_
_
_
_
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

De regreso a Irak

Lo anunció Barak Obama el jueves por la noche: Estados Unidos atacaría el Estado Islámico de Mosul y así ocurrió a las pocas horas. Obama regresa de este modo a la guerra a la cual se opuso como senador y terminó como presidente, aunque con una estrategia militar propia de la era Clinton, ataques aéreos sin personal en tierra.

La decisión fue tomada una vez que los yihadistas avanzaron en dirección del Kurdistán, al este. Arrasando virtualmente con todo lo que encontraron en su camino, el punto crítico fue el ataque a la secta religiosa yazidí, sometida a morir de hambre y sed en las montañas a las que huyeron, o descender y ser ejecutados por los fundamentalistas.

Pero la decisión no es solo intervención humanitaria. El ataque a la región semiautónoma de Kurdistán—la cual ni siquiera Sadam Husein logró doblegar—amenaza con alterar un equilibrio de por sí inestable, frágil en los últimos meses. Un enclave entre Irak, Irán, Siria y Turquía, esta nación sin estado ha sido un buffer beneficioso en una zona de conflicto, un amortiguador que EEUU siempre ha tratado de preservar como tal.

El retorno a Irak no deja de estar plagado de paradojas y complicaciones. No puede entenderse desligado de la historia reciente—la invasión de Irak en 2003—ni de la política interna estadounidense—la creciente animosidad entre ambos partidos. En cuanto a lo primero, la cuestión mayor, e irresuelta, es que la guerra de la década pasada destruyó el propio Estado en Irak, o sea, la entidad que controla las fronteras y monopoliza los instrumentos de coerción. Sin estado no puede haber Gobierno, y como el peor de los Gobiernos es preferible a la ausencia del mismo, el resultado es ese pseudo Gobierno, el Califato de Mosul.

El estado ausente, que Sadam Husein apenas lograba mantener en pie por medio del terror, se ha evaporado aún más desde que el ejército estadounidense abandonó suelo iraquí. El regreso de Obama a Irak reconoce implícitamente la necesidad de encontrar caminos para reconstruir ese estado, condición imprescindible para que la región recupere un mínimo de estabilidad.

El segundo punto tiene algo de repetitivo. Los republicanos critican a Obama por ser débil e indeciso, de Ucrania a Irak y pasando por Siria y Gaza. Algo de eso es cierto. Obama es un presidente reticente (reluctant), con inclinaciones aislacionistas y una presidencia concentrada en resolver la crisis económica de 2008. Pero al mismo tiempo olvidan que la guerra de 2003 también contribuyó a vaciar las arcas públicas, desfinanciando al Pentágono, y que su justificación falsa, las armas químicas, vació de credibilidad cualquier estrategia militar futura. Ese dilema es anterior a Obama y es parte de su aparente debilidad.

En un año electoral, Irak es otra vez ítem propicio para la extorsión legislativa y la pesca de votos, tanto como lo han sido la política inmigratoria y la reforma del sistema de salud. El problema para el resto del mundo es que esta crisis tiene un impacto inmediato para la estabilidad internacional. Es que un viejo principio de las relaciones internacionales dice que peor que usar excesivamente el poder estructural de una superpotencia, es no usarlo en absoluto.

Eso también le critican a Obama en Washington.

@hectorschamis

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_