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MASSIMO CACCIARI / Alcalde de Venecia

"Una gran coalición moderada es la única posibilidad sensata"

"Un episodio de violencia merece ser condenado sin ambigüedades. Sin embargo, siempre ha habido personas desequilibradas. No hay que leerlo como acto organizado ni como compló cultural anti Berlusconi. Que no cunda el pánico". Echa agua al fuego, Massimo Cacciari, de 65 años, alcalde de Venecia, filósofo y voz histórica del centro-izquierda italiano. A punto de completar su tercer mandato, anunció la intención de dejar la arena política -"Este PD [Partido Democrático] no es como lo quería", dijo-. En marzo, cuando los venecianos elegirán al nuevo alcalde, volverá a sus clases en la Universidad.

Aunque no considere la agresión en contra del jefe del Gobierno producto del clima general, no duda en constatar que "la situación del país se está poniendo cada día más dramática". "Vivimos una crisis institucional gravísima. Existen sólo partidos poco desarrollados, sin sólidas bases culturales ni organizativas, que se mueven buscando coaliciones no homogéneas". Un cuadro que resulta muy evidente en la izquierda, con un PD de apenas dos años de vida que busca aliados antes que su propia personalidad. Sin embargo, la situación se parece a la de la derecha.

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"A pesar de la aparente fuerza emblemática de Berlusconi", pesan los continuos rifirrafes entre Il Cavaliere y el co-fundador de su partido el PDL, Gianfranco Fini. "Son fuerzas y coaliciones inadecuados para enfrentarse a la crisis económica, ocupacional y social que atraviesa el país, no tienen un programa de reformas institucionales serio". "Hay que ver cómo este caos político digiere el atentado a Berlusconi". Existen dos posibilidades. "La buena: que todo el mundo se dé cuenta de que hay que pasar a una fase de confrontación más programática y más seria. La mala: que se fomente el espíritu demagógico-populista". "Cualquier persona con sentido común se decantaría por la primera opción".

"Espero que el clima se apacigüe, que la legislatura acabe sin nuevos traumas, que tome fuerza el área sensata del PDL y se forme un gobierno de gran coalición entre todas las almas moderadas". Una conversión a la real politik que suena bastante inédita en boca de alguien que ha trabajado lustros para crear un sistema mayoritario y bipartidista como Cacciari.

La anomalía italiana, en su historia

"Lo digo a mi pesar -admite: la posibilidad de dos grandes fuerzas opuestas ha fracasado en Italia. No porque no estuviera bien en teoría, sino porque no supimos jugar el partido con sus reglas. Sobre todo el PD, que ha perdido todas las ocasiones". La raíz de la anomalía italiana está en su misma historia, según el profesor. "Ningún país europeo atravesó un periodo de transición tan dramático, repentino y sin referencias como el que pasó Italia entre 1990 y 1993. Ni la España que despertaba del franquismo. En régimen de paz, ningún estado se ha enfrentado a un cambio tan radical en la clase política como el que causó Manos Limpias".

En el marco de una maxi investigación de corrupción y sobornos, a principios de los noventa se derrumbaron el Partido Socialista y la Democracia Cristiana. No tiene pelos en la lengua el filósofo: "Estamos todavía en la mierda". Es cierto que la crisis de la social democracia es algo que une a toda Europa, tras la caída del muro, con la recesión y la globalización. "Pero en Francia, y en Alemania los partidos tradicionales siguen existiendo y elaboran su derrota. No han desaparecido. En Italia se perdieron las referencias. Y ya no sucedió tras una larga crisis de 10 años, sino en 10 minutos". Por eso, la idea del líder de los democristianos, Pier Ferdinando Casini, de crear un amplio frente democrático, parece la solución más realista. En el vacío generalizado, el balón está en el centro. Cacciari se quedará en el borde del campo.

Massimo Cacciari, alcalde de Venecia
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