La cabecera de EL PAÍS se mantuvo invariable durante más de tres décadas. El periódico había convocado un concurso entre 50 grafistas para elegir el diseño de la cabecera, pero ninguna de las ideas gustó. Al final el periodista Julio Alonso y el diseñador alemán Reinhard Gäde dieron con la fórmula juntando simplemente las dos palabras en mayúscula y uniendo por la base la ‘A’ y la ‘I’.
Cabecera
El periódico introdujo un pequeño pero simbólico cambio en 2007: 31 años después de su nacimiento, EL PAÍS optaba por ponerle la tilde a su cabecera. Se adaptaba así a las normas de la Real Academia Española, que desde 1999 obligaba a acentuar las palabras escritas en mayúscula. La decisión fue una más dentro de toda una renovación de diseño y de fondo del periódico; buscaba, más allá de la mera corrección ortográfica, poner el acento no solo en la ‘I’, sino también en las noticias.
Tilde en la cabecera
Entre las novedades que aportó EL PAÍS a la prensa del momento estaban:
• La secularización del lenguaje: desaparecieron los tratamientos pomposos como ilustrísima o excelentísimo señor e incluso el Don y el Doña quedaron reservados a la Familia Real.
• Algunas cuestiones de detalle pero que también tenían importancia, como citar siempre la edad de los protagonistas de una noticia o no sangrar los primeros párrafos en las informaciones.
• En cuanto al diseño fue novedoso el uso de un mismo cuerpo y tipo de letra para todo el periódico. Se daba mucha importancia al blanco (corondeles más estrechos, más distancia entre los titulares y las piezas) y se apostó por el despiece de las informaciones frente a la crónica larguísima que se estilaba en aquella época.
Libro de estilo
Hoy el Libro de estilo de EL PAÍS tiene 643 páginas y va por su 22ª edición (la última publicada en 2014). En mayo de 1976 su embrión era apenas un cuadernillo de 14 hojas. Su primer responsable fue Julio Alonso. Siguen vigentes los principios contenidos en aquel manual. Muchos de ellos eran importados del periodismo anglosajón e inéditos en la prensa española.
El primer director de EL PAÍS, Juan Luis Cebrián, tenía aquel 4 de mayo de 1976 31 años. Hoy es presidente de PRISA, el grupo editor de EL PAÍS. En el puesto le sucederían Joaquín Estefanía, Jesús Ceberio —entonces delegado en el País Vasco, firmó una de las primeras noticias de aquel número 1, un atentado de ETA en Legazpia (Guipúzcoa) —, Javier Moreno y el actual director, Antonio Caño, que tomó el relevo el 4 de mayo de 2014, coincidiendo con el 38 aniversario del periódico.
Directores
La sede de EL PAÍS en Madrid sigue estando en el mismo edificio, aunque el número de la calle de Miguel Yuste ha bailado del 38 al 40.
Sede
Con el tiempo, el diario creó delegaciones en Cataluña, Valencia, Sevilla, País Vasco y Galicia. Su vocación, entonces europeísta según el primer Libro de estilo, es hoy global. En 2007, dentro de una renovación de contenidos y de forma, el periódico cambió el que había sido su lema durante 31 años y de “diario independiente de la mañana” pasó a ser “el periódico global en español”. Hoy cuenta también con delegaciones en Ciudad de México, Washington y São Paulo.
Expansión
EL PAÍS costaba el día de salida al kiosko 10 pesetas (11 con sobretasa de transporte urgente). Hoy el precio es de 1,40 euros (casi 233 pesetas).
Precio
El primer número de EL PAÍS arrancaba con un editorial en portada sobre la necesidad de una auténtica reforma política en España. En mayo de aquel año el Gobierno estaba profundamente dividido entre los partidarios del cambio y los que, encabezados por el presidente Arias Navarro, se resistían a la modificación de las estructuras franquistas.
Con el editorial de aquel 4 de mayo de 1976 por primera vez un periódico en España se atrevía, y además en portada, a pedir la dimisión de un presidente del Gobierno. Además aquel primer número contenía un artículo de Juan Luis Cebrián, ‘EL PAÍS que queremos’, que constituía toda una declaración de intenciones del recién nacido diario, y desde el exilio de Roma, otro de Rafael Alberti, ‘A León Felipe, en su homenaje’.
