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Romper el tabú del Trastorno Obsesivo Compulsivo

La compañía Les Impuxibles representa en la Nave 10 del Matadero una obra que busca poner fin al estigma de las enfermedades mentales

Una de los momentos de SUITE TOC, que trata el tema del Trastorno Obsesivo Compulsivo. SILVIA POCH
Una de los momentos de SUITE TOC, que trata el tema del Trastorno Obsesivo Compulsivo. SILVIA POCH
Idoia Ugarte

No se sabe si puede existir una sociedad sana o esta idea se enmarca dentro del mundo de lo utópico. Pero lo que está claro es que cuando no se puede hablar de la enfermedad o del trauma de manera natural algo está pasando. Es la reflexión de María Velasco, la dramaturga que corre a cargo del texto de SUITE TOC num 6, una obra de la compañía catalana Les Impuxibles, que será representada entre el 15 y el 17 de julio en la Nave 10 del Matadero en Madrid en la programación de Veranos de la Villa. “Todo el mundo conoce el diazepan o el prozac. Al trauma de la enfermedad hay que añadir el trauma del tabú, que lo retraumatiza. Creemos que cuando no se valora esa inteligencia emocional en la que se crean tejidos o redes para ayudar a la gente que padece el sufrimiento mental estamos ante una sociedad enferma y enfermiza”, declara Velasco.

Uno de los baluartes de esta peculiar compañía es combatir las injusticias sociales y dar voz a colectivos silenciados o marginados. SUITE TOC nace precisamente de un Trastorno Obsesivo Compulsivo que padece una de las fundadoras de la compañía Les Impuxibles: la pianista Clara Peya. Junto a su hermana, Ariadna Peya, coreógrafa, representan una fusión que combina ambos talentos. Siempre han contribuido a que el arte se convierta en una herramienta de cambio y en esta ocasión quieren romper con el estigma de los problemas mentales. “Mi hermana lo dice en la obra, que llega un momento en el que decide mirar su TOC de cara, y es ahí cuando decidimos trabajar en esto. Es un tema en el que hay tan pocos referentes, está tan silenciado... Es una cosa que se lleva por dentro y cuesta mucho enfrentarse a ello”, declara Ariadna Peya.

Escena de la obra de la compañía Les Impuxibles, SUITE TOC. SILVIA POCH
Escena de la obra de la compañía Les Impuxibles, SUITE TOC. SILVIA POCH

Entender qué significa vivir con una enfermedad y aceptarse a uno mismo es una de las premisas sobre las que gira SUITE TOC. “Una de las cosas que hemos visto es que cuando hablamos de salud mental hablamos de sufrimiento. La línea es muy fina hasta que te dan un diagnóstico y es según el grado de sufrimiento. Por eso tratamos el dolor y la capacidad de soportar ese dolor”, apunta Ariadna Peya.

En este nuevo espectáculo hay una pequeña narración que sirve como hilo conductor para contar la relación entre dos mujeres que viven en el mismo edificio, una en el piso de arriba y otra en el de abajo. Una de ellas padece el TOC y la otra le acompaña. Pero el foco pretende ir más allá para mostrar que ese problema trasciende al individuo y tiene que ver también con los familiares, los amigos, la pareja y así hasta implicar al conjunto social. De ahí que exista una mezcla de planos porque se parte de una experiencia y de un diagnóstico real, casi como un acto documental. Aunque durante el proceso creativo, a parte de basarse en el TOC de Clara Peya para construir una obra artística, se fomentó un diálogo que pusiera en común más vivencias asociadas al sufrimiento mental, aunque estuvieran encaminadas a procesos de ansiedad o depresión.

Un momento de SUITE TOC, de la compañía Les Impuxibles. SILVIA POCH
Un momento de SUITE TOC, de la compañía Les Impuxibles. SILVIA POCH
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“Dentro de la compañía siguieron muchas asesorías con profesionales que trabajan en el campo de la salud mental, e incluso formas alternativas como grupos de apoyo mutuo y nuevas formas de psiquiatría”, matiza María Velasco, que apunta a que esta obra le ha ayudado a salirse de un campo más realista del lenguaje para sublimarlo e ir a una zona más poética. Aunque aclara que en esta propuesta conceptual que traen el texto no tiene un mayor protagonismo sobre la coreografía o la música, sino que todo se compone al mismo nivel.

Esa mezcla de distintas disciplinas escénicas es uno de los sellos de Les Impuxibles. “Venimos de la música y el movimiento y ya como punto de partida es nuestra investigación, de qué forma se pueden mezclar realmente los lenguajes. La palabra es un potente comunicador, pero hay cosas que con una imagen llegan mucho más profundo; otras aspectos del discurso, en cambio, no. Esta combinación a veces consigue que el espectador pueda pensar mejor los temas porque le llegan desde un lugar más de piel”, explica Ariadna Peya. Para ella, su compañía tiene la creencia firme de que ocupar un espacio escénico es un privilegio, y al tener la suerte de poderse dedicar a ello y ocupar ese lugar, asumen una gran responsabilidad.

“Nuestros espectáculos tienen un contenido político, social o tratan temas que para nosotras son importantes que estén encima de la mesa. Cosas que nos preguntamos o que no tenemos resueltas. También pensamos que la cultura no es para todas y ese ha sido el principio de empezar a trabajar con la accesibilidad, que en este caso es para personas sordas y ciegas”, prosigue Peya, en una apuesta clara como compañía de intentar incluir a un abanico más amplio de público.

Una de las intérpretes, Èlia Farrero, va traduciendo a lo largo de la función lo que va sucediendo en lengua de signos, como una parte indivisible del entramado. “Aquí se quería que la lengua de signos estuviera integrada en el espectáculo, que junto con los otros performers estuviera en escena. Hay algo muy hermoso cuando se traduce poesía en lengua de signos porque tiene más que ver con lo que sería la calidad del gesto, su extensión”, indica Velasco.

Música, danza y texto van de la mano en SUITE TOC, una reflexión sobre la salud mental que Les Impuxibles traen a escena como una auto ficción, porque consideran que todavía faltan muchos espacios que aborden este problema. “Mi hermana dice mucho que hay personas que están más protegidas. Ella no va a perder su trabajo porque diga su diagnóstico, pero hay otro tipo de profesiones en las que salir del armario es más complicado”, concluye Ariadna Peya.

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