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La CDU acusa a los socialistas franceses de dañar las relaciones francoalemanas

El partido de Merkel responde a las críticas de la izquierda francesa sobre la "intransigencia egoísta" de Berlín

La canciller alemana, Angela Merkel, el pasado 26 de abril en Berlín.
La canciller alemana, Angela Merkel, el pasado 26 de abril en Berlín. J. MACDOUGALL (AFP)

Las duras críticas de los socialistas franceses a la política europea de la canciller Angela Merkel concitan en Alemania reacciones diversas que comparten un fondo común. La más dura fue la expresada por el diputado de la CDU de Merkel en la Cámara baja (Bundestag) Andreas Schockenhoff, que habló de “críticas improcedentes y parciales” contra la canciller, “insólitas en las relaciones francoalemanas”. La más extendida en los medios sería el equivalente a alzar las cejas con indiferencia: como recuerda el diario muniqués Süddeutsche Zeitung, el presidente François Hollande, que es socialista, “está bajo presión porque la economía alemana va mejor que la francesa”. Por su parte, el Ejecutivo trata de minimizar las tensiones entre Berlín y París destacando el “trabajo conjunto” de Hollande y Merkel. Por último, la oposición socialdemócrata alemana expresa su fe en la capacidad reformista del presidente Hollande. El fondo de estas reacciones es la generalizada convicción alemana de que Francia está en un marasmo del que solo saldrá con medidas drásticas.

La canciller Merkel descarta que las duras críticas contra su política europea vertidas recientemente desde el Partido Socialista del presidente francés François Hollande sean un síntoma de “distanciamiento” entre ambos países. Steffen Seibert, su portavoz, explicó el lunes en Berlín que para el Ejecutivo alemán “sólo cuenta la actividad de los Gobiernos, no la de los partidos” extranjeros. Alemania no quiere “comentar lo que algunos socialistas han puesto en un papel” para el congreso de su formación política en junio. Lo que se dice o se hace fuera del Gobierno francés es, para Merkel, sólo “una música de acompañamiento que se percibe pero no se tiene en consideración”. En palabras de Seibert, la relación de trabajo entre Hollande y Merkel “es muy diferente de lo que se lee en ese papel”.

El parlamentario Schockenhoff se encargó de devolver golpe por golpe. El experto en Exteriores del Grupo democristiano (CDU/CSU) en la Cámara baja (Bundestag) habló de. Las considera una expresión de la “considerable desesperación” de los socialistas, que han sido “incapaces de dar respuestas convincentes a los problemas económicos y políticos de Francia” durante los doce meses que llevan en el Gobierno.

El documento redactado por dirigentes socialistas franceses enfatizaba que “la amistad entre Francia y Alemania no significa la amistad entre Francia y la política europea de la canciller Merkel”. Sus autores, que este fin de semana suavizaron algunas de sus críticas más drásticas contra Merkel, propugnan que Francia adopte posturas más claras de oposición a las políticas de austeridad que defiende Alemania para la Unión Europea.

El jefe parlamentario de los socialdemócratas alemanes, Frank-Walter Steinmeier (SPD), pidió en cambio al Gobierno de Merkel que se contenga en sus críticas a Francia, porque “podrían dañar de forma duradera las relaciones” entre los vecinos. El SPD ve en peligro “uno de los pilares esenciales de la construcción europea”. Steinmeier aprovechó para tirar contra Merkel asegurando que su Gobierno “se beneficia del efecto de reformas para las que no ha movido un dedo”. Defiende el socialdemócrata a Hollande, destacando que Francia “está en una situación tan compleja como la de Alemania hace 11 años, pero con un entorno económico más difícil”.

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