En estos 39 años, el periódico ha sacado a portada un editorial en 129 ocasiones. Durante los tres primeros años de vida del diario, se repitió la fórmula de este primer número y se optó por publicar el editorial íntegro en la primera página. Después, comenzó a utilizarse una llamada en portada, más o menos extensa, con parte del texto, que luego se retomaba en el interior.
Editorial en portada
El primer reclamo publicitario que aparece en EL PAÍS lo encargó Manuel Riesgo, propietario de una droguería en el centro de Madrid fallecido en el verano del año 2000. Le costó 20.000 pesetas. Hoy le habría costado 18.645 euros, unos tres millones de pesetas. El producto anunciado era un tipo de cloro en pastillas, el HTH 70%, importado a medias con una empresa estadounidense. Corría el mes de mayo y comenzaban a prepararse las piscinas para el verano.
EL PAÍS incorporó el sistema de publicidad por módulos, en vez de por centímetros, y fue el primero en incluir maquetadores para confeccionar los anuncios más pequeños. Una curiosidad: los módulos en la primera página son algo más pequeños que los de las páginas interiores para obligar al anunciante a insertar un reclamo diferente en la portada del periódico.
La tienda de Manuel Riesgo sigue en el mismo local de la calle del Desengaño que en 1922 adquirió su padre, también llamado Manuel Riesgo, para transformar un antiguo herbolario, fundado en 1866, en droguería. A punto de cumplir 150 años, sigue siendo un negocio familiar. Allí trabajan la tercera y cuarta generación, “sufriendo la crisis, como todos”, apunta Fernando Riesgo, que recuerda que, antes de aparecer en ese primer número de EL PAÍS, ya se anunciaban con cuñas en la Cadena SER.
Publicidad
En 1976, ETA asesinó a 17 personas, entre ellas tres guardias civiles. Por aquellos tiempos, y desde octubre de 1974, la organización terrorista estaba escindida en dos grupos, militar y político militar. Una parte de este segundo grupo entró a formar parte en 1977 de Euskadiko Ezkerra y el resto terminó por disolverse en septiembre de 1982.
El asesinato del cabo Antonio Frutos Sualdea, el primero que recogen las páginas de EL PAÍS, hacía el número 58 de la organización terrorista. 33 años después, ETA se cobraba sus últimas víctimas en suelo español: Carlos Sáenz de Tejada y Diego Salvá Lezaún, también guardias civiles. El 20 de octubre de 2011, con 829 muertos en su macabra lista, la banda ponía fin a 43 años de terrorismo y anunciaba el “cese definitivo de la actividad armada”.
Aquella primera información sobre un crimen de ETA estaba firmada por el entonces delegado de EL PAÍS en el País Vasco, Jesús Ceberio, después director del periódico entre 1993 y 2006. Junto a la noticia, en páginas interiores, EL PAÍS incluía un comunicado en el que condenaba enérgicamente el atentado.
Terrorismo
En mayo de 1976 la CEE estaba compuesta por 9 países que sumaban 245 millones de habitantes. Desde Bruselas se exigía a España el restablecimiento de las libertades individuales, políticas y sindicales y, en concreto, el reconocimiento de los partidos políticos, como condición para su integración.
En junio de 1976 se aprueba la Ley de asociaciones políticas. Sin embargo, el Código Penal dejaba fuera de la ley a los partidos opuestos a la forma de Estado imperante, como, supuestamente, el Partido Comunista.
Finalmente, el 10 de abril de 1977 queda legalizado el PCE y el 4 de diciembre de 1978, casi al mismo tiempo que la Constitución, se promulga la Ley de partidos políticos.
España logró finalmente incorporarse a la Comunidad Económica Europea el 1 de enero de 1986. A raíz de la firma del tratado de Maastricht en febrero de 1992, la CEE se convierte en la Unión Europea. Se autoriza la libre circulación de mercancías, servicios, personas y capitales en todo su territorio.
Comunidad Económica Europea
El color no llegó a la portada de EL PAÍS hasta dos décadas después. El 27 de septiembre de 1998, se introduce por primera vez en la primera y última página del periódico en su edición de los domingos. Y el 4 de mayo de 2001, coincidiendo con el 25 aniversario, el periódico comienza a imprimirse en color la primera y última página todos los días.
