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Piensa en tu dinero para no preocuparte (tanto) por él
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NUÑO RODRIGO
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Bienvenidos a Ordena tu economía, un boletín a modo de cursillo para aprender a gestionar nuestras finanzas personales en ocho entregas (esta introducción y siete capítulos), coordinado por Nuño Rodrigo y Laura Salces con la colaboración de periodistas especializados de la Redacción de EL PAÍS
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Tres mujeres y un plan (2008). / IMDB
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Nuestra relación con el dinero es conflictiva. Estamos incómodos al hablar de números, o lo hacemos con circunloquios, aunque sea el único tema que queramos tratar. Nos preocupa, ninguno podemos vivir de espaldas al dinero, pero a muchos nos gustaría que no fuera así. De esa paradoja nace este pequeño manual de autoayuda. Si queremos despreocuparnos por nuestro estado físico, mejor hacer un poco de ejercicio. Y si queremos que el dinero no nos condicione, es mejor manejarlo con un poco de orden.
El dinero no debería ser un fin en sí mismo, sino un medio para conseguir otras cosas, actuales o futuras, necesarias o accesorias. La versión 57 de un teléfono móvil con trillones de megapíxeles. Un techo bajo el que vivir. Una crema con ácido hialurónico. Dinero para la jubilación o para los niños. Un viaje o un colchón financiero. Trabajar menos... El primer paso para ordenar nuestra vida financiera es pensar para qué lo necesitamos y para qué lo queremos. Pero, a la vez, hay elementos objetivos que nos condicionan, nos guste o no, y determinarán nuestros patrones de consumo o de ahorro. Edad, familia, vivienda y nivel de ingresos (actuales y esperados). No hay plan financiero alguno que pueda obviar estos cuatro componentes:
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1. Edad
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No se dejen engañar; el tiempo lo estropea todo. Incluidas nuestras finanzas.
- Los niveles de renta y patrimonio tienden a subir con la edad (aquí los datos, si no se lo creen) por acumulación de experiencia laboral y, cuando se puede, ahorro o inversión (aquí cuenta la vivienda).
- Pero, en términos comparables, es peor tener más años, porque uno tiene menos tiempo (en vida laboral, se entiende) para ingresar y, según el caso, más necesidades.
Un plan de pensiones de empresa con 57 años es una buena idea, pero tenerlo con 27 es unas 10 veces mejor∗. Y no podemos pedir una hipoteca si nos queda poco para jubilarnos. El pescado está vendido. Por eso ordenar las finanzas es más importante cuanto más joven es uno, pero tiende a preocuparnos solo a medida que nos hacemos mayores. Mal.
∗Suponemos una aportación anual de 2.000 euros y una rentabilidad anual del 3%. Cuando el inversor tiene 67 años, si empezó a los 27 años el rendimiento (excluyendo aportaciones) será de 77.000 euros. Pero si empieza a los 57 años, se limitará a 5.600 euros
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2. Familia
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Desde el punto de vista financiero, tener hijos es la peor decisión posible; desde otros puntos de vista, la mejor. Y esto, por varios motivos:
- Supone un gasto corriente durante décadas y obliga (por lo general) a una mayor inversión en la vivienda habitual.
- Los hijos también cambian nuestras preferencias, y valoramos más el tiempo.
- A muchas mujeres (y esto es un drama, aquí los datos) les supone una merma de ingresos futuros.
- Y, de remate, todo el mundo nos aconseja ahorrar para cuando los hijos sean mayores. Algo que a la mayoría de los padres les parece una broma pesada.
Comentábamos antes que, idealmente, una planificación financiera básica debe empezar cuando uno es joven. Cuando la familia crece, es casi obligada, a menos que uno viva con un desahogo fuera de lo común. Si piensan que los pañales son caros, no son conscientes de la cantidad de alimentos que puede llegar a deglutir un adolescente. Las guarderías son caras, pero también las necesidades educativas básicas (libros, transporte) y las opcionales (extraescolares, clases de apoyo) aún más. Las carreras universitarias, la posibilidad de estudiar fuera… Y eso suponiendo que en el ámbito sanitario y laboral todo vaya sobre ruedas.
