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Un político ultraconservador noruego propone a Bob Geldof para el Nobel de la Paz

Definido como un santo de la caridad o como un bravucón malhablado, el rockero irlandés es el promotor de los conciertos del Live 8

Sir Bob Geldof, el cincuentón rockero irlandés que hizo historia al organizar hace 20 años los conciertos de Live Aid y que el pasado sábado consiguió resucitar la sensibilidad hacia la pobreza africana con Live 8, es una contradicción andante. Deslenguado y tierno, antisistema pero amante de codearse con líderes mundiales, fue nombrado caballero y ahora un parlamentario noruego ultraconservador le ha propuesto para el Nobel de la Paz.

Y el diputado noruego que promueve su candidatura no es cualquiera. Jan Simonsen pertenece a un partido que defiende que "la inmigración conduce a la criminalidad" y propone "La reclusión de todos los solicitantes de asilo en campos de internamiento". Pero, a pesar de la radicalidad de sus posiciones, Simonsen considera que "un representante de la música rock debe ganar el premio". Una circunstancia más que se une ahora a la contradictoria leyenda Geldof, este Jekill y Mr. Hyde del movimiento por el perdón de la deuda a África.

Porque su cabello despeinado, sus arrugados trajes y una inclinación por maldecir en directo por televisión no son lo habitual en un millonario. En las entrevistas, su carácter suele jugarle malas pasadas. En pocos segundos, pasa de mostrarse ofensivo y fanfarrón a hablar tiernamente de su ex mujer, Paula Yates. Yates murió por sobredosis en 2000, cuando ya había dejado a Geldof por la estrella australiana del rock Michael Hutchence. Hutchence se había suicidado años antes.

Frases como: "Mucha gente entra en las bandas de rock and roll por tres motivos muy simples: para echar un polvo, ser famoso y enriquecerse", pronunciada a una revista musical, en 1977, siguen imprimiéndose en los artículos que se escriben sobre él. Y el hecho de que la carrera musical de Geldof estuviese en decadencia cuando lanzó el Live Aid provoca que sus motivos se cuestionen a menudo.

Lo que está claro para defensores y detractores de Geldof es que sólo gracias a su figura única ha sido posible organizar uno de los mayores eventos caritativos del mundo.

Su designación para aspirar al Nobel de la Paz de 2006 se produce en una semana en la que el cantante sale todos los días en los medios de comunicación. Ayer, se entrevistó con los líderes del G-8 para pedirles el perdón de la deuda a África y un aumento de la ayuda al continente. Además, los conciertos del Live 8 del pasado sábado fueron seguidos por 1.500 millones de personas en todo el mundo y recaudaron 84,2 millones de euros.

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Ahora queda en manos de la Fundación Nobel decidir si estamos ante un santo de la caridad o un bravucón malhablado. O ninguna de las dos cosas.

El rockero Geldof y Blair en la cumbre del G-8.
El rockero Geldof y Blair en la cumbre del G-8.AP

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