¡Hola! ¿Cómo están?
Tengo para mí que a no pocos mandatarios de países muy diversos les encantaría que la gente dejase de pensar. Que pasáramos del homo sapiens al homus idiotus, como titulé un artículo de opinión al principio de la pandemia. Prohibir el ajedrez sería, por tanto, una decisión coherente. En realidad, ya se ha hecho varias veces.
Me acordé del asunto la semana pasada durante el Campeonato de España por clubes de División de Honor en Toledo, cuando tuve que escribir una vez más sobre un asunto que me irrita profundamente: la orden que varios gobiernos musulmanes -en este caso, Irán- dan a sus deportistas (incluso a los niños) de negarse a jugar contra israelíes. La Federación Iraní de Ajedrez ha hecho una labor magnífica en los últimos decenios, pero el ajedrez estuvo prohibido en ese país, y en otros, no hace tanto. Creo que el relato de todo ello les puede interesar.
"El ajedrez es un juego diabólico que perturba la mente de quienes lo practican". Esa frase del imam Jomeini (1902-1989; líder religioso de Irán tras la revolución de 1979) y sus tremendas consecuencias, provocaron la huida inmediata de Irán de varios ajedrecistas profesionales; entre ellos, los maestros internacionales Merhshad Sharif (ahora francés) y Kamran Shirazi (primero estadounidense y ahora francés). Tras la muerte del ayatolá, Irán fue readmitido en la Federación Internacional (FIDE).
¿Qué motivó esa drástica actitud en la antigua Persia? Según las escuelas más radicales de la interpretación del Corán -aunque este libro sagrado no cita expresamente el ajedrez-, los guerreros musulmanes pueden solazarse practicando tres actividades beneficiosas cuando vuelven del campo de batalla: montar a caballo, tirar con arco y gozar con sus mujeres. Por el contrario, el ajedrez está catalogado como pernicioso; básicamente porque siglos atrás en algunos países implicaba apuestas de dinero o se jugaba con dados o ambas cosas a la vez (el Corán sí condena los juegos de envite o azar); y también porque representa figuras humanas o de animales (por eso, muchas piezas de ajedrez de países árabes suelen ser abstractas, sin relieve). Pero otras escuelas coránicas menos radicales catalogaban al ajedrez como no perjudicial o benéfico, dado que sirve de entrenamiento para desarrollar la estrategia bélica.
De hecho, la prohibición de Jomeini provocó un agudo debate en la opinión publicada en Irán, generado por intelectuales de prestigio. Y es justo recalcar que el ayatolá rectificó un año antes de morir. Sin embargo, la Embajada de Irán en Madrid replicó a EL PAÍS por uno de mis artículos sobre el tema, en el que lo negaba todo. Me vi obligado a enviar una carta al director, publicada una semana después, en la que dejaba claro que mis fuentes eran muy sólidas.
Al parecer, los talibanes no se habían enterado de nada de eso cuando tomaron el poder por primera vez en Afganistán. "¿Qué ha pasado con los afganos?", se preguntaban los participantes en la Olimpiada de ajedrez de Yereván (Armenia), en 1996, durante la primera ronda. Una semana más tarde, seis afganos exhaustos llegaron a las cuatro de la madrugada con la intención de jugar la segunda mitad del torneo; habían atravesado tres países en autobús y dos en avión a lo largo de diez días. Entonces se supo que los talibanes habían prohibido el ajedrez, entre otras muchas cosas. Como aún no habían conquistado el norte del país, la expedición afgana pudo viajar a Yereván.
El ajedrez había sido popular en Afganistán durante siglos, como nos explicó Mohammad Esmaiel Jamshidi, presidente de la Federación Afgana: "Se aprendía en casi todos los hogares hacia los cinco años; normalmente, era la madre quien enseñaba las reglas. En 1987, el ministro de Educación y Ciencia, Vasharmal, lo implantó como asignatura en todos los centros de educación con el argumento de que ningún otro deporte desarrolla tantas cualidades. Desde entonces, las 28 provincias afganas contaron con federaciones locales que agrupaban a 15.000 jugadores en total. También disponíamos de una revista, varios programas semanales en radio y televisión, y una página semanal en el diario Behdar".
Otra situación curiosa se vivió en China durante la Revolución Cultural mientras Mao Zedong (1898-1976) agonizaba, cuando el gobierno denominado la banda de los cuatro tomó el poder. Los ajedrecistas que jugaban partidas en la calle eran multados o detenidos. La policía entraba en sus casas para registrar los sótanos; si encontraban libros de ajedrez, los quemaban en la plaza del pueblo. También se prohibieron otras muchas manifestaciones de "la cultura burguesa occidental"; por ejemplo, la música de Beethoven. En aquella época, Xie Jun era una niña -nació en 1970- que aprendía a mover las piezas clandestinamente.
Pero los cambios políticos en China fueron muy beneficiosos para el ajedrez. Tanto, que Xie Jun superó a las todopoderosas soviéticas y se proclamó campeona del mundo en 1992. China es hoy una gran potencia en el ajedrez femenino y masculino.
Más recientemente, otros líderes religiosos musulmanes con muy poco seso volvieron a las andadas. Aquí pueden ver ustedes lo que publiqué en mi blog sobre un iluminado de Arabia Saudí. Y no se queda corto esto otro de uno turco. La Iglesia católica también prohibió el ajedrez en diversos momentos y lugares, hasta que el papa León X (1475-1521) le dio su bendición.
Cuando he escrito el primer párrafo de este artículo estaba pensando en líderes políticos tan diversos como Trump, Bolsonaro, Maduro o el norcoreano Kim Jong-un (por citar solo cuatro muy conocidos). En algunos de sus discursos parecen dar por sentado que sus ciudadanos son ignorantes e idiotas. Por desgracia, en España también ocurre. Pero es de justicia recordar que fueron políticos quienes generaron las decisiones del Parlamento Europeo (2012) y Congreso de los Diputados de España (2015, ¡por unanimidad!) en favor del ajedrez como herramienta educativa. Y uno de ellos, Ibán García del Blanco (sucedido poco después por otro, José Andrés Torres Mora), presidía Acción Cultural Española cuando se decidió que la imagen de España en la Expo Universal de Dubái (inaugurada el pasado día 1) se conectase con la inteligencia a través del ajedrez (les hablaré de ello con detalle en noviembre y diciembre, porque estaré allí). Aún hay motivos para la esperanza y el optimismo.
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