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Una cuestión de expectativas
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La vida es una cuestión de expectativas. Hace 40 años Michael Jackson lanzó Thriller. Un álbum con nueve temas, que no estaba previsto que fuera un superventas. Pero, a los pocos meses, siete de sus canciones se colaron en el top 10 de las listas de éxito. Ese vinilo consagró a Michael Jackson como una leyenda de la música pop.
En diciembre de 1983, casi un año después de su lanzamiento, cuando el álbum ya se daba casi por amortizado, se estrenó el último single. Aunque Thriller era la canción que daba título al disco nadie confiaba en que cosechara grandes resultados. Para darle cierto empuje se acompañó de un video musical inspirado en las grandes películas de miedo de finales de los setenta. Ese clip cambió para siempre la industria musical. Hizo que las ventas se triplicaran hasta convertirse en el más vendido de la historia. La imagen de Michael Jackson con una cazadora de cuero rojo con grandes hombreras bailando entre zombis revolucionó la cultura popular. El video, que duraba 14 minutos y tuvo un presupuesto de medio millón de dólares, se consideró el más largo y caro de la música del siglo XX.
A raíz de aquello, las expectativas del Rey del pop se desataron. Contó el gran Diego A. Manrique en EL PAÍS que cuando el álbum llevaba 40 millones de copias vendidas, Michael Jackson se propuso el reto de alcanzar con su siguiente trabajo los 100 millones de discos vendidos. Consideraba que con esfuerzo y dinero podía conseguir cualquier cosa que se propusiera porque tenía un talento inigualable. Pero Bad, que se estrenó en 1987, no logró esas cifras. “Vendió toneladas, pero, con semejantes expectativas, fue considerado un pinchazo”, cuenta Manrique. Otra vez una cuestión de perspectiva.
Gestionar la transformación y las expectativas. En eso se resume todo. 40 años después de Thriller vivimos una de las épocas más convulsas de la historia. La pandemia de coronavirus dejó un reguero de empresas zombis. Durante los peores momentos de la Gran Reclusión miles de compañías estuvieron a punto de sucumbir. Sin ingresos y soportando gastos fijos empezaron a ahogarse. El Gobierno lanzó, a través del Instituto de Crédito Oficial (ICO), un programa de créditos en condiciones ventajosas para evitar el desastre.
Cuando miles de empresas estaban a punto de caer recibieron el salvavidas. En realidad, el ICO ofrecía avales respaldados por el Tesoro para que las entidades financieras tuvieran suficientes garantías para conceder créditos a las empresas más golpeadas por la pandemia. El aval estatal cubre entre el 70 y el 80% del crédito concedido. Desde abril de 2020 se movilizaron 140.737 millones de euros en financiación hacia el tejido productivo a través de estos créditos, una cantidad equivalente al 11% del PIB. Fue la mayor inyección de liquidez a las empresas de la historia reciente. La liquidez llegó a más de 700.000 sociedades, el 98% son pymes y autónomos. Para relajar las condiciones iniciales y dar tiempo a que las empresas pudieran sacar la cabeza tras el primer golpe de la pandemia, el Ejecutivo estableció que estos créditos tendrían dos años de carencia. Es decir, que durante dos años no tendrían que empezar a devolver el dinero que les habían prestado.
Durante los últimos meses no han sido pocas las voces que han alertado de la cascada de insolvencias que podría producirse cuando llegara este momento y las empresas zombis que se habían beneficiado de estos créditos ICO no pudieran pagarlos.
El Banco de España ha advertido de cierto deterioro de la calidad de los créditos ICO. Y eleva hasta los 23.000 millones los clasificados como dudosos o bajo vigilancia especial. “El crédito garantizado a través del ICO clasificado en vigilancia especial alcanzó el 22,7% en marzo de 2022, lo que representa un incremento de 6,4 puntos porcentuales respecto a junio de 2021. Por su parte, la proporción de préstamos dudosos alcanzó el 4,1% (2 puntos porcentuales más que en junio de 2021). Además, debe tenerse en cuenta que una parte significativa de estos préstamos todavía disfruta de un período de carencia, que finalizará alrededor del verano de este año”, señaló el pasado junio el gobernador del Banco de España. Pablo Hernández de Cos. El Tribunal de Cuentas también ha avisado del impacto que pueden tener los impagos de estos créditos.
Precisamente estas semanas vence el periodo de carencia de miles de esos créditos ICO. Algunos insisten en el riesgo de que muchas de las empresas afectadas entonces solo hayan subsistido con el respirador asistido y ahora cuando tienen que devolver el dinero decidan echar el cierre.
La vicepresidenta primera y ministra de Economía, Nadia Calviño, ha restado importancia a este riesgo. Durante su intervención en el Congreso la semana pasada aseguró que el 90% de los créditos ICO que se otorgaron por la pandemia ya ha superado el plazo de los dos años de carencia durante los cuales las empresas beneficiarias no tenían que devolver el principal. La ministra aseguró que no se ha detectado un significativo aumento de la morosidad.
Pero el clima económico se está deteriorando por la guerra de Ucrania y la crisis energética. La inflación galopante y la subida de tipos de interés de los bancos centrales para combatirla también contribuyen a oscurecer más el horizonte. Se encarece la financiación para empresas y hogares. La presidenta del BCE, Christine Lagarde, admitió el pasado jueves que Europa se encamina a una recesión si Putin cierra el grifo del gas.
De nuevo las expectativas. Nos esperan meses de una elevada incertidumbre. Si dentro de seis meses las economías han resistido podremos mirar el futuro con más optimismo, pero si la situación se encona en Ucrania y Putin se pone aún más duro…
Volvamos a Thriller. Michael Jackson era un fan de las películas de terror por lo que ideó junto con el productor Quincy Jones y el director de cine John Landis un clip inspirado en esas cintas de miedo para acompañar a la séptima canción del álbum. El video, ambientado en los cincuenta, cuenta la historia de un chaval que quiere cortejar a su novia. Pero el chico se metamorfosea en monstruo a la luz de la luna y Jackson transformado bailando una coreografía inolvidable con un grupo de zombis. La cinta termina con el chico despertando a su novia de lo que parecía una pesadilla, aunque en la última escena Jackson mira a la cámara con los ojos de zombi.
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