Tailandia vota en unas elecciones que no cerrarán la crisis política
La oposición boicotea unos comicios con los que la primera ministra no logra neutralizas las protestas callejeras de Bangkok Graves problemas para constituir mesas en una jornada sin incidentes violentos graves
Tailandia ha celebrado elecciones generales anticipadas este domingo sumida en una polarización política (y social) inédita. La jornada transcurre básicamente en calma, sin incidentes violentos graves, pero en una parte considerable de las circunscripciones electorales de las zonas dominadas por la oposición -Bangkok y el sur del país- las mesas electorales no se han podido constituir. Desde luego colas no ha habido en la capital, los votantes llegaban a cuentagotas. El opositor Partido Demócrata boicotea estas elecciones que la primera ministra, Yingluck Shinawatra, --que votó en la capital y no en el norte de donde procede--convocó a finales de año en un intento de neutralizar las protestas opositoras en Bangkok que piden desde hace tres meses la caída de su Gobierno. El trasfondo de esta crisis es la lucha entre la elite tradicional –los militares, la burocracia y la corte—y la nueva elite, simbolizada por el controvertido Taksim Shinawatra, hermano mayor de Yingluck.
“Creo que esta es la manera de hacer las cosas en democracia”, explicaba esta mañana Su Phaphan, de 25 años, tras depositar la papeleta en el centro de Bangkok. “Esto no significa que yo apoye al Gobierno, aquí cada uno puede elegir”, añadía esta jefa de márketing de un hotel. El despliegue de seguridad ha sido considerable (200.000 policías y 7.000 soldados en todo el país) en vista de los enfrentamientos entre ambos bandos, que el sábado causaron siete heridos, incluidos varios de bala, y que han matado a diez personas desde noviembre.
Los que se movilizan contra la primera ministra y su hermano, que también fue jefe del Gobierno, exigen que un comité de sabios haga unas reformas que no precisan antes de celebrar unas elecciones. “Necesitamos una reforma para tener un gobierno limpio y unas elecciones limpias”, arengaba alguien en inglés desde el escenario de la protesta de Silom. En la de Ratchathewi, una cantante entretenía a la concurrencia con lo más conocido de Amy Winehouse y otras temas occidentales.
Agrupados bajo el pomposo nombre de Comité Popular para la Reforma Democrática (CPRD) este domingo no han coaccionado a sus compatriotas que querían votar. Las acampadas son una especie de verbenas con música en directo, mítines, puestos de comida gratis y de venta de camisetas de recuerdo.
El norte y el noreste del país, zonas más pobres y más pobladas que Bangkok y auténtico caladero de votos de Taksin, han votado con normalidad.
Las autoridades han anunciado que este domingo no habrá resultados una vez cierren los colegios a las tres de la tarde (las nueve de la mañana en la España peninsular). Los comicios difícilmente resolverán la crisis porque, junto al boicot opositor, en 28 circunscripciones sureñas ni siquiera se ha votado porque la presión del Partido Demócrata, dominante en la zona, impidió que se presentara ningún candidato. También ha sido imposible votar en un tercio de las circunscripciones de Bangkok y en casi dos tercios del sur porque los manifestantes han impedido la entrega de papeletas a los colegios y los funcionarios que debían gestionar las mesas electorales no se han presentado.
Unos 49 millones de electores estaban convocados a las urnas para elegir 500 diputados. Pheu Thai, el partido de los afines al clan de la primera ministra, logró el 48% en 2011; el Partido Demócrata, el 35%. Las diversas marcas electorales de Taksin -que huyó a Dubái para evitar una condena por corrupción- han ganado todas las citas electorales celebradas en Tailandia desde su arrolladora irrupción en 2001.
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