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Cementerio de Hombres y Barcos

Cementerio de Hombres y Barcos es un documental web desarrollado con el apoyo de la beca de reporterismo en desarrollo del Centro Europeo de Periodismo (EJC, por sus siglas en inglés), patrocinada por la Fundación Bill y Melinda Gates.

Un proyecto de

Textos y Fotografías
Tomaso Clavarino
Vídeo y Diseño
Isacco Chiaf

Edición de Vídeo

Luca Vigliani

Desarrollo de Mapas

Carlos Guimaraes

Música

Michele Sarda
Loris Spanu

Traducciones

Fay R. Ledvinka
Jia Uddin

Cementerio de Hombres y Barcos

BAJO EL AGUA

La erosión costera es uno de los mayores problemas a los tiene que enfrentarse Bangladesh, pero las empresas de desguace de barcos están talando los mangles y destruyendo las barreras naturales para hacer sito a los astilleros

Un pescador en el pueblo de Shitalpur



Middle Akilpur, Bangladesh



Los pies se hunden en el barro y el cieno. El agua prácticamente entra en la vivienda. La única protección para las casas en las que Mahmud Jamal, su familia y sus amigos llevan años viviendo son algunas bolsas de plástico. En la aldea de Middle Akilpur, el agua lo está inundando todo, poco a poco. Donde antes había campos ahora hay ciénagas. “En estos pueblos, la mayoría somos agricultores”, cuenta Mahmud Jamal, “pero hace varios años que no podemos trabajar la tierra. El agua salada la ha invadido, y si antes conseguíamos dos cosechas al año, ahora no conseguimos ni siquiera una”. La subida del nivel del mar es uno de los problemas más graves que tiene que afrontar Bangladesh en la actualidad. La morfología del país, su clima, el hecho de que flote en un inmenso delta expuesto una y otra vez a los recurrentes y devastadores tifones, lo convierte en la víctima perfecta del cambio climático. Pero lo que pone en peligro el futuro de Mahmud Jamal y el del resto de los habitantes de la aldea no son solo las alteraciones del clima. “Antes de que los astilleros de desguace se acercasen a nuestras casas, no teníamos problemas tan graves”, prosigue. “Entonces empezaron a talar los mangles, que eran la barrera que nos defendía desde siempre de la subida del agua, y empezaron a quitar arena, lo cual destruyó las barreras naturales que protegían nuestras aldeas. Y ahora estamos en esta situación, expuestos a las tormentas marinas. Ya no podemos trabajar la tierra y tenemos los pies permanentemente bajo el agua”.

Algunos de los pocos mangles que quedan en la costa de Chittagong.



Los habitantes de Middel Akilpur han intentado hacerse oír. Se pusieron en contacto con los diputados locales, presionaron a los propietarios de los astilleros de desguace para que asumiesen sus responsabilidades, pero no se ha hecho nada y nada ha cambiado. Se sigue destruyendo la costa y también su frágil ecosistema. Según un cálculo de la ONG bangladesí YPSA, en los últimos años se han talado alrededor de 60.000 manglares a lo largo de los 14 kilómetros de costa que empiezan en la ciudad de Chittagong para hacer sitio a los barcos. Los manglares son fundamentales para este delicado ecosistema, y constituyen la última barrera contra los tifones y las inundaciones. En 2009, 14.000 manglares, plantados con el apoyo de Naciones Unidas con el fin de proteger a las comunidades locales del devastador impacto del cambio climático, fueron arrasados para liberar espacio para un gran número de astilleros de desguace de barcos. Entre las personas responsables de los astilleros había un miembro del Parlamento de Bangladesh. “Vienen por la noche, cortan los árboles y se van. Apenas tenemos tiempo de darnos cuenta de lo que está pasando”, cuenta Mahmud Jamal. En 2010, el Tribunal Supremo de Bangladesh condenó a cuatro astilleros a cerrar y replantar lo que habían talado, pero los lugareños tuvieron que esperar hasta octubre de 2013 para ver efectivamente clausuradas las instalaciones declaradas ilegales.

Dos habitantes de Middle Akilpur con los pies sumergidos en el agua.



Actualmente, algunas plantas están empezando a crecer de nuevo y se puede divisar algún que otro tronco entre los esqueletos de los cargueros y los petroleros que son conducidos sin tregua hasta aquí, hasta esta costa, para morir. Pero esto sigue sin bastar para proteger a los que, como Mahmud Jamal, viven junto a un litoral azotado periódicamente por los tifones y las inundaciones que anegan los poblados dejando a miles de familias sin hogar ni trabajo. La presencia de los árboles a lo largo del litoral ayuda a evitar la erosión costera y limita los daños causados por las inundaciones. El acaparamiento de tierras y la explotación del suelo por parte de las empresas de desguace ponen en peligro el ecosistema, que ya está profundamente amenazado debido a la severa contaminación procedente de los astilleros, que vierten enormes cantidades de productos tóxicos y de sustancias altamente contaminantes en las playas y al mar. Los habitantes de las aldeas costeras tratan de protegerse barreras de tierra y bloques de piedra, pero después de unas cuantas tormentas, estos se derrumban y dejan paso libre al mar. “No podemos hacer nada. Ahora lo que entra en nuestras casas es el agua, pero pronto serán las excavadoras las que llegarán y nos lo quitarán todo”, se lamenta un descorazonado Mahmud Jamal. “Poco a poco, centímetro a centímetro, los astilleros se están apropiando de toda la costa, y no tardarán en llegar aquí. Y con ellos llegará también el fin para toda la gente que ha vivido aquí durante siglos de la agricultura y la ganadería”.

El baño después de la oración en un poblado de las afueras de Chittagong.