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Roma pide que la OTAN socorra a los inmigrantes rumbo a Lampedusa

La Alianza Atlántica desmiente que se le pidiera auxilio y niega cualquier responsabilidad en la tragedia que se ha cobrado miles de muertos desde el inicio de la guerra en Libia

El ministro de Exteriores italiano, Franco Frattini, ha pedido que misión de la OTAN se encargue de tutelar las decenas de barcazas cargadas de inmigrantes que huyen de Libia en su intento por alcanzar Europa y su puerta más meridonial, Lampedusa. El responsable italiano también ha solicitado a la organización Atlántica explicaciones sobre la presunta omisión de socorro a las balsas de inmigrantes salvados ayer en aguas Libias.

Por su parte, la OTAN ha desmentido que Italia haya pedido asistencia para ayudar a los inmigrantes libios y ha explicado que las autoridades marítimas le comunicaron el envío de tres barcos y de un helicóptero para socorrer a una embarcación en aguas libias, por lo que la Alianza Atlántica no intervino.

La polémica entre Farnesina (sede del Ministerio) y la OTAN se refiere al rescate de 370 inmigrantes procedentes de Libia. La operación empeñó durante todo el día a los guardacostas italianos, alertados por un remolcador de Cipre sobre la presencia de una patera en avería, cargada de personas, a 90 millas al sur de la isla siciliana (el territorio de Roma empieza a 12 millas de Lampedusa). El remolcador echó algunas balsas al agua y lanzó la alarma a una nave de la OTAN que no acudió pese a hallarse a solas 27 millas de distancia, según contaron los inmigrantes. Los subsaharianos, alcanzados por las lanchas de la Guardia Costera, contaron también haber zarpado de Libia el viernes y llevar dos días parados en el mar, mientras asistían impotentes a la muerte de al menos un centenar de compañeros. En la barcaza, solo había un muerto, ya que de momento el mar no ha devuelto ningún cuerpo, como subraya el Comandante Antonio Morana, que coordina las operaciones de los guardacostas en Lampedusa.

"El mando marítimo de la OTAN fue informado el 4 de agosto por las autoridades marítimas italianas de una llamada de emergencia de una embarcación. La OTAN confirmó a continuación con las autoridades italianas que éstas habían respondido al incidente con (el envío) de tres barcos y el apoyo de un helicóptero", ha indicado Carmen Romero, portavoz de la Alianza. David Taylor, portavoz del cuartel marítimo de la OTAN en Nápoles, contesta declinando cualquier responsabilidad. "La Alianza responde e interviene siempre en las situaciones de emergencia, en cumplimiento de lo que establecen las leyes internacionales sobre los rescates en el mar", ha declarado a ANSA.

Sin embargo, Frattini, preocupado por la intensidad de las llegadas y por las trágicas noticias que cuentan los supervivientes pide una mano a la Organización Atlántica. El mar que separa el punto más meridional de Italia, la pequeña Lampedusa, y África se ha convertido en una especie de ataúd líquido, por lo que relatan las casi 1.000 personas que han logrado desde el lunes ponerse a salvo, tras días de navegación. Los 271 subsaharianos que llegaron el lunes, en un barco que en la bodega escondía 25 cadáveres, contaron haber echado al mar al menos un hombre. Los 370 que fueron rescatados ayer, dan cifras mucho más altas. No hay confirmación alguna de cifras oficiales, puede que nunca la haya: el Mediterráneo engulle aquellos cuerpos sin nombre y sin tumba. Hasta es imposible contar a estos muertos fantasmas. 1.674, desde enero, son los fallecidos sobre los que hay pruebas. De los otros puede que nunca se sepa nada.

Por eso, Roma pide que la OTAN, que con sus barcos patrulla las costas libias, "adecue la misión de salvaguarda de las poblaciones civiles del país africano - en base a las resoluciones de la ONU 1970 y 1973 - en manera de tutelar y socorrer también a quienes estén obligados a huir de la guerra, arriesgando su propia incolumidad". Es lo que se lee en el comunicado de la Farnesina de esta mañana. Lástima, que luego, una vez en Italia, "los que están obligados a huir de la guerra" - según la expresión del ministro de Exteriores - no vean reconocido ni su estatus de refugiados.

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Unos turistas observan como llevan a una inmigrante en Lampedusa, Italia.
Unos turistas observan como llevan a una inmigrante en Lampedusa, Italia.MAURO SEMINARA (AFP)

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