la comunicación entre los dos territorios, lo que en la práctica supondría que los palestinos no podrían atravesar los aproximadamente 65 kilómetros que separan Gaza de Hebrón.

Tampoco sería fácil convertir Jerusalén Este en capital palestina, como planteó Mahmud Abbas, sin un pacto previo con Israel. “Jerusalén ya está dividida, pero ¿qué ocurriría con los lugares santos?”, se pregunta Meltser.

Otro de los escollos que una Palestina independiente debería afrontar es la existencia de los asentamientos de colonos israelíes en Cisjordania y Jerusalén Este, que la declaración unilateral de independencia, por sí misma, no resuelve, considera Shlomo Avineri. Según el politólogo, es poco probable que Israel colaborara en su desmantelamiento.

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Israel todavía no se ha pronunciado sobre el planteamiento de Mahmud Abbas. Pero en 2010, cuando la Autoridad Palestina sugirió la posibilidad de una declaración unilateral de independencia, anunció que respondería con “medidas también unilaterales” que no quiso especificar.

No obstante, Avineri señala un aspecto positivo: una negociación entre dos Estados podría ser más fácil que entre un país ocupante y un territorio ocupado, considera el politólogo, en alusión a los posibles acuerdos entre israelíes y palestinos sobre las fronteras, los asentamientos o la capitalidad de Jerusalén.

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Sobre la firma

Patricia R. Blanco
Periodista de EL PAÍS desde 2007, trabaja en la sección de Internacional. Está especializada en desinformación y en mundo árabe y musulmán. Es licenciada en Periodismo con Premio Extraordinario de Licenciatura y máster en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid.

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