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Un culebrón político a la checa

Los partidos intentan acordar un anticipo electoral para poner fin a dos meses de escándalos y sobresaltos

S. B.
El primer ministro checo, Jiri Rusnok, habla este miércoles en una rueda de prensa en el Parlamento en Praga.
El primer ministro checo, Jiri Rusnok, habla este miércoles en una rueda de prensa en el Parlamento en Praga.FILIP SINGER (EFE)

En apenas dos meses, los checos han visto la mayor redada policial en años, con policías entrando en la sede del Gobierno y de empresas públicas; han visto detenida por sobornos y espionaje a la mano derecha del primer ministro quien, apodado Don Limpio, abanderaba la lucha contra la corrupción; y han visto caer dos Gobiernos. Primero dimitió Petr Necas, salpicado por el mayúsculo escándalo de mediados de junio, y el miércoles por la noche anunció la renuncia su sucesor en el cargo, el economista Jiri Rusnok, tras perder una moción de confianza en un Parlamento encallado en la inestabilidad.

Mientras los partidos intentan acordar una fecha —el viernes que viene, informa Reuters— para votar una resolución que disuelva la Cámara baja y despeje el camino hacia unas elecciones anticipadas, el desapego hacia los partidos y hacia los políticos permanece. La corrupción sigue entre las principales preocupaciones de los checos y la economía lleva dos años en recesión. Lo urgente, sin embargo, es desbloquear la situación política.

Los partidos han criticado al presidente, Milos Zeman, por generar parte de los problemas. Cuando cayó Necas en junio, la coalición de centroderecha que lo apoyaba propuso una candidata a primera ministra. El presidente la rechazó y nombró a un aliado, Rusnok, que había sido su ministro de Finanzas cuando el propio Zeman estaba al frente del Gobierno, en 2001. Por eso la pérdida de la moción de confianza de Rusnok, que seguirá en el puesto de manera provisional hasta que se celebren las elecciones, no extrañó a nadie, ya que no tenía el apoyo de los diputados necesarios, pero tampoco la tenía la antigua coalición para presionar por su candidata.

Una vez se vote la disolución del Parlamento, es Zeman quien tiene que ratificarla y convocar elecciones anticipadas, como pronto en octubre, ya que la ley estipula que deben pasar 60 días desde el anuncio.

Las encuestas dan la victoria a los socialdemócratas sobre la anterior coalición de centroderecha, ahora desintegrada y desacreditada por el escándalo de corrupción y por las medidas de austeridad. En este escenario, el analista Jiri Pehe, de la Universidad de Nueva York en Praga, ve al presidente Zeman como beneficiario de la crisis política. “Los sondeos reflejan que le apoya la mayoría porque creen que pondrá orden”, explica por teléfono.

“Creo que Zeman está desempeñando un papel de hombre fuerte populista para aumentar sus poderes. Controla el partido socialdemócrata, tiene el apoyo de los comunistas y de su propio Partido de los Derechos de los Ciudadanos”, dice el analista. En su opinión, ese afán por influir se ve en “el desdén por los procedimientos y las costumbres tácitas a la hora de interpretar la Constitución y es preocupante que pueda convertirse en un modelo de político a lo Viktor Orbán en Hungría, cambiando la Carta Magna, o de Robert Fico en Eslovaquia”, afirma.

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Sobre la firma

S. B.
Es la jefa de sección de Sociedad. Antes ha sido reportera en El País Semanal y en Internacional, donde ha escrito sobre migraciones, Europa del Este y América Latina.

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