Temacapulín es un pueblo de tierras ásperas y pedregosas que llenan el cañón del río Verde, en el Estado de Jalisco. Sus casas han sido testigo de siglos de historia, al ritmo de las campanadas de su basílica lateranense del siglo XVIII, de los vientos ululantes y extraviados que bajan del monte, de la inclemencia de un sol que solo deja prosperar mezquites.
Las autoridades lo han condenado a desaparecer bajo las aguas. El proyecto de presa El Zapotillo, llevado por el Gobierno Federal y los Estados de Guanajuato y Jalisco prevé inundar los poblados de Temacapulín, Acasico y Palmarejo y realojar a sus residentes para abastecer en agua las regiones de León, Guadalajara y Los Altos.
Esta es una crónica visual de esas últimas familias que habitan el poblado, aferradas a la tierra donde yacen sus antepasados.
Matrimonio Aguayo
“Nos vamos a salir, pero hasta que nos llegue el agua a los pies… Y si llega”
Familia González
“No dejaremos que inunden la casa de nuestros abuelos”
Familia Avedano
“Nosotros no negamos el agua, Temaca tiene mucha, pero defendemos a la tierra porque es como nuestra madre”
Según las autoridades federales y estatales, el objetivo de la presa El Zapotillo es suministrar agua a más de 2,4 millones de personas.
Los residentes de Temacapulín consideran que el proyecto tal como está planteado no favorecerá a los residentes de la región, y piden que se consideren más opciones antes de lanzar la construcción de la presa.
El conflicto jurídico entre el pueblo y las autoridades ha durado más de una década. En junio, un estudio de la Oficina de Naciones Unidas de Servicios para Proyectos concluyó que todos los escenarios posibles de construcción de la presa pondrían a los residentes de Temacapulín ante un “riesgo inminente de inundación.” El gobernador de Jalisco Aristóteles Sandoval Díaz anunció que permitiría la inundación de Temacapulín, Acasico y Palmarejo para la construcción de la presa.
La lucha por Temacapulín ha sido liderada por los ancianos del pueblo, ya que muchos jóvenes han migrado en búsqueda de oportunidades económicas.
La inundación proyectada haría desaparecer una comunidad que fue escenario de la guerra del Mixtón por mediados del siglo XVI y que terminó su asentamiento con indígenas pacificados hacia 1772.
A pesar del anuncio del gobernador, las familias de Temacapulín no se dan por vencidas y prometen continuar su lucha contra el desarraigo.
