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TRAS LA PISTA DE BIN LADEN

Los 'muyahidín' negocian con Al Qaeda mientras EE UU ataca Tora Bora

Bin Laden puede hallarse aún en la zona, escondido en lo más profundo de la red de cavernas de Al Qaeda

Los líderes de la Alianza del Norte intentan a estas horas renegociar la rendición de los miembros de la red Al Qaeda, que sólo están dispuestos a deponer las armas ante representantes de la ONU y diplomáticos de sus respectivos países. Mientras la aviación estadounidense bombardea con dureza el último reducto de los rebeldes, el intrincado laberinto de cavernas bajo las montañas de Tora Bora, centenares de terroristas huyen hacia la frontera paquistaní.

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Gráfico animado:: El laberinto de cavernas de Tora Bora
Gráfico:: Tora Bora

Aviones estadounidenses han lanzado esta noche (hora local) su último ataque contra las Montañas Blancas, donde están atrincherados los combatientes de Al Qaeda. Desde las 18.20 de la tarde (hora local, las 14.50 en España), aviones caza han empezado a sobrevolar las montañas en la oscuridad. A los 40 minutos, varios cazas han disparado dos bombas.

Un poco más tarde se ha escuchado el ruido de un gran aparato a hélices que se dirigía hacia las montañas. Este avión, que volaba bajo y lento, es probablemente un AC-130, un temible aparato equipado con una ametralladora rotativa ultra rápida Gatling, capaz de disparar 100 proyectiles de 25 milímetros en un minuto.

Los muyahidín de la rama oriental de la Alianza del Norte que sitian a los militantes de Al Qaeda se concentraron en las montañas de Melaua, donde se han mantenido todo el día a la espera de una orden de atacar que nunca llegó. Los constantes ataques aéreos de los B-52 de Estados Unidos se han visto acompañados por disparos aislados de armas ligeras.

"Una delegación de nuestros ancianos está reunida con los representantes de Al Qaeda", ha asegurado hoy un oficial de los muyahidín, Hayi Ayub. Pese a que los seguidores de Bin Laden anunciaron ayer que se rendirían a las 8.00 hora local (4.30 en España), pero no se ha producido ni rendición ni asalto al cuartel general de Al Qaeda.

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Camionetas cargadas de muyahidín con Kalásnikov y lanzagranadas se dirigieron al frente aunque no se ha lanzado el ataque que algunos oficiales habían prometido. Anoche, incluso después de que se alcanzara el pacto para la rendición, la Alianza perdió en combates al menos a tres hombres.

Negociación o ataque

Mohamed Zaman, el comandante de la Alianza que ayer confirmó el anuncio de rendición, ha reconocido esta mañana que los cerca de 1.000 combatientes de Al Qaeda que debían entregar sus armas no lo han hecho.

Aunque Zaman sigue apostando por una salida negociada, otro comandante, Hayi Zahir, no ha ocultado su impaciencia por lanzar un nuevo ataque. Al parecer, los combatientes han puntualizado que sólo se rendirán ante representantes de la ONU y en presencia de diplomáticos de sus países de origen, por temor a las acciones de venganza perpetradas por la Alianza tras la caída de Mazar-i-Sharif.

Mientras tanto, decenas de combatientes de Al Qaeda han huido hacia la frontera con Pakistán. Sin embargo, en su marcha desesperada están siendo diezmados por las fuerzas especiales y los aviones estadounidenses, que han dejado un rastro de campamentos destrozados y repletos de cuerpos desgarrados en el camino de Tora Bora a Pakistán.

Además, el país vecino ha reforzado sus fronteras para evitar la entrada de los fugitivos, y la Alianza del Norte se ha desplegado para sitiarlos y reducirlos.

En lo más profundo de la montaña

Un alto cargo del Pentágono ha declarado al diario estadounidense The New York Times que han interceptado una comunicación entre miembros de Al Qaeda que prueba que "Bin Laden se encuentra en un área cada vez menor, más profunda y de mayor altitud" en las cuevas de las montañas de Tora Bora.

Además, según un comandante de las fuerzas antitalibanes en la zona, Hazret Ali, el presunto terrorista fue visto por sus espías ayer en Tora Bora.

Las consecuencias de más de una semana de bombardeos constantes sobre Tora Bora son apocalípticas. Una corresponsal de The Times ha descrito hoy un panorama de salas escavadas en la roca semiderruidas, con ropas y zapatos ensangrentados, y armas y alimentos abandonados tras una huida precipitada.

"Se han ido. Los árabes han huido", ha manifestado un guerrero antitalibán al entrar en uno de los escondrijos usados por Al Qaeda. El escenario tras la marcha es desolador. Las bombas Daisy, de casi 7.000 kilos de peso, lo destruyen todo en un radio de 500 metros. Estallan a ras de suelo, y extienden una lengua de fuego que lo destruye todo a su paso.

Los bombardeos estadounidenses durante estos últimos ocho días han descargado sobre la zona el mismo potencial destructivo que borró Dresde del mapa durante la II Guerra Mundial y causó la muerte a 135.000 personas.

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