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La gran familia (1962). / IMDB
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3. Vivienda
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De forma creciente, y sobre todo en determinadas poblaciones, el acceso a la vivienda es un elemento crítico en las decisiones vitales. Un techo es la diferencia entre aceptar o no un trabajo, o entre poder estudiar o no una carrera. Entre vivir o sobrevivir. De hecho, alquilar un apartamento en una gran ciudad se come dos tercios del salario mínimo interprofesional (aquí los datos). La decisión de si comprar o alquilar, de dónde hacerlo o cómo demonios conseguirlo, es uno de nuestros grandes dilemas, que va más allá de lo económico, y el gran condicionante de nuestras finanzas personales.
De hecho, más allá de motivos culturales muy arraigados, la obsesión española por tener una vivienda en propiedad es razonable. Si partimos de la inestabilidad de los precios del alquiler y del impacto que tienen sobre las expectativas de gasto, frente a la (relativa o no) predictibilidad de una hipoteca, el ladrillo es la gran planificación financiera patria, el gran plan de pensiones español.
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4. Ingresos
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Es obvio: es más fácil vivir con 3.000 euros al mes que con 1.500. Con 3.000 euros puedes ahorrar, invertir o endeudarte con menos cortapisas. Al menos sobre el papel, porque no se trata de un condicionante absoluto, sino relativo. Comparemos estos dos casos:
- Un recién licenciado de una carrera con alta demanda que ingrese 1.500 euros y viva en casa de sus padres puede elegir qué hacer: si ahorra, consume, viaja o se compra un piso.
- Un padre de familia de 40 años con dos hijos pequeños que ingresa 3.000 euros (es el único sueldo en casa) no tiene tanta capacidad de decisión. Y, a su vez, vivirá relativamente más tranquilo si es un experto en informática que si su área de especialidad es la mecánica de los motores diésel.
Importan los ingresos, sí, pero también las circunstancias y las expectativas.
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El cofre del hombre muerto (2006). / IMDB
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Si alguien espera aún una fórmula para ganar dinero de forma segura, ser millonario antes de los 30 o vivir sin trabajar, lamento la decepción. El espíritu con el que hemos iniciado este camino no es arreglarle la vida a nadie, solo hacérsela un poco más fácil partiendo siempre de sus circunstancias o preferencias. No hay receta válida para todo el mundo al estilo de “haz 15 burpees y levántate a las 5.30”, porque todos somos distintos.
A veces la mejor decisión es no tomar una mala decisión. Pedir dinero prestado para irse de vacaciones, no ahorrar nunca jamás o comprarse el mejor coche del pueblo (salvo que seamos el cacique local) no suelen llevar a nada bueno. La segunda mejor decisión es saber dónde estamos: qué dinero ganamos (y cuánto podemos esperar, razonablemente, ganar en un futuro), cuánto podemos gastar y si querremos tener ahorros cuando seamos más mayores. Cuestiones básicas que son un primer paso fundamental, porque a partir de ellas ya podremos desbrozar el horizonte.
Tras esta primera entrega introductoria, en las próximas siete semanas intentaremos aportar herramientas y conceptos básicos para pensar un poco en el dinero cuando toca, y no cuando nos entran los apuros. Este es el plan de los próximos envíos:
- Paso 1: Las cosas que quizás no sepas... y deberías
- Paso 2: La vivienda, la gran cuestión en España
- Paso 3: Sobrevivir a las deudas y seguir durmiendo bien
- Paso 4: Cómo ahorrar, y para qué ahorrar
- Paso 5: Trabajar para vivir. Trabajar para dejar de trabajar
- Paso 6: Hacienda y yo. Mejorar mi relación con el fisco
- Paso 7: Expectativas frente a realidad: aplicar lo aprendido al día a día
Nota importante: Aunque muchos de los conceptos y pistas que incluye este boletín pueden ser útiles para cualquier suscriptor, Ordena tu economía está pensado sobre todo para los lectores españoles, ya que los sistemas de pensiones, los impuestos y muchas de las normas que condicionan las finanzas personales son específicas de cada país.
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