Brasil quiere exportar el éxito de sus políticas sociales

La ministra de Desarrollo Social se reunirá en Washington con el Banco Mundial para explorar vías de cooperación

Excluidos en Brasil, foto de archivoEFE

Diez años después de la creación del programa de ayuda económica Bolsa Familia, que ha sacado a millones de ciudadanos de la pobreza, el Gobierno brasileño y el Banco Mundial creen que la experiencia de este modelo puede resultar muy útil a otros países en desarrollo. Invitada por el organismo internacional, la ministra de Desarrollo Social de Brasil, Tereza Campello, se reunirá este jueves en Washington con altos cargos del Banco Mundial para explorar vías de cooperación.

La principal finalidad es asesorar a otros países interesados en impulsar “meca...

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Diez años después de la creación del programa de ayuda económica Bolsa Familia, que ha sacado a millones de ciudadanos de la pobreza, el Gobierno brasileño y el Banco Mundial creen que la experiencia de este modelo puede resultar muy útil a otros países en desarrollo. Invitada por el organismo internacional, la ministra de Desarrollo Social de Brasil, Tereza Campello, se reunirá este jueves en Washington con altos cargos del Banco Mundial para explorar vías de cooperación.

La principal finalidad es asesorar a otros países interesados en impulsar “mecanismos” de ayuda a los más pobres, explicó este miércoles Campello a EL PAÍS tras participar en un coloquio organizado por el Instituto de Brasil en el Wilson Center de la capital estadounidense. Entre las posibles medidas que se barajan están la creación de una plataforma tecnológica para compartir información o iniciativas para mejorar la capacitación de los asistentes sociales.

Las autoridades brasileñas ya prestan cooperación en proyectos de lucha contra la pobreza a países de África, América Latina, Oriente Medio y Asia. La ministra destacó que muchas naciones en desarrollo “usan el ejemplo de Brasil como inspiración”, aunque avisó que “ninguna política puede ser implantada ni copiada” como tal porque las realidades de cada entorno difieren.

Aprovechando su estancia en Washington, la integrante del Ejecutivo de Dilma Rousseff participará el viernes en un coloquio organizado por el Center for American Progress, un 'think tank' progresista próximo a la Casa Blanca, pero no tiene previsto ningún encuentro con miembros de la Administración de Barack Obama, algo a lo que restó importancia. Campello explicó que no ha solicitado ninguna reunión porque el eje de la visita es la cita con el Banco Mundial y que, pese a que las autoridades brasileñas están abiertas a cooperar con todos los países, suelen ser los más pobres los que muestran interés por el modelo de Bolsa Familia. Aún así, el programa social creado en 2003 -consistente en una una ayuda económica de unos 50 dólares a quienes ganan menos de 30 dólares por mes- también ha generado elogios en EE UU, por ejemplo del exalcalde de Nueva York Michael Bloomberg.

Durante el coloquio de este miércoles, la ministra hizo una encendida defensa de los bondades de esta línea de asistencia y revertió las críticas de quiénes aseguran que Bolsa Familia fomenta que las familias tengan más hijos para así recibir más subsidios o que los adultos dejen sus trabajos para así garantizarse un nivel mínimo de ingresos para beneficiarse de las ayudas. Explicó que hay un profundo sistema para evitar fraudes y se congratuló de haber cumplido con creces los objetivos del programa: fomentar la asistencia a las escuelas y la atención sanitaria de las familias, así como reducir la pobreza y el hambre. Por ejemplo, enumeró, en los últimos diez años la fecundidad ha caído un 20% en todo Brasil y un 30% entre las familias más pobres; el número de empleos casi se ha duplicado, la atención sanitaria prenatal ha aumentado un 40%, mientras que los muertos por nutrición y diarrea se han reducido un 58% y un 46% respectivamente.

En paralelo, ensalzó Bolsa Familia, junto a otras ayudas complementarias impulsadas en 2011 bajo el programa Brasil sin Miseria, ha conseguido sacar de la pobreza extrema -cifrada en menos de 1,25 dólares al día- a 36 millones de personas, lo que supone un descenso del 89%. Cerca de 14 millones de familias, equivalente a unos 50 millones de ciudadanos, se han beneficiado de estas medidas de asistencia. Ahora, el gran desafío es conseguir que las ayudas lleguen a las aproximadamente 600.000 familias brasileñas que siguen acuciadas por la pobreza extrema. El compromiso de Rousseff es erradicar por completo esta lacra en 2014.

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Finalmente, la titular de Desarrollo Social se refirió al impacto económico del que calificó como el “programa más estudiado del mundo”. Destacó que cada dólar invertido por el Estado genera un retorno en la economía de 1,78; y que ha reducido significativamente las brechas de ingresos. En el período comprendido entre 2002 y 2012, detalló, la renta del 20% más pobre de la población brasileña creció un 6,4% mientras que la del 20% más rico lo hizo un 2,5%. En paralelo, dijo, el valor del salario mínimo se incrementó un 72% entre 2002 y 2013.

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