El análisis de la actualidad internacional
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Maduro, El Asad y lo que explican ciertas rehabilitaciones
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El presidente de Brasil, Lula, posa junto a su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, y sus respectivas esposas, en el palacio presidencial de Planalto, en Brasilia, este lunes. / ASSOCIATED PRESS/LAPRESSE
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Queridos lectores,
Esta semana, el líder de Venezuela, Nicolás Maduro, fue recibido con honores en Brasil en el marco de una cumbre entre países suramericanos. Hace un par de semanas, lo mismo ocurrió con Bachar el Asad en una cumbre de la Liga Árabe en Yedda. Son episodios de características diferentes, pero ambos dan pie a algunas reflexiones en materia de relaciones internacionales. Sobre el peso en ellas de la ideología, en el primer caso, y de los intereses, en el segundo. Será el tema principal de esta entrega de ‘Apuntes de geopolítica’:
- Maduro, El Asad y lo que explican ciertas rehabilitaciones
- La agenda por delante
- El tuit de la semana
- Lecturas recomendadas
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Rehabilitaciones
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El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, dio el lunes un gran espaldarazo a la rehabilitación diplomática de su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, al recibirlo en Brasilia con un discurso en el que sostuvo que el país es víctima de “una narrativa que decía que [el Gobierno de Maduro] era antidemocrático y autoritario”, que “sobre Venezuela hay muchos prejuicios” y evitando toda referencia a las violaciones de derechos humanos en el país. Se encargó el presidente de Chile, Gabriel Boric, poco sospechoso de simpatías derechistas e imperialistas, de poner algunos puntos sobre las íes: “Nos alegra que Venezuela retorne a las instancias multilaterales […] Eso, sin embargo, no puede significar meter debajo de la alfombra principios importantes para nosotros. La situación de los derechos humanos [en Venezuela] no es una construcción narrativa, es una realidad seria”, dijo.
"Nuestras investigaciones y análisis muestran que el Estado venezolano utiliza los servicios de inteligencia y sus agentes para reprimir la disidencia en el país. Esto conduce a la comisión de graves delitos y violaciones de los derechos humanos, incluidos actos de tortura y violencia sexual. Estas prácticas deben cesar inmediatamente y los responsables deben ser investigados y procesados de acuerdo con la ley", declaró en el pasado mes de septiembre Marta Valiñas, presidenta de la Misión de investigación sobre Venezuela de la ONU, y abogada portuguesa experta en derechos humanos. El último informe del organismo habla de “crímenes de lesa humanidad”.
Todos los estudios sobre calidad democrática otorgan una nefasta clasificación a Venezuela. Dejando a lado los análisis de The Economist Intelligence Unit o Freedom House -que algunos en el progresismo más radical consideran órganos ultraliberales o de dominación cultural estadounidense- y centrándose en el Instituto V-Dem -con base en la Universidad sueca de Gotemburgo, de claro prestigio y cuya solidez puede ser discutida solo con contorsionismos realmente notables- salen cuadros como este:
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Pinchando se pueden ver todos los detalles en un informe en español, pero el resumen es que la Venezuela de Maduro sale auténticamente mal, con apartados de calidad democrática en los que figura peor incluso que Libia o Somalia.
Ante esta situación, puede abrazarse una política exterior desacomplejadamente ideológica, como Lula, o una más matizada que incluya en la ecuación hechos y valores, como Boric, que no defiende el aislamiento internacional de Caracas, pero tampoco ocultar bajo la alfombra ciertas praxis. Las relaciones internacionales están determinadas en enorme medida por intereses e ideología. En mucha menor medida, ay, influyen los valores. Siendo así, no todo es igual, importan las proporciones y los matices. Los hechos son clave pero, en política, las palabras -las pronunciadas y las evitadas- también son relevantes. Hemos aquí dos concepciones distintas con respecto al peso de la ideología, principios, valores.
El caso de El Asad es diferente, al tratarse de un dictador con responsabilidades terribles en una guerra y una represión espantosas que deberían ser sometidas a juicio. En este caso, la rehabilitación es pues extraordinariamente indigesta, y tiene que ver con un puro, descarnado cálculo de intereses. Arabia Saudí y otros países han asumido que El Asad -con apoyo ruso e iraní- ganó, y que en vista de sus intereses de estabilidad regional conviene olvidar ciertas cosas y acogerle con sonrisa.
Cosas de la real politik. Que, por supuesto, no es cosa solo de líderes latinoamericanos o árabes. Las democracias occidentales -y la más poderosa de entre ellas, EE UU- tienen también un historial ampliamente cuestionable. Henry Kissinger, que hace unos días cumplió 100 años, lo encarna bien. En el Chile hoy liderado por Boric, por ejemplo, sin duda muchos no olvidan ese historial.
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La agenda por delante
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- Este sábado se celebrará en Kirguizistán la segunda cumbre UE-países de Asia central. China recientemente organizó una parecida. Hay un esfuerzo por mejorar relaciones con países que Rusia considera su patio trasero. La UE no tiene una posición de fuerza, pero tiene sentido que trabaje en esa dirección.
- El domingo está previsto que el secretario de Defensa de EE UU, Lloyd Austin, llegue a Nueva Delhi para una visita oficial. Es interesante porque, aunque la India no haya condenado la invasión rusa de Ucrania, claramente Nueva Delhi tiene intereses compartidos con Washington de cara a China, y es de prever que paulatinamente reduzca el peso de Rusia como suministrador de armas para aumentar compras de otros países, en un significativo giro geopolítico.
- El martes está previsto que se reúnan en Bratislava los presidentes de nueve países del flanco Este de la OTAN. Se trata de preparativos de la cumbre de la Alianza prevista para julio. Estos países intentarán coordinarse para avanzar sus intereses en la cita principal. El miércoles quedaron evidentes las reticencias de los aliados a extender garantías en firme a Ucrania.
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Este tuit de Branko Milanovic, economista especializado en cuestiones de desigualdad, ofrece una elocuente gráfica acerca de cuántos habitantes de cada región del mundo pertenece al decil global más alto por renta. WENAO representa a Europa Occidental, América del Norte y Oceania.
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ANDREA RIZZI
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Corresponsal de asuntos globales de EL PAÍS y autor de una columna dedicada a cuestiones europeas que se publica los sábados. Anteriormente fue redactor jefe de Internacional y subdirector de Opinión del diario. Es licenciado en Derecho (La Sapienza, Roma) máster en Periodismo (UAM/EL PAÍS, Madrid) y en Derecho de la UE (IEE/ULB, Bruselas).
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