Color en portada
El tipo de letra que se utilizó en este número 1 del periódico fue la Times Roman, la misma con la que salió a la calle en 1932 el diario británico ‘The Times’ y la misma, también, que durante décadas ha distinguido a los periódicos de calidad. 31 años después, en 2007, EL PAÍS cambió su tipografía por un nuevo diseño propio, Majerit, más ancho, moderno y adaptado a las nuevas tecnologías.
Tipografía
A las ediciones Nacional y de Madrid, con las que arrancó el periódico, se sumó en 1982 la de Barcelona. Más tarde aparecerían las de la Comunidad Valenciana, Andalucía, País Vasco, Galicia, Europa y América. En 1996 nació además la edición electrónica del periódico, ELPAIS.es, que en 2006 se convirtió en ELPAIS.com. El “periódico global en español” se hizo más real que nunca gracias a Internet: en marzo de 2013 estrenó su edición América en la web y en noviembre, la edición Brasil, con contenidos en portugués. Entonces se produjo el segundo cambio de lema, que prescindió de la coletilla de “en español” para quedarse simplemente en “el periódico global”. En octubre de 2014, nació ELPAIS.cat, la versión web con contenidos en catalán.
La media de difusión de EL PAÍS en su primer año de existencia fue de 128.805 ejemplares diarios. En 2014 llegó a los 259.775 ejemplares. La edición impresa tiene 1,5 millones de lectores, mientras la web del periódico cuenta con casi 5 millones de visitantes. En las redes sociales, suma 1,6 millones de seguidores en Facebook y otros 4 en Twitter.
Ediciones
El artículo que abría el primer número de EL PAÍS rompió una de las normas del embrionario libro de estilo: la crónica que llegó del corresponsal en Bruselas, Ramón Vilaró, era más corta de lo esperado y tuvo que publicarse con un cuerpo de letra más grande que el resto del periódico.
El periodista explica cómo el primer sorprendido al ver que su crónica abría el periódico fue él. En las semanas previas, habían trabajado en varios números cero, para los que Vilaró había preparado una serie de reportajes “muy genéricos” sobre las relaciones entre España y el mercado común. Un par de días antes de que EL PAÍS saliera a la calle, recibió un documento de la comisión política del Parlamento Europeo en el que se acordaba de forma confidencial que España no podría solicitar el ingreso si no reconocía todos los partidos políticos. Decidió guardarse la noticia hasta el mismo día del cierre y la envió a primera hora de la tarde. Había escrito una nota que “sabía que iba a ser bien valorada”, pero no esperaba que fuera a ser la información más destacada en la portada.
Artículo de apertura
EL PAÍS enumeraba aquel 4 de mayo de 1976 las cuestiones que el entonces ministro de Exteriores, José María de Areilza, iba a tratar en su viaje a Marruecos: las expropiaciones de bienes españoles, el problema pesquero, las relaciones comerciales, la cuestión de los fosfatos, el contencioso de Ceuta y Melilla y el Sáhara.
Marruecos sigue siendo, 39 años después, una “monarquía constitucional de derecho divino”. El Rey en 1976, Hassan II, falleció en 1999 y fue sustituido por su hijo, Mohamed VI. El país ve a España como un “socio estratégico”, aunque ambos han tenido que sortear dos crisis diplomáticas en los últimos meses: por el accidente sufrido por tres espeleólogos españoles en el Atlas, que se cobró las vidas de dos de ellos; y por la decisión del juez Ruz de procesar a 11 altos cargos marroquíes por supuesto genocidio del pueblo saharaui. En noviembre de 1975 España había abandonado en manos de Marruecos y Mauritania su antigua colonia pero desde febrero el conflicto estaba abierto con la proclamación de la República Árabe Saharaui Democrática. El problema sigue estancado y la ONU acaba de aprobar la prórroga de Minurso, la misión especial para el Sáhara que creó en 1991 para mantener un alto el fuego en la zona y organizar un referéndum en la zona y organizar un referéndum, nunca convocado.
El momento más tenso en la relación entre ambos países se vivió, sin embargo, durante siete días en el verano de 2002, en los que España y Marruecos estuvieron al borde de la guerra después de que un pelotón de gendarmes marroquíes ocuparan el islote de Perejil, un peñón deshabitado al oeste de Ceuta cuya soberanía Marruecos discutía.
Relaciones con Marruecos