Todo eso se fue cuando un extraño virus comenzó a aparecer en la ciudad china de Wuhan. Cinco meses después el mundo vive una paradoja, se ha cerrado físicamente, pero ha diluido sus fronteras para intercambiar experiencias y drama con los países de su alrededor. El mundo comparte escenas de confinamiento, hospitales desbordados, ancianos que mueren en casa o hijos obligados a no acercarse a su padre para darse un abrazo. Wuhan, Nueva York, Madrid, Milán, Singapur o Río comparten la mascarilla como símbolo de la lucha contra el mismo enemigo.
El mundo es distinto desde hoy y EL PAÍS ha reunido a un grupo de fotógrafos del continente para que interpreten con su lente la realidad sobre los efectos de la pandemia en América.
Fotógrafos que salieron a buscar las imágenes que nos acompañarán para siempre en la memoria.