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El paraíso chino está en el Caribe

Las Islas Vírgenes Británicas son el segundo inversor extranjero en el país asiático Con solo 27.000 habitantes tiene registradas 400.000 empresas vinculadas a chinos

Una de las playas de Road Town, capital de Tortola, la principal de las Islas Vírgenes Británicas.
Una de las playas de Road Town, capital de Tortola, la principal de las Islas Vírgenes Británicas.Alex Shprintsen (CBC)

Una de las principales atracciones turísticas de Tortola, la principal de las Islas Vírgenes Británicas, un pequeño archipiélago en el Caribe con palmeras y playas de arena blanca, son sus destilerías de ron de caña. Sus ciudadanos presumen de que la isla ha sido guarida de piratas y bucaneros. Aseguran que Robert L. Stevenson se inspiró en una de estas islas para escribir la Isla del Tesoro. Y que aún guardan el secreto del ron que bebían los piratas. Pero el verdadero secreto de este territorio británico de ultramar es su sector financiero. Esta pequeña jurisdicción formada por unas 40 pequeñas islas alberga más de un millón de empresas, la mayoría de origen chino.

Las Islas Vírgenes tienen corazón caribeño pero sus pulmones son chinos. Este archipiélago es el segundo inversor directo extranjero en China, según datos oficiales. Cerca del 10% de la inversión exterior que recibe el país asiático procede del este centro offshore.

“Más del 40% del negocio de los servicios financieros de las Islas Vírgenes Británicas proviene de Asia y el Pacífico”, afirmaba el primer ministro de las islas, Orlando Smiths, en mayo del año pasado al estrenar una oficina del micro estado en Hong Kong, según recogió la prensa local. “Hay una muy fuerte conexión financiera entre China, Hong Kong , Singapur y las Islas Vírgenes Británicas”, puntualizó. El principal ingreso para esta jurisdicción opaca son las tasas que recibe por la constitución y mantenimiento de las sociedades a nombre de extranjeros.

Las Islas Vírgenes Británicas son consideradas un refugio fiscal pese a los esfuerzos de su Gobierno para luchar contra esta etiqueta. La oligarquía empresarial china ha colonizado la actividad financiera de la isla sin apenas dejar rastro. Opera desde Hong Kong. Allí es posible abrir una sociedad con domicilio en este micro estado para escapar a los controles oficiales y eludir los impuestos.

Nick Shaxson, autor de Treasure Islands (Las islas del Tesoro), sobre el origen de los paraísos fiscales, explica en su blog cómo los chinos utilizan las Islas Vírgenes: crean sociedades radicadas en este territorio offshore adonde trasladan las ganancias de sus inversiones en el exterior y desde allí los mueven a China. En el camino se han beneficiado de los privilegios fiscales que Pekín ofrece a los inversores extranjeros. También es habitual que compañías chinas trasladen allí los beneficios, a través de ingeniería contable —mediante los precios de transferencia— para reducir su factura tributaria. En realidad, en la mayoría de los casos no es más que una cuestión de elusión de impuestos, explica Shaxson.

El paisaje de Road Town (capital de Tortola) está formado por palmeras, playas de arena fina y un apacible puerto deportivo con lujosos yates. Apenas hay presencia de la invasión financiera china. El micro estado cuenta con unos 27.000 habitantes y tiene registradas más de 480.000 sociedades, según datos oficiales del organismo supervisor de las islas que no incluye fideicomisos, fundaciones y fondos de inversión. Portcullis TrustNet, el intermediario empresarial que opera en la zona y a cuya base de datos ha tenido acceso el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, en sus siglas en inglés), señala en su web que hay más de 1,4 millones de entidades, unas 50 entidades por cada ciudadano. Algunas de estas sociedades apenas duran unas semanas. Se estima que el 40% de las sociedades offshore del mundo está registradas en este archipiélago. La estabilidad política, las facilidades para abrir una entidad online, las garantías legales y el bajo coste administrativo son las principales bazas de este archipiélago.

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A pesar de esta burbujeante actividad empresarial, en Road Town solo hay un juez, según el diario de Hong Kong South China Mornig Post. Este magistrado apenas da abasto para dirimir las múltiples y multimillonarias disputas legales sobre la titularidad de los bienes depositados en las entidades, la mayoría de herederos extranjeros.

La actividad financiera del archipiélago caribeño despegó tras la desregulación financiera llevada a cabo por la ex primera ministra británica, Margaret Thatcher, en los ochenta. Pero no fue hasta 1996, tras la visita de una delegación de este territorio británico de ultramar a China para vender sus bondades fiscales, cuando se dispararon los vínculos financieros entre ambos.

Aunque el Gobierno chino y el micro estado tienen acuerdos de intercambio de información desde 2009, estos no sirven de mucho. Cuando desde China se interesan por la titularidad de alguna sociedad, no suele aparecer el nombre registrado sino el de otra empresa radicada en Samoa, o Caimán.

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