EL PAÍS

En la piel de un refugiado: Siria

Llantos en el Egeo

Compruebas constantemente que el chaleco salvavidas está bien atado. Es de noche, lleváis cinco horas en el mar a bordo de una pequeña barca saturada con más de 70 personas. Muchos son niños que no dejan de llorar. Sabéis que cientos de personas han muerto ahogadas haciendo esta misma travesía. Vuelves a comprobar el chaleco. Al fin aparecen las luces de una lancha de salvamento que os ayuda a llegar a tierra firme. Os trasladan a un nuevo campo en Grecia. Es algo mejor que en Turquía, pero está desbordado por la cantidad de refugiados que han llegado. Todos queréis salir, pero hay que esperar. Pasan meses. Un día te avisan de que te van a reubicar en otro país europeo para que tramites la solicitud de asilo. Casi sin tiempo para darte cuenta, estás en un avión rumbo a España.

Te has enfrentado a las mismas decisiones que Ola

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