EL PAÍS

En la piel de un refugiado: Siria

Hacinamiento y paciencia

Lo has logrado, estás en España. Eres conducido al CETI de Melilla. Este centro, en el que internan a los inmigrantes y refugiados que llegan a la ciudad fronteriza, está desbordado: tiene capacidad para alojar a 450 personas y ahora hay más de 1.700. No te permiten ir a la Península hasta que te concedan la tarjeta roja de solicitante de asilo que has pedido. Algunos otros internos llevan meses esperando, viviendo en condiciones de hacinamiento. “Paciencia”, te dices. Tras varias semanas, llega la tarjeta. Es mismo día te despides de los amigos que has hecho en el CETI, os deseáis suerte y zarpas en el ferry nocturno. A lo lejos divisas, al fin, las luces de Europa.

Te has enfrentado a las mismas decisiones que Ahmed

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