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Un proyecto turístico amenaza el área natural de la isla de Holbox

El plan expone a la flora y fauna de la península de Yucatán en México

Sonia Corona
Las costas de la isla de Holbox.
Las costas de la isla de Holbox.

La amenaza a las áreas naturales protegidas de México está latente. Ahora la mira de los inversionistas turísticos se ha posado sobre la isla de Holbox, al noreste de la península de Yucatán (Estado mexicano de Quintana Roo). Incrustada en las cristalinas aguas del Caribe mexicano y en dentro del Área de Protección Natural Yum Balam, la isla es candidata para la construcción de un complejo turístico en un área de 980 hectáreas que ha sido llamado La Ensenada.

Este plan fue propuesto en septiembre de 2012 por el conglomerado Península Maya Developments, una asociación de empresarios de Yucatán y México DF, que desde entonces presentó una Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) para pedir la autorización para construir el complejo turístico. El proceso de evaluación había sido congelado por la petición de las autoridades ambientales a los inversores de más información sobre el impacto del proyecto en el sitio. Sin embargo, el pasado 29 de mayo la evaluación fue reanudada y el veredicto podría conocerse en las próximas semanas.

La isla de Holbox, que cuenta con la protección desde 1994, es conocida por su riqueza en flora y fauna. En ella anidan aves como el flamenco, el zopilote rey (buitre), las águilas crestadas y el halcón peregrino. Además, en sus costas existe una importante anidación de tortugas marinas y la migración más grande del mundo de tiburón ballena. Los coches y taxis son carritos de golf, y sus calles son de arena blanca. Algunos habitantes de la isla y varios grupos ambientalistas se oponen a la construcción del complejo turístico —de tres hoteles y 872 residencias— por el daño ambiental que supondría a la región y en general a la reserva. Los inversores defienden el proyecto asegurando que el 90% de la zona no será perturbado.

Alejandra Serrano, directora de la oficina sureste del Centro Mexicano de Derecho Medio Ambiental (Cemda) explica a EL PAÍS que uno de los puntos clave en la polémica es que las autoridades ambientales mexicanas no han redactado el Programa de Manejo del Área Natural Protegida Yum Balam. Este reglamento, que debió elaborarse en 1995, plantearía normas claras sobre lo que puede o no construirse en la isla de Holbox y toda el área de Yum Balam. “Estos pendientes de parte de las autoridades en cuanto a cumplimiento de sus obligaciones está incrementando los riesgos ambientales y por ende sociales, porque no hay reglas claras, y da lugar a la especulación”, comenta.

El Cemda ha denunciado que el proyecto de Península Maya Developments planea el dragado de la costa en Chiquilá, la zona más cercana a la zona terrestre de la península, además de la construcción de canales de tres kilómetros de longitud que atravesarán algunas secciones de la isla. Con ello, señala Serrano, se dañaría los manglares de la isla, así como a la Laguna de Yalahau, el hábitat del manatí —un mamífero con aletas, único en las costas del Caribe. “La Manifestación de Impacto Ambiental de la empresa señala que no hay avistamiento de manatí desde hace muchos años, para ellos no hay porque en un vuelo que hicieron no vieron manatí. Sin embargo, nosotros presentamos a la Semarnat fotografías recientes de que se han visto a estos animales en la laguna”, menciona Serrano.

El decreto que protege la región establece que se pueden realizar actividades de conservación ambiental y de aprovechamiento para los habitantes de esa zona, que son principalmente ejidatarios. La isla de Holbox tiene unos 1.400 habitantes y algunos de ellos ya han vendido sus terrenos al conglomerado de inversores. La situación ha generado tensión entre los pobladores que apoyan la construcción del complejo y los que rechazan las ofertas de los inversores para vender sus tierras. El pasado domingo un grupo de ejidatarios tomó la alcaldía de Holbox para denunciar que la venta de algunos de los terrenos ha sido con engaños y en asambleas sin fundamento legal.

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La Semarnat se abstiene de hacer comentarios sobre el proyecto y la situación en Holbox mientras evalúa la Manifestación de Impacto Ambiental. El delegado de Semarnat en Quintana Roo, Raúl Omar González Castillo, ha expresado a la prensa local que podría darse una respuesta sobre si el proyecto se construye o no en un plazo de 15 a 20 días.

El caso de la isla Holbox ha saltado a la opinión pública apenas una semana después de que el proyecto de construcción de un complejo turístico al lado de la reserva natural de Cabo Pulmo, en la Península de Baja California, fuera descartado. Los inversionistas anunciaron el pasado viernes que retirarían su plan para edificar hoteles y villas habitacionales después de que la Semarnat les negara la construcción y los habitantes rechazaran el proyecto.

Desde Greenpeace, María Colín, asesora de la organización, advierte de que en casos como los de Cabo Pulmo y Holbox la presentación de la Manifestación de Impacto Ambiental ante la Semarnat es un documento clave que puede ser parte la decisión de alterar zonas protegidas. En el texto Malas prácticas en materia de Evaluación de Impacto Ambiental en México, Colín propone que las autoridades ambientales mexicanas prohíban la presentación de varios proyectos en el mismo sitio, así como la fragmentación de los planes, para evitar la insistencia de grupos inversores. Además, la organización propone que las consultas públicas sobre las propuestas sean obligatorias para mejorar la transparencia alrededor de los proyectos cercanos a áreas protegidas del país.

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Sobre la firma

Sonia Corona
Es la jefa de la redacción de EL PAÍS en México. Cubre temas de Política, Economía, Tecnología y Medio Ambiente. Fue enviada especial para las elecciones presidenciales de 2020 en EE UU. Trabajó en Reforma y El Huffington Post. Es licenciada en Comunicación por la Universidad de las Américas Puebla y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.

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