Asiduo del Festival de Cannes, Carlos Reygadas levantó polémica con su cuarta película, centrada en un pareja mexicana de clase media que se instala en el campo con sus dos hijos, encarnados por los propios hijos de Reygadas. El filme suscitó protestas y pese a ello ganó el premio al Mejor Director en el festival galo en 2012.